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El Bordo presenta “Irreal”, una visión premonitoria

Conversamos con Alejandro y Diego Kurz sobre el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio, el octavo en sus 25 años de carrera.

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El Bordo cumple 25 años y lo celebra con un nuevo disco Irreal. A seis años de El Refugio, y en vísperas de su lanzamiento, Alejandro y Diego Kurz se prestaron para charlar con nosotros. “Siempre es una emoción grande estar sacando nuevas canciones en este formato y continuar con el camino de la banda”, comienza Ale, a lo que Diego agrega que viven “un presente que nos mantiene activos y con muchas ganas”.

Los inicios de los Kurz en la música

Ale nos cuenta que iniciaron este proyecto siendo menores de edad, a tal punto que recuerda: “Al principio Diego todavía no tocaba en la banda y siendo ya mayor de edad, teniendo 18, una vez vino a firmar como responsable de la fecha. Éramos tan chicos que ni siquiera teníamos permiso para tocar sin que un mayor nos homologue”. También agrega que, por ser jóvenes, había gente que se aprovechaba de su “dulzura”. 

Diego evoca una anécdota de un show en Ramos Mejía: “Al segundo día tenía que quedar todo instalado porque volvíamos a tocar, pero el sonidista se llevó todas las cosas tras probar sonido y no quedó nada. Ahora, con el tiempo, uno se ríe y son esas cosas las que te hacen más fuerte. Como el camino es largo, hay un montón de historias y anécdotas”.

En redes sociales, Alejandro contó que a los 9 años actuó para una publicidad y con el dinero ganado compró su primer instrumento: el bajo. “Como Diego ya tocaba la guitarra, quise tocar algo distinto para hacerlo juntos”. Luego, vendió el bajo y, poniendo una diferencia, compró su primera guitarra, aunque señala: “fue el último instrumento que busqué, yo quería ser baterista”.

De hecho, Alejandro dejó entrever que Diego fue una referencia para emprender el camino en la música: “Él ya tocaba la guitarra de chico y tocaba bien, y tenía como una sensibilidad y una ductilidad que yo no tenía. Pero también se daba eso de hermanos de ‘si él hace eso bien, yo quiero hacer otra cosa y que nos complementemos’”.

Diego dice que pasaba los fines de semana “tratando de emular a Metallica o a los Beatles, a lo que Alejandro complementa que “dialogaban” con los instrumentos: “a veces no hablábamos, nos sentábamos y nos poníamos a tocar la guitarra cara a cara y era tocar, tocar, tocar. A veces uno iba a la base y el otro soleaba y entonces lo miraba como diciendo ‘¡dale! ¡pasámela a mí!’, y el sólo lo hacía el otro”.

Irreal, una premonición

Volviendo al presente, nos metemos a hablar del nuevo disco y la canción que le da el nombre a este trabajo: “mucha gente cree que esa canción fue escrita por la pandemia y la verdad es que la canción fue previa a la pandemia. Dice ‘las veredas son de hielo, la ciudad es un misterio’ y vos decís ‘¿eso lo escribieron por la pandemia?’. Venía de antes”, expresa Ale. 

Y completa: “yo me imaginaba para esta canción un paisaje distópico, una ciudad detenida en el tiempo, como congelada, y después nos dimos cuenta que la canción tenía como un significado, y más que nada el título se podía acoplar muy bien a la realidad en el que vivimos, donde todo el tiempo nos sorprendemos con cosas que no esperamos. Y eso es la ‘irrealidad’, cuando algo te sorprende y no es como vos pensabas. Me parece que vivimos un día a día que es tan abrupto desde donde lo mires: social, político, económico, espiritual… Está muy bien para este momento”.

De hecho, Ale repasó esta canción con sus compañeros durante el aislamiento: “Me acuerdo que les mandaba la letra a los chicos por Whatsapp, cuando no nos podíamos ver, y les decía ‘¡escuchen esto! ¡lean esto!’. Esto está hablando del presente y yo lo había escrito antes”. Alejandro sabía cosas, como se dice en las redes. Y concluye: “Las canciones tienen vida propia y te traen algo que vos muchas veces, hasta cuando lo estás escribiendo, no sabés de qué se trata. Con el tiempo nos dimos cuenta de que nos hablaba de algo que nos iba a suceder”.

Respecto de la canción en sí, dice “el presente es un misterio”, a lo que Alejandro detalla: “El presente, mientras lo estás viviendo, no sabés para dónde va y cuando se convierte en pasado, ahí lo podés analizar y entender ‘¡ah ok, esto iba por acá!’, ‘yo estaba pensando esto y estaba viendo esto otro’. A mí lo que me gusta de las canciones y de la escritura o la lectura es que te pueda llevar a vos hacia un lugar y creo que la canción se permite muchas interpretaciones”.

Por su parte, Diego hablaba de lo difícil que fue atravesar la etapa del encierro “sin poder tocar juntos” pero destacaba la importancia de la música para pasar el momento. Además, recordaba la vuelta al diálogo entre ellos “a través de la música” y con el público en un show: “es lindo para la gente y para uno poder volver a juntarse y participar de eso que es el presente del momento que está sonando la banda y no escuchar algo de otro momento”.

Colaboraciones con otros músicos: la experiencia con Ricardo Mollo

En este nuevo álbum está incluido “Certezas de Cartón”, una canción lanzada en septiembre a modo de avance. En ella, El Bordo se dio el gusto de tocar con el hombre de Divididos.

