Un recorrido por las autopistas de la Ciudad de México llena la pantalla de una atmosfera densa y cargada de poesía. En blanco y negro las imágenes de paisajes urbanos desgastados se funden mientras una voz en off recita las líneas de alguna creencia azteca. El paseo se cruza con fans que miran a cámara sin decir una palabra. Retratos, paisajes, lecturas: cada sombra, cada partícula de luz, todo parece aludir a lo frágil, a lo que permanece, pero a su vez, a la muerte y a su capacidad para destruir todo en segundos. Memento Mori: Recuerda que morirás.
Con la excusa de retratar tres noches sold out en el Foro Sol de la Ciudad de México, el director mexicano Fernando Frías propone una reflexión cultural sobre la música de Depeche Mode. Para ello abandonando la linealidad de una lista de temas y llevando al espectador a pasear por diferentes dimensiones simbólicas; yuxtapone escenas de lugares abandonados, calles, altares, reflexiones sobre la muerte, paisajes naturales, testimonios de artistas que trabajan con tecnologías obsoletas, que por ende están prontas a morir, con footage en vivo de la presentación de la banda durante su gira Memento Mori World Tour del 2023.
Con una exquisites fotográfica y un gran trabajo de postproducción, las letras de las canciones cobran aún más sentido en composición con las narrativas tanto visuales como habladas que trae para presentarlas. Depeche Mode: M no es un documental, tampoco un recital en vivo. Es una observación poética sobre la música, donde el argumento principal se basa en una sucesión de imágenes que alternan la actuación en vivo del grupo inglés con escenas de la cultura mexicana vinculadas a sus ritos y su creencias sobre la muerte, creando así un entramado estético y sonoro con el álbum Memento Mori (2023).
La cámara es testigo, narradora y protagonista: texturas símil película de cine, contrastes lumínicos y superposiciones visuales, como estéticas retro que ya no se usan en el cine actual, conviven con puntos de vista inusuales y con una calidad cinemática contemporánea, resultado del uso de drones y cámaras modernas. Esta mezcla visual de recursos permite a la imagen capturar la sonoridad del concierto, con una mirada puesta en lo emocional. Dave Gahan se desplaza con la soltura de quien ha encontrado en el escenario un espacio propio, estableciendo un diálogo simultáneo con la cámara y con la multitud. Martin Gore, por su parte, encarna la calma y la mirada interior, un contraste evidente con la fuerza desbordante del frontman, que equilibra la energía en el escenario. No están solos, Peter Gordeno (teclados) y Christian Eigner (batería) aportan una textura rítmica más amplia y suman profundidad al conjunto, que no deja de ser fiel a su identidad musical.
Hay momentos cargados de melancolía, como cuando suena “World In My Eyes” y miles de manos se comunican con el gesto de “hacer un corazón”, rememorando al difunto Andy Fletcher (otra cita más sobre la muerte), momentos icónicos con “Never let me down again” y miles de brazos moviéndose en zigzag siguiéndole la batuta a Gahan; momentos oscuros con “Sister of Night” o “Speak to me” y su ecléctica nostalgia. Gore expone toda la dulzura de su trovar con “Soul with me”, mientras que una sinfonía visual se percibe cuando las voces de Martin y Dave se combinan en “Personal Jesus”, “Stripped” y “Enjoy the Silence”.
Ir a ver un recital al cine es desde ya una experiencia extraña donde la inmersión de un recital en vivo convive con la pasividad de una proyección en una sala. Sin embargo con Depeche Mode: M (2025) nada de eso sucede. Fernando Frias propone explorar la música como un espacio donde las tradiciones, el fanatismo, lo colectivo, pero también lo íntimo, confluyen y se celebran. Depeche Mode: M es una experiencia que invita a la contemplación. Una vivencia sonora para mirar, escuchar y sentir con el cuerpo.