El jueves 17 de agosto, en el marco del ciclo “Sonido Konex”, Mariu Serrano presentará su último disco Catástrofe (2022) en la sala Auditorio en el porteño Ciudad Cultural Konex.
“Va a ser un show muy especial”, adelanta con ansias la cantante y nos cuenta que tendrá la potencia extra que tiene el formato de octeto con el que tocará en esta ocasión. “Se conformó el año pasado cuando se sumaron a la banda las tres coristas (Aye Dac, Giuli Rincón y Mel Badano). También vamos a tener un par de invitades sorpresa que son gente que conozco hace muchos años y fueron testigo de momentos claves en el camino artístico”. Siguiendo con adelantos, también promete un cover y un tema nuevo. “Me gusta mucho abrir el proceso de las canciones que se vienen antes de entrar al estudio. De hecho, muchos de los temas del último disco ya los veníamos haciendo en vivo y se transformaron un montón gracias a esa experiencia. Para nosotres es un sueño llegar al Konex, porque es un lugar icónico de Buenos Aires y eso nos motiva muchísimo”.
Catástrofe derivó además en Catástrofe en vivo (2023), un registro grabado durante la presentación oficial en el JJ Cultural el año pasado. “La decisión del disco en vivo fue una mezcla de capricho y buena suerte”, reconoce Mariu y profundiza: “Nuestro sonidista, Nacho Sara, me avisó que en el JJ podíamos grabar en multipista, así que nos llevamos el audio de esa noche. También contábamos con los videos hechos por LAVA y, como el show salió tan bien, nos mandamos a hacer el disco en vivo. La idea fue que sea un regalo para nuestro público, como una suerte de souvenir sonoro de esa noche, y además quedó registro de la participación de Tomás Stilianos, poeta y performer con el que colaboramos hace años, y de algunas versiones de temas del primer EP que son muy diferentes en vivo que en estudio. Si le tengo que recomendar mi proyecto a alguien, sin dudas le paso ese disco primero, porque refleja la experiencia de venir a vernos”.
En 2021 Mariu fundó con Emma Ron Las Tías te lo Registran, un emprendimiento de gestión y registro musical para artistas independientes. “Nos dedicamos a registrar música de forma integral: desde hacer las partituras, ingresar las obras a la DNDA, pasando por SADAIC, AADI y CAPIF, hasta la gestión de distribución digital y asesorías personalizadas. Básicamente, nos ocupamos de solucionar todo eso que a la mayoría de les artistas les da fiaca o miedo. Yo tenía la experiencia de haber registrado mis dos EPs y haber hecho los trámites como intérprete en discos ajenos, y Emma transcribió tanto mis partituras como las de un montón de otra gente, entonces surgió la idea de combinar lo que sabíamos y ofrecérselo a otres artistas que quizá no tienen el tiempo o las herramientas para encarar esa parte del laburo. Desde entonces hasta hoy, trabajamos para más de 50 proyectos independientes, desde gente que recién arranca hasta gente que ya tiene renombre o una larga trayectoria. Creo que el plus que tenemos nosotras es que, al ser músicas y laburar desde la autogestión, entendemos rápidamente qué necesitan nuestros clientes porque también tuvimos las mismas preguntas y el mismo desconocimiento alguna vez”.
-Sos parte de “Una Obra Redonda” (obra de teatro homenaje a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota), ¿cómo vivís esa experiencia?
-Es muy fuerte lo que sucede con esa obra, y más todavía con los Redondos como fenómeno. A mí me cautivó desde que entré porque cuenta una cronología desde la perspectiva del fan, haciendo un paralelismo entre el contenido de ciertas canciones y la realidad política de nuestro país, incluyendo algunos hitos dolorosos como el caso Bulacio, y otros luminosos como las primeras varietés con poetas invitados. Fernando Casas, el dramaturgo, dice que es un “documental teatralizado”, y me parece una buena síntesis: es una obra que mima a los ricoteros pura cepa y acerca a quienes no lo son, porque se basa en esa transversalidad que tiene la banda y a esa lucidez que tuvo el Indio para escribir letras que resuenan hasta hoy. Es un orgullo formar parte de ese equipo, no sólo porque son buena gente, sino también porque a cada lugar que vamos el público nos recibe con mucho agradecimiento, y siempre termina siendo una fiesta. Ah, y la banda suena tremenda, modestia aparte.
-Tuviste y tenés mucha relación con el teatro, ¿cómo se articula con la música?
-El teatro me ayudó a salir del cascarón. Si miro para atrás, hasta los quince años no me animaba a cantar enfrente de nadie, me moría de vergüenza. Ya más grande, mucho de lo que tiene que ver con producir un espectáculo lo traigo del teatro: desde entender algo de técnica, armar un equipo grande de laburo, organizar la logística, definir el vestuario, etc. Con el disco se abrió una puerta nueva, en gran parte por una decisión de la productora artística, Mica Hourbeigt, que en la primera bajada de los temas muteó la mayoría de mis guitarras. Por mucho que me pegó en el ego, la verdad es que los temas sonaban mucho mejor así, de pronto tenían aire para que jueguen los demás instrumentos. A partir de ahí me vi forzada a practicar la perfo como cantante únicamente, sin tener la guitarra como escudo. Entonces volví al teatro y a las herramientas que me dio, tanto para habitar el escenario con comodidad como para ponerme una especie de máscara desde la cual conectar con el público. La mayoría de mis canciones tienen mucho de autobiográfico, así que para mí es imprescindible poder fragmentarme un poco y jugar a ser otra, encarnar un sentimiento que quizá ya superé pero que la canción necesita, incluso contar algo súper personal sin sentirme vulnerable.