“El primer ensayo fue en una sala del barrio Malvin, en Montevideo, todavía no teníamos nombre ni nada”, recuerda Emiliano Brancciari a la hora de viajar mentalmente hasta el primer cimiento de No Te Va Gustar. Más de 30 años atrás sonaron en esa sala covers, rock argentino y uruguayo a flor de piel. “Aquellos momentos los recuerdo con mucha alegría”, reconoce el cantante, guitarrista y principal compositor. A su lado, Denis Ramos, el trombonista que fue consolidando su figura como una de las principales dentro de la banda, arremete y nos cuenta con exquisita exactitud su primer momento: “Me junté solamente con Martín Gil (trompeta), logré convencerlo y fui a juntarme con la banda. Ese primer ensayo mío fue el 18 de octubre de 2000, me preguntaron que canción quería tocar y les respondí ‘la que quieran ustedes’. Con eso los maté, ¡pum!”.
Los problemas con un estadio de fútbol, una vez más
Estamos en la víspera de un nuevo show en el estadio de Vélez Sarsfield, el festejo de los 30 años de la banda es una excusa más que válida para volver a uno de los estadios más lindos de la ciudad de Buenos Aires. Ya lo conocen, en 2015 presentaron su álbum El Tiempo Otra Vez Avanza con un doblete que tuvo invitados de grosso calibre encumbrados en la presencia del mismísimo Charly García.
Luego de esas jornadas, la banda comenzó a esquivarle a los estadios de fútbol y de a poco comenzó a contar la obligatoria y tensa relación que hay que tener con las barrabravas a la hora de organizar un recital en su territorio. En 2017, en una conferencia de prensa previa a un show en el Hipódromo, Brancciari explicó: “Cuando tocás en un estadio, tenés que obligatoriamente lidiar con la barrabrava que está metida en todos los negocios existentes. No somos ajenos a eso y por ende no queremos problemas ni que nuestra gente los tenga dentro y fuera del estadio. Preferimos la tranquilidad”.
Cinco años más tarde, en una charla exclusiva con Revista El Bondi, nos contaban que cuando tocaron en el Único de La Plata una de las ideas era hacer Vélez: “Nos inclinamos por el Estadio Único porque no teníamos que tratar con la barra de ningún club. Ya cuando pasa eso es muy difícil, nosotros no tenemos ganas de andar metiéndonos en temas turbios. Nos mandaron directamente a nosotros a negociar con la barra y dijimos ‘no, esto no va”.
Ante la novedad, hicimos la pregunta obligada hace unos meses y la banda reconoció que los tiempos parecen haber cambiado, y eso fue lo que los inclinó a volver a Vélez: “En este caso no hemos tenido ningún tipo de problemas ni persuasiones, las cosas vienen bien y ojalá que todo siga así hasta el día del show”.
No fueron las barras en este caso, pero sí el aparato del fútbol, pese a que el show estaba programado para el 6 de abril hace ocho meses, el que esta vez interfirió en la música para que finalmente el concierto se postergue una semana (13 de abril). Cuestiones de calendario del torneo local, más comunicados con distintos tonos en redes sociales del club y de la banda (el propio Brancciari respondió varios cuestionamientos en Twitter), dejaron como resultado decenas de comentarios de gente que llegaba desde lejos quejándose por tener pasajes y estadía pagos desde hace largo tiempo.
NTVG, atravesando las generaciones
“Es un orgullo que la banda siga cumpliendo años, que exista público nuevo y que también haya gente que nos venía a ver desde el principio y nos siga yendo a ver, ahora incluso con sus hijos, es maravilloso”, asume Brancciari ilusionado. “En el Hipódromo la otra vez pregunté quien nos venia a ver por primera vez y levantaron la mano un montón de personas, realmente me sorprendió y eso está buenísimo, porque significa que la banda está vigente”.
