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La Condena de Caín: “Es fundamental sentirse parte de una tradición como lo es la música popular argentina”

La banda celebra 20 años de trayectoria mientras continúa presentando su último EP, luego de algunos cambios en su formación.

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La trayectoria de La Condena de Caín tiene lo que toda una gran banda suele tener: experiencias, cambios, constancia, momentos inolvidables, tiempos más turbulentos y, sobre todo, buenas canciones, encumbradas todas en discos que siempre tuvieron algo para contar, a través de las letras y a través de la música.

Tras la unión de algunos integrantes de proyectos anteriores, la banda forjó un camino que empezó días antes de la peor tragedia vivida en el rock argentino. “Nuestro primer show fue veinte días antes de Cromañón, en diciembre de 2004”, recuerda el guitarrista Matías Westerkamp, incansable baluarte que en aquellos largos primeros tiempos siempre se lo podía ver concurriendo a shows de bandas amigas, repartiendo volantes, visitando radios barriales y llevando su música por donde se pueda. “Fue muy especial”, agrega, y sintetiza: “Era el teatro Fray Mocho, en Almagro, nuestro barrio. Lo recordamos con mucho amor, fue un lindo nacimiento”.

El sábado 15 de junio será el tiempo de celebración de los 20 años de vida de La Condena de Caín en Uniclub (Guardia Vieja 3360, CABA), y hay disfrute del presente y ansias por lo que se viene. Pero estas fechas son ideales para mirar un poco para atrás y algo de eso nos cuenta el guitarrista: “Mientras seguimos disfrutando la aventura, miramos por el espejo retrovisor, pero sin dejar de mirar para adelante. Es como ir manejando en la ruta. Vemos un grupo de personas que se juntaron por afinidades artísticas y que intuían que detrás de eso había afinidades humanas. A partir de ahí fueron compartiendo la vida y aquí estamos, veinte años después, nos siguen guiando los sueños y las canciones por venir”.

El largo camino también los encontró con una innumerable cantidad de bandas con sus mismos anhelos, inquietudes, alegrías y tristezas. “Es fundamental sentirse parte de una tradición como lo es la música popular argentina, tener un árbol genealógico y compartir el viaje con tus colegas”, reconoce. “En tiempos como este, es urgente recalcar que la música es un fenómeno colectivo, nadie hace nada solo. El compartir experiencias es un núcleo central y te hace sentir vivo”.

Entre tantas experiencias compartidas, y ante la consulta acerca de algún grupo que los haya cautivado más, la respuesta lleva a La Renga. “Cada grupo con el que hemos tocado fue una experiencia singular. Tal vez hay conjuntos con los cuales hemos compartido más intimidad, entonces uno de ahí se lleva otro tipo de experiencias más allá de las musicales. Sin lugar a dudas, si tuviéramos que nombrar un grupo sería La Renga, no es tan frecuente encontrar ese nivel de masividad y humildad en un mismo artista”.

―Con un EP a cuestas, más allá de esta celebración, hay mucho por delante, ¿cómo fue el trabajo de este último EP en una etapa de varios cambios para la banda?

―El EP se llama Altamar porque estuvo atravesado justamente por muchas olas, mucho movimiento. En primer lugar, por la pandemia y la post pandemia con todo lo que acarreó para toda la sociedad. Y en segundo lugar, en términos más propios, los cambios de integrantes que tuvimos fueron también un gran movimiento emocional y musical, donde siempre el objetivo fue mantenernos unidos y con la nave a flote.

―¿Te acordás del primer ensayo?

―Claro. Fue mágico en el sentido de que sentimos que habíamos encontrado eso que anhelábamos: formar un grupo y hacer música con gente que estuviera en la misma sintonía que uno. Eso de por sí nos generaba muchísima adrenalina y ganas de seguir ensayando para grabar el primer material y salir a tocar en vivo.

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