Respecto de hacer colaboraciones con otros artistas, Alejandro reflexiona que para darse, tiene que ser un músico que ellos admiren, como fue el caso de Mollo. “Esa es la razón por la cual se dio este cruce y se daría cualquier tipo de cruce. Yo no llamaría a alguien pensando en ‘si lo llamo nos vamos a hacer famosos’. Llamaría a alguien a quien yo admiro genuinamente y a Ricardo lo admiramos de verdad. Lo fuimos a ver centenares de veces”. Incluso, cuenta que en el primer show que dieron con El Bordo, abrieron con la mítica canción “El 38”. 

“Cualquier artista con el que vayamos a colaborar o con los que hemos compartido muchas veces el vivo tiene que ver con eso, con que nos admiremos, con que nos guste lo que hacemos, como sea Facu Soto (Guasones), o Cielo Razzo, con los que subí a cantar ahora (Luna Park en septiembre), o Las Pastillas del Abuelo, o los Kapanga o La Renga, que me han invitado a tocar varias veces… Tienen que ser así, músicos que nos guste la música que hacemos”, concluye Ale.

Diego, por su parte, coincide con esta línea que marca Alejandro: “Tiene que haber una conexión y tiene que pasar algo para dialogar a través de la música y por eso la invitación”. Y agrega sobre la experiencia de grabar con Ricardo: “Obviamente Mollo es la situación de tenerlo, el momento de grabar esas tres horas fueron como un placer y una enseñanza de cómo se hacen las cosas”.

“Algo más” y la locura

“Algo más” es otra de las canciones que presentaron como adelanto de Irreal. En ella, deja una frase, que dice “Si combatiera la locura no habría Lennon, Maradona y muchos más”, por lo que reflexionamos brevemente sobre lo que entienden por “la locura”.

Ale nos cuenta que la canción la escribieron en 2003, pocos años después del retiro del Diego, a quien pone de ejemplo para explayarse: “La locura era el desparpajo ese que tenía, por ejemplo cuando se pintó el mechón amarillo, las declaraciones que hacía… Son personas que rompen con lo establecido, y creo que si nos atenemos a lo que es correcto, a lo que es normal, nos estamos perdiendo de una gran parte de la realidad que es la genialidad. Y esos seres que tienen ese plus de locura nos aportan esa genialidad”.

Ampliando más su punto de vista, Ale acuerda en que lo normal, lo estándar “nos obliga a ir por determinados caminos y que las líneas siempre sean rectas. Me parece que necesitamos que aparezca alguien que en vez de una línea recta haga un mamarracho y que les dé carácter, profundidad, otro viaje a lo que nos están queriendo hacer que consumamos todo el tiempo. Me parece que estas personas dan saltos de realidad y nos llevan a lugares distintos, y eso es necesario”.

Más sobre el nuevo álbum y sueños pendientes de El Bordo

“Es un disco con muy buenas canciones. Tiene un viaje muy lindo. Arranca muy fuerte la primera canción, es muy potente. Le ponés play y te va a sacudir la cabeza. Y después las canciones, con esto de que lo pensamos como un vinilo, van haciendo como que tienen dos lados. Tiene como un movimiento que va yendo en continuado con canciones fuertes, algunas más tranquilas o más grooveras, y se mueve entre esos distintos colores”, nos adelanta Alejandro sobre lo que trae “Irreal”. Y Diego agrega: “Hay un buen mix de ritmos que nos representan y nos ponen cómodos a la hora de tocarlo”.

Destacando el hecho de que los chicos pasaron más tiempo de sus vidas con El Bordo que fuera de él, también se dieron la oportunidad de expresar lo que aspiran a futuro. “Me encantaría tocar en un estadio. Me gustaría Ferro o Vélez, o Argentinos Juniors o River también”, declara Ale, mientras que Diego piensa también en poder llevar su música a otras latitudes, como España o Perú.

Cierre del año en el Auditorio Oeste y “El Bordo 2024”

La banda tocará el 2 de diciembre en el Auditorio ubicado en Haedo, para despedir el 2023. “Todos los años, pase lo que pase con el mundo, con la humanidad, con el país, con el presente, siempre los cerramos con música. Y nos parece necesario, nos gusta y a la gente que les gusta lo que hacemos le encanta la fecha de fin año. Es una fecha muy descontracturada en donde nos vamos a encontrar para disfrutar mucho, cantar juntos, y cerrar el año con esta celebración, este encuentro, y a prepararnos para un año que va a ser muy intenso”, señala Alejandro.

Diego añade: “Es un festejo, de un cierre de año para disfrutar. Nos sacamos un poco la corbata y nos relajamos y disfrutamos”. Aunque rápidamente Alejandro le refuta: “¡Igual no usamos corbata, macho!” Diego retoma: “No es una presentación de algo, sino una fecha súper relajada donde vamos a hacer canciones, guiños a la gente, cosas que le van a gustar… y Papá Noel”.Respecto del 2024, Alejandro promete “mucha música en vivo y mucha ruta”, confirmando la presencia de “El Bordo” en el Cosquín Rock. “Tenemos planes de que este disco y esta gira nos pueda llevar a muchísimos lugares” agrega, y, con ironía, también promete… “corbatas”.

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