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“Los Piojos siempre fue una banda con los pies sobre la tierra”

El historiador y docente Jorge Núñez conversó con Revista El Bondi sobre su primer libro “Los Piojos. Una historia documentada”, en el que analiza los primeros años de la legendaria banda de El Palomar.

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En pleno boom editorial de libros de rock escritos por músicos, productores y periodistas especializados entre otros, la publicación de “Los Piojos. Una historia documentada. Parte I: origen, consolidación y masividad (1989-1997)”, el primer trabajo sobre el género del historiador e investigador del CONICET Jorge Núñez, presenta desde el inicio algunas notas distintivas. No sólo porque aborda en este libro la historia de una banda sobre la que se ha escrito muy poco –algo que sorprende si se tiene en cuenta el lugar central que el grupo de Andrés Ciro Martínez y compañía ocupó por distintos motivos en la escena del rock local en sus últimas décadas-, sino también por una metodología de trabajo vinculada al mundo académico y al oficio de historiador que da como resultado un trabajo rico, exhaustivo y crítico en el tratamiento de las diversas fuentes que despliega a lo largo de 160 páginas.

Núñez expone sus credenciales sobre la mesa desde el inicio de la charla: “No soy especialista en rock. Soy historiador y trabajo sobre reforma penitenciaria en Argentina y sobre los años ´70. Me gusta escuchar rock, pero no soy periodista especializado, sería una ofensa a la gente que sabe de rock. Sin embargo, en este camino aprendí muchísimo, sobre todo de las lecturas de especialistas a los cuales cito en el libro”. A la hora de hablar de Los Piojos, no duda en considerarla como “una de las mejores bandas de Argentina”, pero aclara: “faltaría a la verdad si dijera que soy un fanático, sobre todo en comparación con gente que ha viajado por todo el país para ver al grupo”.

Con un primer libro que va por su tercera edición, y en medio del proceso de investigación de la segunda parte que abordará la etapa 1998-2003 –una tercera y última se ocupará del período 2004-2009-, el autor se remonta a los orígenes del proyecto. “Esta idea nació en 2018, es ‘prepandémica’ (sic). Inicialmente quería escribir una biografía sobre Ciro, quien creo que la merece por ser una de las grandes figuras del rock argentino; de hecho, llenó el estadio de River con dos proyectos distintos. En pos de eso, detuve un poco mis investigaciones como historiador para empezar a pedir en la Biblioteca Nacional revistas de rock de los ‘80 y los ‘90, pero, con la pandemia, la Biblioteca cerró, así que continué indagando en la web y, finalmente, decidí escribir un artículo sobre Los Piojos, ya que no puedo referirme a Ciro sin hablar del grupo y viceversa”.

Nuñez cuenta que la propuesta de escribir un artículo sobre el grupo en la revista Todo es Historia le dio un norte. Tanto es así que, ese breve trabajo, se extendió hasta convertirse en el libro que acaba de publicar. “Al mismo tiempo, entré en contacto con personal del archivo de Clarín y comencé a investigar el suplemento Sí! a partir de 1989, con la entrada de Ciro a la banda. Esa búsqueda de material en un momento se convirtió en desesperante, porque muchas veces me iba con las manos vacías, sin una línea referida al grupo. Los Caballeros de la Quema, Juana la Loca, Babasónicos, Las Pelotas, Divididos, pero de Los Piojos… Nada. Entonces, decidí ver si el patrón se repetía en el suplemento NO de Página 12, y me acerqué a la escuela de periodismo TEA, en donde tienen el archivo completo de ese suplemento, y rápidamente me di cuenta que tenían mucha más visibilidad que en el de Clarín”.

El autor no duda en definir a la etapa anterior a 1989 como la “prehistoria” de Los Piojos, y a situar el nacimiento de la banda como tal con el ingreso de Ciro. “Por supuesto que no soy híbrido, y siento mi posición desde la primera página: este trabajo es parte de una obra de mayor envergadura sobre Andrés Ciro Martínez, el líder indiscutido de Los Piojos.

Los Piojos es Andrés Ciro Martínez, por supuesto que sin desmerecer el aporte de cada uno de los integrantes del grupo. Él fue quien apostó en serio por un proyecto de banda. Tal vez, haya influido el hecho de que era unos años más grande que el resto de sus compañeros”.

