White Lies: “Nuestra música es rebeldía, disfrute, tristeza y alegría”
Próximo a estrenar As I Try Not To Fall Apart, su sexto álbum, un mano a mano imperdible con Harry McVeigh, líder de White Lies, para conocer cómo se gestó, qué le despertó y cuáles son sus expectativas en torno a su nuevo material.
En el mediodía argento del jueves más fresco de 2022, Harry McVeigh, frontman de White Lies, parece uno más de nosotrxs: atiende desde la cama, con una taza de té caliente que, por momentos, cubre todo su rostro, y calma a su perro Johan, un pequeño de cuatro patas que le pelea el protagonismo de hoy. Ladrará en algún momento; afortunadamente, no se tratará de algún fan curioso husmeando en el patio del músico, sino de la vida que, allá afuera, sigue su curso.
Con la confianza de un conocido/casi amigo y un acento londinense inconfundible, el músico pregunta por el clima, por cómo se combate el calor sudamericano e incluso se tomará la molestia de indagar en uno de los grandes orgullos de nuestro suelo: el mate.
Durante estos primeros minutos algo está claro: Harry se deja sorprender por las cosas más mundanas y, como una esponja, retiene cada palabra que le sea dicha. Pero habrá algo en particular que remarcará tantas veces como considere necesario, todas ellas acompañado por una sonrisa: “No vemos la hora de volver a tocar en vivo. Estamos muy emocionados”. Su alegría nace a partir de las fechas confirmadas en Reino Unido y Europa que el grupo anunció en septiembre. Con inicio en marzo, White Lies tiene por delante dos meses de shows asegurados.
El timing no podría ser mejor. Tras dos años tan difíciles, los ingleses se ilusionan por volver al ruedo y enseñar, el próximo 18 de febrero, su última creación, que, para sorpresa de nadie, tuvo mucho que ver con la pandemia: “Hacer el álbum fue complicado; tuvo algunas cosas que lo hicieron bastante más fácil, como el hecho de que seamos cinco personas o que en Reino Unido estuviera permitido ‘mezclarse’ entre sí, siempre que de cuestiones laborales se tratara”.
Ante un escenario tan impensado como particular, el conjunto se vio envuelto en un gran desafío que los obligó a repensar su forma de trabajo. Lo resolvieron con escritos e ideas hechas individualmente, en casa, que posteriormente se debatirían en conjunto en el estudio: “Trabajar de esa forma fue difícil e inusual. La primera sesión fue en septiembre de 2020, hace 18 meses, y fue bastante caótico. Pensábamos publicar el disco el año pasado, pero tuvimos que correr la fecha dos veces. Con tiempo extra, volvimos al estudio, pasamos algo de tiempo con nuestro productor y escribimos otras seis o siete canciones, las cuales grabamos en pocas semanas. Mucho de lo que hicimos, entonces, son cosas que no habíamos hecho antes, completamente únicas para nosotros. A partir de la segunda sesión apareció el estilo clásico de White Lies. El álbum es un gran mix de lo nuevo y lo viejo”.
Además de retratar a sus autores a la perfección, As I Try Not To Fall Apart combina grooves, letras que oscilan entre lo gracioso y lo existencial, y títulos que, como aquel que bautiza al disco, suenan mucho más sentidos, casi tristes. Harry McVeigh está muy atento a ello. Entonces, toma una descripción semejante y redobla la apuesta: “Creo que la música de White Lies siempre ha sido sobre las emociones. Hay momentos en la vida donde suceden cosas malas que nos desaniman. Nosotros tratamos de capturar ese instante de angustia y hablar de ello: está bien no estar bien. Está bien estar triste, está bien enojarse. A veces, incluso, se siente bien ‘perder el control’ -emocionalmente hablando-, porque implica rebelarse. Creo que White Lies es sobre todo eso: rebeldía, disfrute, tristeza. Y a veces, también, alegría. Así aparecen los contrastes con las letras, pero de eso se trata, de celebrar nuestras emociones como seres humanos”.
WHITE LIES, HARD TRUTHS
A pesar de reconocerse como una banda que no busca dejar pensando a sus fans, ni cargarles dudas o inquietudes, es innegable que White Lies toca temas de interés que, en muchos casos, son abrazados por jóvenes idealistas alrededor del mundo. Quizás, el ejemplo más claro sea aquel que decidieron llamar “I don‘t want to go to Mars”, elegido como uno de sus singles promocionales y motivo de memes entre sus admiradores. Pero… ¿por qué?
