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Los Látigos: “Nunca fuimos una banda condescendiente”

El grupo está de vuelta con nuevas canciones, nuevos sonidos y un show en Teatro Vorterix.

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Los años ’90 gestaron su formación musical, los 2 mil llegaron para consolidarse y recorrer Latinoamérica de la mano de sus canciones. Así, Los Látigos vivieron la vorágine de principios de milenio disfrutando de lo que más les gustaba hacer: sacar canciones y tocar. El éxtasis fue tanto que en 2008 decidieron abrir un paréntesis que por fin se empezó a cerrar a comienzos de esta década, para encontrarnos ahora a las puertas de un nuevo show. La suerte está echada para la gran cita en Teatro Vorterix este sábado 7 de octubre y la expectativa es total.

“Estamos recontra cebados y muy contentos con el presente de la banda, preparando un show que va a recorrer lo que más nos gusta de nuestro repertorio”, adelanta el cantante Marcelo Zeoli, mientras que Gonzalo Campos (guitarra) nos explica que “la idea de la vuelta es porque nos juntamos a hacer música y planeando un disco nuevo”. Fieles a su inquietud histórica, nos cuentan también que está dando con una estética sonora nueva, investigando mucho, y que hay alrededor de quince canciones por venir.

―¿Cuál fue ese bichito que les picó para decidir que era ahora el momento de juntarse?

Marcelo Zeoli: ―Fue natural, estábamos grabando cada uno lo nuestro y aparte de la amistad que tenemos, nos estuvimos juntando mucho con Gonzalo, mezclamos material de él ya que yo tengo en casa un homestudio con un par de aparatitos extras.

Gonzalo Campos: ―Es un poco más que un homestudio. Coincidimos, fue como muy lúdico, él tenía canciones e ideas, y todo fluyó de forma natural. Cuando se acomoda todo y empieza a fluir es algo divertido, cuando no hay que forzar nada todo se empieza a retroalimentar y empezás a tener ideas por todos lados.

MZ: ―No queríamos volver a tocar solo el viejo repertorio. En 2021 habíamos flasheado con hacer un show por los 20 años de Pose (2001), nos juntamos a ensayar, estaba todo bastante bueno, pero no nos motivó demasiado ese proyecto para llevarlo adelante. Ambos sentimos que si no hay música no tiene mucho sentido. Tiene que haber algo nuevo que decir, las cosas de antes también van quedando descontextualizadas y también con las cosas nuevas las volvés a contextualizar.

GC: ―Tampoco hay que aprovecharse de la nostalgia. Como artista, uno siempre está planteado en el presente, entonces no tiene sentido hacer un revival sin un contenido nuevo.

―Las ganas de volver entonces estaban a pleno hace mucho tiempo.

MZ: ―Sí, siempre estaban. El material que hicimos con Los Látigos nos sigue representando, y en el entorno nuestro siempre estaba latente eso de “a ver cuándo vuelven”. Y por ahí sacabas un disco que estaba bueno y lo primero que te preguntaban era cuando volvías con la otra banda (risas).

GC: ―Es parte de uno, yo solo puedo tocar esas guitarras ahí, tener ese sonido tan nuestro solo ahí.

―Ustedes mismos lo hicieron notar con sus proyectos que fueron teniendo cada uno por su lado.

GC: ―Claro, no hubiera tenido sentido. Justamente creo que lo divertido fue eso, que los dos fuimos para distintos lugares, tener otro espacio para expresar otra cosa.

