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Keane en el Movistar Arena: Un lugar feliz

La banda británica celebró los 20 años de Hopes and Fears con el show más largo de su gira sudamericana.

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En mayo de 2004 el mundo descubrió un álbum de tres chicos ingleses del pequeño condado de East Sussex llamado Hopes and Fears. Estos jóvenes músicos, que cantaban sobre sus miedos, refugios imaginarios, y odas melancólicas son Tom Chaplin, Tim Rice-Oxley y Richard Hughes y se presentaron como Keane.

Ese disco tocó fibras sensibles muchas personas en el mundo y tuvo un alcance inimaginable vendiendo millones de copias a lo largo y ancho del planeta. Este año, Hopes and Fears cumplió 20 años y Keane volvió a la Argentina a dar uno de los conciertos más emotivos de su historia tocándolo en su totalidad.

A las 21, con puntualidad inglesa y una puesta en escena austera pero con un efectivo juego de luces, arrancó el show con “Can’t  Stop Now”, seguido de “Silenced by the Night” y “Bend and Break”.

Siguieron “Nothing in my Way” de Under the Iron Sea (2006) y “Spiralling” de Perfect Symmetry (2008) que despertó varios “wooo!” de un heterogéneo público. A esa altura, Tom Chaplin ya había seteado la voz a la perfección dejándonos atónitos con su rango vocal intacto.

“¿Alguno me puede decir quien ganó la Copa del Mundo? ¿Fue Inglaterra? Ah no, fueron ustedes, ¡bien hecho!”, bromeó Chaplin antes de declarar al tecladista Tim Rice-Oxley como el “Messi de Keane”. Después alentó al público a “sacar su Freddy Mercury interior” en “You are Young”.

Un grupo de fans le acercó una bandera argentina y un cartel para que toque el lado B “Snowed Under” (track del que sale el nombre para Hopes and Fears). La banda les cumplió el pedido dedicándole la canción a Laura de las Keaners y colocando la bandera sobre el piano.

Una de las razones por las que Hopes and Fears fue tan exitoso se la podemos atribuir a “Everybody’s Changing” y “Somewhere Only we Know”, dos canciones increíbles que en el Movistar Arena sonaron como en el disco pero con una carga emocional muy potente.

Como ya avisaron de antemano que iban a tocar todos los temas que podían tocar (el setlist fue considerablemente más largo que en Uruguay y Brasil), dejaron muchas canciones y sorpresas para los bises.

La primera jugada inesperada llegó con su versión de “Under Pressure” de Queen/Bowie que fue cantada magistralmente por Tom Chaplin, llegando a las notas de Freddie Mercury a pesar de haber cantado más de 25 canciones antes.

La segunda, es que para “Sovereign Light Café” los papelitos de colores volvieron a inundar el Movistar Arena mientras que los ingleses prometieron “volver a donde la gente conoce su nombre”.

Estamos casi seguros que dejaron “Bedshaped” al final para que todos se vayan con lágrimas de felicidad de poder volver a ver a Keane en vivo una vez más, aferrándose a la promesa de los músicos de volver pronto con nueva música.

El tributo de Keane al disco más importante de su historia estuvo a la altura, con un recital de dos horas y media cargado de emociones y canciones hermosas.

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