Harry McVeigh ríe. Se desliga de cualquier chiste en torno a Elon Musk, aunque, asegura, le resulta imposible no asociarlo al último gran hito de Netflix, “Don’t look up”: “La canción es sobre el momento en que tengamos que dejar este planeta definitivamente, porque nos encargamos de hacerlo pedazos de antemano. A la vez, se siente como: ‘¿De qué forma evitamos eso? ¿Qué debemos hacer para no tener que irnos?’. Porque es claro que no existirá algo como un Marte ‘utópico’; más bien sería como vivir en la mierda. Tendríamos que trabajar desde cero para que haya suficiente oxígeno y comida para todos. Sería horrible”.
Con los pies sobre la Tierra, el músico mira a su alrededor casi con distancia. Cuando es indagado por los tiempos que corren, elige el término “burbujeante” para describirlos. Y por un instante parece imposible hallar definición más precisa.
En un plano mucho más introspectivo, comparte en voz alta sus reflexiones y tormentos originados entre el 2020 y el 2021: “La pandemia hizo que muchas personas experimentaran situaciones traumáticas. Por ejemplo, aquellas personas que viven solas y tuvieron que aislarse durante tiempo indeterminado. Además, hoy leí que los índices de alcoholismo en Reino Unido se alzaron un 10% por la cuarentena. Mucha gente empezó a beber a diario, durante mucho más tiempo y mucha más cantidad. ¡Eso da mucho miedo! Creo que yo mismo experimenté algo de eso. Tuve picos muy bajos durante el aislamiento, donde no podía concentrarme y no había mucho para mí en el horizonte. A veces me siento torpe diciendo esto, porque sé que hay mucha gente en el mundo que lo tiene mucho más difícil, pero se sintió como si mis ganas de hacer lo que amo, mi pasión, me fueran arrebatadas. Fueron meses y meses de no tener qué hacer y eso puede ser muy difícil de sobrellevar. Necesitamos estar más unidos como sociedad y apoyarnos unos a otros, salir al mundo y volver a disfrutar de la vida”.
Según Harry, todo lo que se calla, daña. Está convencido de que solo se sana si estas experiencias se comparten. Sin tapujos, sin tabúes. Desarmado del peso sobre su espalda, se ilusiona: “En el horizonte veo una vida más o menos normal”.
NO HAY CURA PARA ESTO
México, Colombia, Brasil, Chile y Argentina los reclaman. Cataratas de mensajes, comentarios y publicaciones en la web son la prueba de ello. La presencia del conjunto inglés ya es, prácticamente, una demanda colectiva. Exigencia latinoamericana de lxs fans a sus propios ídolos.
El transcurso de los días nos acerca al inicio del próximo tour de White Lies. Pero no basta: si las fechas confirmadas solo abarcan territorio europeo, sus admiradores harán tanto ruido como sea necesario para ser oídxs. Y logran su cometido cuando Harry McVeigh asegura haber evaluado la posibilidad de visitar Latinoamérica junto a sus compañeros: “Es algo difícil de explicar a veces, porque no es tan fácil como las personas creen. Cuesta mucho dinero, aunque creemos que vale la pena. Nos apoyan mucho desde allá, seguramente los shows serán una locura”.
La emoción y el apego de sus fanáticxs lo hacen sonreír y, aún cuando de alguien tan vibrante se trata, es claro que la alegría que emana es distinta a la habitual: “Se siente lindo percibir que la gente te ha estado esperando. Es algo que me gusta mucho, sin importar dónde me encuentre. Que quieran verte, escucharte… es asombroso. Además, el mundo ha cambiado más fuera de Reino Unido que dentro. Eso es algo que hay que experimentar”, remata.
Hacia atrás, el músico rescata algunas piezas claves de sus tantos viajes con la banda. Aparecen, entonces, su fascinación hacia lxs jóvenes artistas de cada rincón del planeta, sus múltiples amistades en territorios lejanos y su deseo por reencontrarse con cada unx de ellxs a como dé lugar. En su presente, en cambio, mira a sus fans: “Espero que disfruten este álbum, que puedan sacarle provecho y que estén muy bien. A quienes aman nuestra música: los amamos, no vemos la hora de verlos a todos. Cuando suceda, estaremos flotando de felicidad, más allá de la luna”.