El libro cuenta en la parte final con un anexo con datos de la fecha y el lugar de todos los recitales que la banda ofreció entre 1989 y 1997, que fueron anunciados en publicaciones de rock y otras fuentes, y ofrece a lo largo de sus páginas algunas gemas documentales, como el legajo de SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires) de Andrés Ciro Martínez -que trabajó en dicha empresa estatal durante dos meses en 1988- y un Informe de Inteligencia de la policía bonaerense con información sobre grupos musicales que incluía a la banda. “Esas son cosas que tienen que ver con el oficio de historiador”, señala Núñez, que también incluyó una carta publicada en el suplemento NO, en 1995, en el que el grupo agradecía a The Rolling Stones por su primera visita a Argentina, titulada “Gracias. Carta de Los Piojos a los Rolling Stones”.

-¿Cómo llegaron Los Piojos a tu vida?

-Con mi hermano éramos plomos de Cerebros Vacíos, una banda de El Palomar que, en los primeros años de la década del ‘90, era “la promesa” del barrio junto a Los Piojos. El primer cantante de los Cerebros era Pumpy, el hermano de Ciro, y el bajista era Lucas Rocca, el hermano de Pocho, el manager de Los Piojos y, actualmente, de Ciro y Los Persas. Mi acercamiento a Los Piojos fue a través de Cerebros Vacíos, los conocía por ser del barrio y por ese vínculo tan estrecho entre ambos grupos. No recuerdo cuál fue el primer recital que vi de la banda, pero seguramente fue en El Palomar.

-¿Qué diferencias creés que hay entre este libro y lo publicado previamente sobre el grupo?

-Decidí escribir una historia documentada, todo lo que digo tiene una referencia. Los dos libros publicados previamente me dejaban sabor a poco, en ellos encontré un popurrí de testimonios de los músicos y otros protagonistas de la historia de la banda que no eran puestos en tensión, y por eso fui en otra dirección. Eso me llevó a tomar la decisión de no entrevistar a los músicos, más allá de ponerme en contacto con Ciro para corroborar ciertos datos.    

-Por tu oficio de historiador, ¿no sentiste en algún momento la tentación de darle más espacio en el libro a la historia argentina reciente?

-No quise hacer un libro sobre los ‘90 y el menemismo. Hay una cantidad increíble de trabajos sobre el tema, o sobre cuestiones como el “rock chabón” o “rock stone”, por lo que no quise repetir esos temas y me decidí a ir por otro lado. Por supuesto que están presentes la participación de Los Piojos en los recitales reclamando justicia por el caso de Walter Bulacio, sumada a toda la tarea solidaria que tuvo la banda en esos años, e incluso el show por los 20 años de Madres de Plaza de Mayo en 1996. 

-En el libro analizás exhaustivamente los resultados de las encuestas anuales de suplementos musicales como el Sí! de Clarín y el NO de Página 12, y es muy curioso como la performance de Los Piojos en ellas contrastaba con su imparable crecimiento de público.

-Era muy asombroso lo que ocurría con las encuestas de esos suplementos en los ‘90, donde al comienzo votaba el mainstream. Estamos hablando de una época preinternet, donde la gente se enteraba de lo que ocurría a través del Sí!, una publicación que tenía mucho peso. Después de los votos que reciben del Indio Solari y de Skay, en los comienzos de su carrera como banda revelación, casi desaparecen de las encuestas. En 1995 votaron en ambos suplementos doscientos músicos y productores, y Los Piojos recibieron un solo voto, de Adrián Otero, que eligió a “Pistolas” como mejor canción. Eso es muy loco porque la banda no paraba de crecer y llenaba continuamente el Teatro Arpegios viernes, sábado y domingo. Estamos hablando de una convocatoria de aproximadamente 10.000 personas por fin de semana. La banda se extinguía en las encuestas, casi no existía, pero crecía vertiginosamente su poder de convocatoria y giraba por varias provincias del país. Cuando a fines de 1996 el Sí! de Clarín sale del ghetto de los músicos y productores y abre la encuesta el público, la banda sale primera en varios rubros.

-El último capítulo, titulado “A guardarse”, está dedicado a 1997, un año en el que la banda opta por replegarse tras haberse vuelvo masiva. ¿A qué creés que obedece esa decisión de Los Piojos?

-Los Piojos siempre fue una banda con los pies sobre la tierra, a lo largo de su carrera sus músicos estuvieron muy bien plantados. Pero con la explosión de Tercer Arco y tanques como “El Farolito”, “Maradó”, “Verano del ‘92” o “Todo Pasa”, al grupo lo comienza a escuchar hasta tu abuela. Lo empiezan a pasar en FM HIT, La 100, y además se publican muchas boludeces, como por ejemplo la muerte de Ciro por sobredosis, o se cuestiona a la banda porque no va al programa del “Muñeco” Mateyko en Mar del Plata. Creo que el grupo se replegó como una forma de mantener los pies sobre la tierra, para no caer encantado por los cantos de sirena, o entrar en la famosa historia de “los amigos del campeón”. 

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