Éxtasis. Según el diccionario, se define como un estado placentero de exaltación emocional y admirativa. Esto y un frenesí descomunal fue lo que transmitió el show que Winona Riders realizó por primera vez en el Teatro Flores, luego de un largo camino de presentaciones en espacios más pequeños, con algunas escalas en festivales como el Primavera Sound.
El soporte fue brindado por Socorro, una banda de rock psicodélico oscuro que preparó la atmósfera densa que se potenciaba hasta por el calor y la humedad del ambiente.
Con una intro extensa, el sexteto apareció en el escenario y “A.P.T (American Pro Trucker)” dio la orden a la masa para empezar con el ritual de agite ininterrumpido durante poco más de dos horas. En ese lapso el grupo presentó públicamente la totalidad de su segundo larga duración, El sonido del éxtasis (2023), mientras se intercalaban otras muestras de su corta, pero contundente discografía.
Vale la pena tener en cuenta que la banda se originó en el oeste del Gran Buenos Aires hace un lustro, debutaron en vivo en 2019 y explotaron post pandemia. Desde hace poco tiempo ya corría la voz de lo que ocurría en los shows del sexteto y, rápidamente, empezaron a llenarse aquellos lugares donde se presentaban. Se hizo necesario dar un paso para tocar en lugares más grandes y así fue que llegaron por primera vez el famoso recinto de Flores.
La energía del público, los festejos, el mosh que se generó en reiteradas ocasiones, que persistió aún con largos pasajes instrumentales en cada canción, fuerzas centrífugas en la audiencia en la que la vibración de cada nota dirigía los cuerpos a donde les plazca hasta llegar a la “Resurrección”, en la que más de un alma se preguntó: “¿Así que te gusta hacerte el Lou Reed?”.
A lo largo de la velada la interacción entre la banda y el público estuvo dada únicamente por medio de la música, pues, ninguno de los músicos emitió sonido más allá de las letras de cada tema, sólo hacia el final. Mientras tanto, hubo tiempo para mostrar otros temas de su anterior trabajo, Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste (2023), tales como: “Abstinencia”, “D.I.E (Dance In Ecstasy)” y “Dopamina”.
El setlist se dividió en dos partes y el viaje siguió con diez canciones que incluyeron bises que llevaron al clímax de la noche con “Antes de que el diablo llegue a casa”, la cual tuvo un mix con “Sympathy For The Devil” de The Rolling Stones y “Loaded” de Primal Scream. Dos de varias influencias en los sonidos del grupo que pueden apreciarse en sus recitales.
La psicodelia, la distorsión, los sonidos que por momentos coquetean con el stoner, con el rock de los años 60 y 70, con el alternativo, un torbellino de influencias que se aprecian en su música y que sorprendentemente es retribuida con una verdadera pasión de sus jóvenes fans y de aquellos que no lo son tanto.
Winona Riders transita un ritmo acelerado que se nota en la energía que su base de fanáticos demuestra en cada show. Canciones que permiten llevar la mente y el cuerpo a lugares insospechados, que inspiran tanto a las nuevas generaciones como a las anteriores. Verlos en vivo es garantía de rock en estado puro.