Mi Amigo Invencible desplegó toda su fuerza musical en el ND Teatro para cerrar el ciclo que reinició los conciertos post cuarentena y así empezar a trabajar en su próximo álbum.
“Si tenés aguante, deberías animarte”, rezan los primeros versos de “Nadie en la casa”, una de las tantas canciones que formó parte de la lista que Mi Amigo Invencible preparó para una vibrante velada en el ND Teatro, a sala llena y con una fuerza que puso en duda el mote con el que alguna vez etiquetaron a la banda mendocina: “manso indie”.
Alerta spolier: definitivamente tienen aguante y se animaron. Es que en ese mismo recinto debutaron, sin público, con el único show que realizaron por streaming durante las épocas de aislamiento, en noviembre de 2020. En consecuencia, había una energía evidentemente especial por tocar en el mismo lugar, pero ahora con público.
Sin más preámbulos, el grupo inició el recorrido con “Todo Pasará”, una de las tantas canciones que ejecutaron de su más reciente LP al día de la fecha, Dutsiland (2019). El público prestaba atención a los sonidos que envolvían el teatro y cada quien habrá imaginado su viaje con cada una de las notas que emergían desde las tablas. Así, la efusividad de los aplausos aumentaba cada vez que terminaba un tema, a medida que avanzaba la lista.
Tras la bienvenida a la audiencia, el guitarrista y cantante Mariano Di Cesare exclamó: “Vamos a hacer un par de canciones, que es lo que mejor nos sale”. Acto seguido rescataron algunas composiciones del pasado, tales como “Entre los cuerpos”, de La Danza de los Principantes (2015), “Los lobos” y “Los pájaros”, ambas de La Nostalgia Soundsystem (2013).
Más adelante en el trayecto sonoro, el cual vale aclarar que durante toda la velada se destacó por su fuerza y prolijidad, cautivó a los y las presentes desde el principio, fue el momento indicado para que la primera invitada de la noche, Anyi, aporte su voz en “Bip-Bip No Me Hables”.
Después, el grupo siguió “Suavemente entusiasmado” antes de hacer un brevísimo intermedio en el que bajaron las cortinas, pero inmediatamente el vocalista líder salió delante del telón para bailar con la pista que quedó en loop de fondo y fue seguido por casi la totalidad del grupo, mientras la concurrencia acompañaba la danza con sus aplausos.
Una vez que inició la segunda parte del recital, lo que podía verse era un formato reducido y semi acústico, en el que Di Cesare con su guitarra acústica, junto a Pablo di Nardo y Nicolás Voloschin, en teclas y guitarra eléctrica respectivamente, interpretaron una -todavía más- introspectiva versión de “Descanso Sobre Ruinas”. El segmento finalizó con la presencia, nuevamente, de la antedicha cantante como vocalista principal en “Quizás el Fuego Ayude”.
Otra vez con banda completa, fue el instante para hacer “Más desorden”, que contó con el segundo invitado de la noche, Fito Reynals, en violín. “Esta sí que casi nunca la hemos tocado”, reconoció el frontman antes de tocar “El Incendio”, que proviene de Relatos de un Incendio, publicado en el ya lejano 2011. A partir de ese momento, la audiencia fue invitada a pararse, bailar, aplaudir y mover sus cuerpos como lo deseen al son de las canciones que continuaron con un crescendo, el cual parecía no tener límites. Nunca más nadie volvería a sentarse hasta el final del concierto.
Continuó el despliegue de tracks mediante otros tres que se ubican en la parte más actual de su repertorio y hubo lugar para un paseo del líder por toda la platea. Mientras ejecutaban “Batalla gigante”, trajo consigo a lxs hijxs del baterista Arturo Martín, que fueron una parte más del show. El ambiente festivo ya era absolutamente irreversible.
A continuación, Melanie Williams relevó al frontman con las seis cuerdas en una enérgica versión de “Máquina del Tiempo”, lo que dio lugar al vocalista para contorsionarse en el escenario hasta terminar las últimas estrofas totalmente recostado. El maridaje a toda distorsión llegó con “Edmundo Año Cero”, otra de su quinto larga duración, que luego se relajó con el acompañamiento de la sala con chasquidos de los dedos, a modo de percusión, en “Jardín Secreto”.
Cerca del final, Di Cesare contó la experiencia de haber realizado el show de streaming casi dos años antes en ese mismo lugar, motivo por el cual destacó que por primera vez pudieron verse tocar y adelantó que este concierto “cierra la vueltita” del ciclo que se inició en ese momento, sumada a una renovación en la formación del grupo -con la incorporación de la bajista Lucila Pivetta-, y adentrarse en la grabación de un próximo disco. Tras la ovación del público con esa noticia, cerraron con “Freelance”, en la que se sumaron todxs lxs invitadxs en las tablas,
Mi Amigo Invencible, pese a la incertidumbre que marcaron los últimos años, no sólo por la situación mundial, sino porque estuvieron al borde de la separación, tuvieron un renacer. Un ciclo en el que un cambio de integrantes renovó el aire del conjunto y esa renovación se evidencia en un despliegue escénico muy notable, el cual es ampliamente retribuido desde el otro lado de las tablas. Además, la noticia de que se vendrá un trabajo nuevo, aumenta las expectativas de poder continuar el disfrute de lo que mejor saben hacer: tocar canciones.