A principios de este 2023 Los Látigos reeditó su disco debut, Premier, lanzado originalmente en 1998. La excusa de los veinticinco años de aquel momento sirvió para esta vuelta musical y también para cambiar la portada. “La original nunca nos gustó”, asumen al unísono. “Originalmente era una idea muy Expedientes X, pero era un poco más minimalista lo que nos habíamos imaginado. Nos encontramos con esa tapa, discutimos un poco, nos terminaron convenciendo y la verdad es que siempre fuimos un grupo que estuvo con mucha expectativa. Y todo lo que venía era mucho más grande que quedarnos en la cuestión de la tapa, entonces nos chupó un poco un huevo en su momento. Y ahora lo cambiamos, porque era, o escanear la tapa de un CD y que quede en baja calidad, o hacer algo nuevo con la reedición, que además tiene un montón de bonus tracks, y todo representa mucho más ese inicio de Los Látigos de lo que fue Premier en sí”.

―Se podría decir que entonces ajusticiaron a ese primer álbum ahora.

Ambos: ―Sí, totalmente.

―Ahora la tapa sí es más minimalista.

Ambos, efusivos: ―¡Siiií! (risas)

Los años 2000 fueron pura adrenalina para Los Látigos. Grabaron tres discos, sus canciones sonaban en las radios, giraron por Latinoamérica, tocaron en los grandes festivales del continente y fueron nominados a los MTV Awards. “Fue muy loco, porque fueron muchas cosas seguidas casi sin vacaciones, siempre trabajando en discos, tocando, mezclando, siempre en actividad. Se nos pasó muy volando. Nos pasaron cosas muy buenas, muy locas, muy disímeles, muy divertidas, nos hemos peleado, pasó de todo. Tengo un gran recuerdo”, reconoce Gonzalo.

Por su parte, Marcelo piensa y rememora: “Fuimos siempre en un punto bastante desorganizados, éramos chicos. Siempre nos contó la historia con los representantes, tuvimos mucho rollo. Pero siempre estuvimos dándole todo a nuestro imaginario de lo que una banda de rock debía ser, curtiéndonos todo el tiempo, escuchando mucha música, investigando, muy apasionados de la música”.

―¿Sienten que disfrutaron esa etapa?

GC: ―Sí, obvio. Primero que nada, nos salimos con la nuestra que es hacer tu música, después tuvimos la suerte de trabajar con Daniel Melero, una persona de la que aprendimos un montón y nos orientó en un montón de música, compartimos con muchísimos músicos que admirábamos, hicimos muchos amigos.

MZ: ―Nunca fuimos una banda condescendiente. Yo creo que siempre había como una expectativa por delante que hacía parecer que eso que estabas haciendo era una cosa mínima. Entonces estabas dando un show en lugar importantísimo, o metiendo un sold out, y decías “esto es una pavada respecto a lo que se viene”. En algún momento la expectativa que se armaba con la gente que teníamos alrededor terminaba influyendo, entonces no sé cómo hubiera sido disfrutar más que eso. Lo disfrutábamos, pero siempre estaba esa cosa de que iba a venir siempre algo más.

―Ahora los noto bien relajados.

MZ: ―En esta etapa no venimos a buscar lo que estaba sino a empezar desde donde terminamos, que era un proyecto que estaba en crecimiento, artística y popularmente. Ahora vamos por más. Además, en el medio también pasamos un proceso de aprendizaje, nos desarrollamos como músicos, como compositores y eso hace que sea un gran momento de la banda. Estamos en un momento muy meticuloso, muy ajustado, pero sin perder la violencia del vivo. Espero que no, todavía en el ensayo no rompí nada (risas).

―Eso es cierto, tanto arriba como abajo del escenario estamos todos más grandes.

MZ: ―Nuestro público siempre era más joven que nosotros, así que hoy siguen siendo jóvenes, espero (risas).

GC: ―A mí me encantó ver a mucha gente diciéndome “qué bueno que vuelven porque nunca los pude ver”, eso me pareció hermoso y es una super inspiración. O de repente hay chiquitos que te dicen “ya tengo la entrada”. Todo eso es un aliciente muy interesante y muy reconfortante.

