Cuando el telón se corre, el escenario de Niceto se transforma en un frondoso bosque y Marina Fages ofrece la bienvenida a los presentes a su pequeño mundo personal rodeada de luces y vegetación.
Acompañada por una banda compuesta exclusivamente por mujeres, Fages comienza el show tocando la flauta en “Canción de Flora”, pero en cuestión de minutos, la atmósfera se vuelve más intensa, llevándonos durante dos horas a un universo de fantasía punk que no pierde de vista la alienación del mundo contemporáneo.
La propuesta es un espectáculo dividido en dos bloques: en la primera parte, la artista bucea a través de las canciones de El Mundo Pequeño (2023).
A medida que avanza la presentación, los feat empiezan a sucederse. La multinstrumentista Melanie Williams aparece para sumar su guitarra en “El Límite”; Walas de Massacre, acaso un avezado si de punk-rock se trata, suma sus coros en la furiosa “Aguardiente”, y Lula Bertoldi le saca chispas a su en “Dibujo de Rayo”, coronando uno de los highlights de la noche.
La segunda parte encuentra a Fages totalmente vestida de blanco y arpegiando sola con su guitarra en “Modulada en Dorado”. Fernando Kabusacki y Mene Savasta aportan sus cuerdas y teclado para crear un clima de intimidad nocturna en “Gema Voluntad”.
Una buena parte de Eterna Inocencia se apersona para mezclarse entre las chicas y hacer “Mi Casa en Llamas” y “Encuentro mi Descanso Aquí”, llevando los decibeles de Niceto a niveles estratosféricos.
Las músicas de Fages pasan de ser elfas del bosque a guerreras eléctricas tan solo en un par de acordes: la pista “Piedra Marea Fuego” generó en el lugar el pogo más grande e intenso de la noche.
La personalidad de Kiki, como es conocida la cantante por sus íntimos, se puede identificar por las diferentes texturas de su voz. Puede pasar de una melodía dulce a lo gutural si la canción lo amerita. Así lo hace en “Provincia” donde afloró su ternura hardcore, resumiendo perfectamente su personalidad y dando cierre a un recital épico.
Marina Fages nos invitó a su mundo. Un mundo pequeño capaz de contener intimidad, fiereza, introspección, música hardcore y bailes llenos de éxtasis, mientras afuera todo se va a la mierda.