La nostalgia entonces podrá ser parte de esta velada que se viene y la banda lo sabe. Así entonces confiesan que se la pasaron escuchando todos sus discos, hurgando en las profundidades de sus canciones para elegir algunas y traerlas al sonido actual. “Van a pasar lindas cosas”, advierten Emiliano y Denis, con una sonrisa que delata el hecho de que, quien sea fan de No Te Va Gustar, no se puede dar el lujo de faltar a la velada. “Hay gente que se emociona con canciones que no tocamos hace un montón de tiempo y esos momentos particulares son muy lindos y disfrutables”.
Aquellas primeras visitas a nuestro país
Con el correr del tiempo se fue explorando con más profundidad cuál fue la primera incursión de la banda en nuestro país que tanto los ama (y el amor es mutuo, claramente). Alguna vez nos contaron, allá por 2007, acerca de aquel fin de semana de mediados de 2004: Lomas de Zamora el viernes, un lugar llamado Ruca Chalten explotado en Capital ante 200 personas el sábado, Santana en Ramos Mejía el domingo, y el lunes la vuelta a casa. Pero el éxito rotundo en suelo porteño incitó a un nuevo show nada menos que un lunes. “Esa misma noche nos teníamos que volver en el barco”, cuenta Emiliano. “Terminamos de tocar, cargamos y salimos corriendo porque si no lo perdíamos”. Denis le agrega el toque emotivo y nos transmite la imagen que veía desde sus ojos: “éramos despedidos por la gente con saludos así del estilo de las novelas o las películas”. Ese fue, sin dudas, el comienzo de su consolidación en tierras porteñas, algo parecido logísticamente sucedió unos pocos años más tarde en El Teatro de Flores cuando, ante las localidades agotadas de un show, decidieron agregar otro ¡el mismo día! Claro, otra vez se iba el barco y era la única opción posible. Adelantadísimos a lo que solíamos vivir hace poquito en tiempos de pandemia.
Pero si buscamos más en el baúl de los recuerdos, llegamos, con ayuda de sus protagonistas, claro, a que el primer show en suelo porteño fue en el subsuelo del Hotel Bauen. “Un bar que se llamaba Oliverio”, cuenta Emiliano, y viaja más atrás aún: “La primera vez en Argentina fue en Burzaco en el año 2000. Íbamos a tocar en una plaza, en el marco de un festival, pero llovió mucho y terminamos tocando en un lugar cerrado que consiguieron los chicos de la banda La Revuelta”.
Ese nombre innombrable…
“Nunca lo vamos a decir”. Esa respuesta se repitió desde la primera vez que le preguntamos a No Te Va Gustar acerca del famoso (?) nombre que generó, por la negativa, el nacimiento del nombre final de la banda. Por si 30 años después todavía queda un desprevenido, “no te va a gustar”, le dijeron en su momento Emiliano y Mateo Moreno al batero y ante sorpresiva respuesta de “buenísimo, me encanta”, decidieron enterrar para siempre aquel viejo nombre que nunca sacarán a la luz. Con el tiempo fuimos escarbando muy de a poco, como cuando en El Gran Pez, Ewan McGregor le pedía a Danny De Vito que le dijera cada tanto alguna cualidad de su enamorada. Alguna vez nos confesaron que eran dos palabras (¿o eran tres?) y esta vez nos recuerdan con énfasis que “solamente duró quince minutos, desde que se les ocurrió hasta que se animaron a decirlo”.
Entre tantos festejos, siempre el recuerdo de Marcel Curuchet va a estar presente. “Lo recordamos en todo momento con las miles de anécdotas que nos regaló. Fue el golpe más duro que pudimos recibir como grupo humano y lo vamos a extrañar siempre”.
No Te Va Gustar es, sin dudas, la banda que más y mejor trabajó su paso a paso en Argentina en una búsqueda de crecimiento constante que los llevó a ser hoy una de las bandas más grandes de estas tierras. Así entonces, su festejo de sus 30 años de vida los encuentra en un gran momento, con un riquísimo pasado, un excelente presente y un futuro aún más prometedor. Lo merecen.