―Aquellos años 2000, además de revulsivos, fueron duros como sociedad. La crisis del 2001, Cromañón, el cambio de formato a la hora de escuchar música…

MZ: ―Cuando me hablan de esas cosas, de la crisis del 2001, o el ‘90, o sea, me refiero solo a la cuestión de lo económico, nosotros en ese momento ni nos enteramos. ¡No teníamos un mango nunca! Te sacan los ahorros, ¿qué ahorros?

GC: ―Fueron años muy accidentados, imagínate que fuimos a EMI, y el presidente, que era la persona que nos había llevado se camba justo de compañía.

―¿Era Alejandro Varela?

GC: ―Exacto, un divino. Y de repente nos quedamos solos, con otro tipo que nada que ver, que no vibraba para nada con nosotros como lo hacía Ale.

MZ: ―Y ahí apareció Pelo y nos fuimos con Pelo. EMI no nos renovó contrato después de haber hecho un disco que giró por toda Latinoamérica sonando muchísimo en México. Ahí hicimos Primeros Auxilios en 2007 y ya en 2008 no tocamos más.

―¿Cómo vivieron esa última etapa?

GC: ―Llegamos a la cumbre de todo ese estrés que veníamos hablando.

MZ: ―También lo que pasaba es que no ganábamos un mango, era demasiada movida, estábamos más grandes, otras responsabilidades que enfrentar.

GC: ―También algunas desinteligencias del sello, una conjunción de varias cosas, nuestros humores estaban bastante desgastados. Y eso, no tener vacaciones, no tener descanso, siempre estás en una y llega un momento en que te rompés.

MZ: ―Creo que todo fue un buen paréntesis, nos habíamos puesto un poco acústicos y no se qué hubiese pasado si seguíamos. Por suerte estamos libres de unplugged aún (risas).

―¿Cómo sienten que puede encajar Los Látigos en la música actual?

GC: ―Yo no pienso en eso, lo que veo son los resultados a corto plazo de lo que estamos haciendo, mientras funcione la música en los ensayos y en los estudios todo va bien. Ahora que me preguntás, las canciones creo que siguen vigentes. Cuando reeditamos Premier me pareció que había un montón de aciertos pese a que no es un disco de los que más me gustan, y ahora tocando el viejo material todo me parece muy actual.

MZ: ―No envejeció, los temas irónicos mantienen su vigencia. Tampoco hay motivos para tener canciones canceladas, ¡por suerte! Bueno, mirá, por ejemplo, el disco Hombre (2003) se llama así por la humanidad, no tiene género, no le canta a una ella o a un él. Habla del hombre como especie, un álbum conceptual sin distinguir género, pero hace veinte años. La cagada es que le pusimos “Hombre” (risas). Una X hubiera estado muy bien.

―¿Cómo se llevan con la música que suena alrededor?

MZ: ―Macarena, El general, cumbia villera, reggaetón. Siempre aparece algo. Ahora igual este fenómeno de trap es mucho más grande, viene realmente desde los jóvenes, me interesa mucho el under del trap, mi hijo tiene un proyecto artístico que se llama Dogset, tiene mucho de ese sublow y esos elementos que usa el trap, y es recopado. Me gusta mucho lo que pasa ahí.

GC: ―A mí me encanta todo ese espíritu independiente que tienen.

MZ: ―Incluso fíjate que el rock se mete con ellos más que ellos con el rock. A ellos, o les chupa un huevo, o lo escuchan y ya, porque sus viejos escuchan rock, los hermanos más grandes. No es una cosa u otra. La vida tiene momentos, la semana tiene momentos para distintos estados de ánimo, estás en una joda y no vas a ponerte a escuchar al Flaco Spinetta… Bueno, salvo que la música la esté pasando yo (risas).

GC: ―Te iba a decir eso mismo.

MZ: ―Desde que nací el rock estaba muerto o se iba a morir y los Rolling Stones ya eran viejos. Y ahora nosotros somos más viejos que los Rolling Stones y ellos siguen tocando…

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