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Papito solo quería bailar: Santiago Tavella en The Roxy 

El uruguayo presentó ante el público porteño su disco de recopilaciones titulado TuYo, una suerte de repaso por sus temas solistas y los de El Cuarteto de Nos. 

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Hace un año Santiago Tavella se retiró de la banda en la que transitó durante cuatro décadas. Ni más, ni menos. Al principio fue un golpazo para los fans, pero lo cierto es que hacía tiempo venía explorando su faceta solista que hoy ya está consolidada.

En este reencuentro con Buenos Aires, el bar se llena de seguidores -muy seguidores- que celebran todos sus chistes, poses y pasos prohibidos. Los hay de todas las edades, pero las mesas de adelante están llenas de adolescentes. ¿Arrastrados por sus padres cuarteteros? No, parece que la cosa es al revés y Tavella además de convocar a su público habitual, conquista almas jóvenes por Tik Tok.

Arregla su bigote tupido y le pregunta a su banda, Los Embajadores del Buen Gusto, si están “prontos”. Claro que sí y se despachan con un show lleno de histrionismo, alguna vulgaridad y humor del bien ácido. 

“Esta ya no sé si la puedo cantar”, dice Tavella, y acto seguido suena una versión de “Eres una chica muy bonita” muy celebrada por el público. “Firmame las tetas, Santiago”, grita una y Tavella se sonroja como un gurisito, queriéndose esconder atrás de sus bigotes pero sin conseguirlo. Un pibe de unos 14 años le pregunta si alguna vez “se agarró el pitito con el cierre” aludiendo a la canción y Santiago confirma con seguridad que no. 

Todo es cercano, como si se tratase de una reunión de amigos. No paran de tirarle elogios, de celebrarlo y acompañarlo en sus danzas. 

Presenta temas nuevos de los que no dice cómo se llaman, pero vuelve a los clásicos de su discografía como “Baile de mierda”, “Enamorado tuyo” y “Pobre papá”, que ahora se llama “Pobre papá y mamá”. Todo más bailable, cumbiero y cositas que suenan bien arriba, con la misma impronta de Tavella de siempre de contar una historia con humor o fantasía o ambas cosas perfectamente sincronizadas. 

La noche se cierra con una canción literalmente inventada en ese mismo momento. Felices y afortunados quienes pudieron escucharla por primera y última vez. 

Al público argentino ya lo conquistó hace rato y se mantiene fiel ante este músico multifacético que revuelve una y otra vez su cajita musical para seguir fabricando historias y melodías; y mientras él se dice así mismo “Otro Tavella”, vemos al mismo Santiago de hace años jugando con su gente y divirtiéndose mientras hace lo que más le gusta.

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