La charla con FEMI comienza con recuerdos de viejos encuentros. Un vivo de Instagram en plena pandemia vinculó a entrevistadora y entrevistada entre alguno de los tantos anuncios de quince días más de encierro, con una botella de vino de por medio en cada casa. “Seguramente estábamos alcoholizadas. Que tristeza.”, reconoce entre risas la cantante mientras reflexiona: ” Igual, en retrospectiva, qué bueno pensar que el fin del mundo fue muchas veces y acá estamos, teniendo esta entrevista al aire libre, en persona”. Hoy las circunstancias son otras, y más felices: llegó su primer álbum de estudio, CULTURA FAMÉLICA (2023), que, según sus propias palabras, es el disco de sus sueños y un momento de celebración. “Me agarró esta cosa de querer estar más presente, de disfrutar de la gente que quiero. Las cosas cambian muy rápido y muy radicalmente, entonces hay que aprovechar y celebrar cuando tenemos un motivo”.
– ¿Cómo fue el proceso entre que decidiste armar este disco hasta su concepción?
– Lo busqué desde el 2019. En un viaje de vacaciones tuve la primera búsqueda del disco como obra y no sabés lo mucho que me alejé de lo que hicimos en ese tiempo. Muchas cosas cambiaron brutalmente: perdí personas que quería, cambié equipos de trabajo, canciones que quedaron afuera. Hoy en día, mirando hacia atrás, no cambiaría nada de lo que pasó y, a veces, la realidad supera tus expectativas. Uno tiene un concepto de lo ideal y la vida te sorprende. Lo entendés tarde.
– ¿Qué fue aquello que se apartó de las expectativas y terminó siendo mejor?
– A mí también me agarra el monstruo de las inseguridades, estoy por cumplir 30 años y ya no me siento tan chica e impune para muchas cosas. Antes era como más irreverente y estaba acostumbrada a ser precoz en las cosas que hago, a ser la más chica y adelantarme unos pasos. Esta es la primera vez que la vida me ubica y me dice: “Te va a tomar el tiempo que te tiene que tomar”, y estoy contenta porque es una obra mucho más madura y que resuena más conmigo que lo que podría haber sacado a los 24 años. Estaba en Narnia.
– Cuando hablás de irreverencia se mantiene en tu forma de ser de muchas maneras. ¿En qué sentís que mutó?
– Antes no me importaban mucho las consecuencias de nada, simplemente me mandaba. Cero proyección, muy desapegada de lo que pudiera pasar. Ahora no soy tan así, pero sí me sucede que no me importa ya tanto convencer ni la apariencia de las cosas. Yo soy esto y no me afecta no caerle simpática a la gente o no ser lo que elige la mayoría. Antes pensaba que había que llegar a una masividad estaba asociado al éxito. Hacía cosas que no tenían mucho que ver conmigo por creer que eso me iba a llevar a pertenecer donde se supone que tenía que estar, como, no sé, hacer R&B en español y ni siquiera lo consumo. Nunca llegué a casa y dije: “Qué bueno, voy a escuchar R&B en español”. No me moviliza en lo más mínimo. Es hermoso, lo queremos muchísimo, pero buscaba pertenecer a un nicho que no era mío. En este material, logré romper con eso: este es el disco de mis sueños.
– ¿Estuviste más involucrada en la producción del álbum en comparación a los singles que lanzaste anteriormente?
– No, siempre fui insoportable con eso. Invertimos mucho en la calidad del audio y lo mastericé con Carlos Laurenz, quería que la pincelada final la diera él. Los productores, Pablo Bursztyn y Ezequiel Arias, aportaron mucho de lo suyo. Hubo mucho delirio y diversión, nos cagamos de risa. Eso es invaluable porque gané amigos haciendo estas canciones y la pasé bien. Además, me encontré con algo que sí escucho en mi casa y que me da ganas de mostrárselo a alguien. Espero en algún momento poder trabajar de esto con otros artistas.
– Yo te conocí por un video en el que parodiabas a Iliana Calabró, con la canción de la ama de la casa.
– Es un temazo.
– Salvando las distancias, hago un paralelismo y te veo volviendo a las cosas que te divierten.
– Es eso, encontrar el disfrute. Confío en la música que hice, lo demás se verá. No te digo que no me quiero esforzar, pero quiero hacerlo en las cosas que valgan la pena para mí. Atravesar las etapas sin torturarme por alcanzar hitos.
– ¿Cuál fue el primer track que trazó la dirección del disco?
– “FANTINO” y “911” marcaron radicalmente la naturaleza de lo que íbamos a hacer. Pasó algo a nivel personal que me tenía muy mal, entonces pisé el estudio, tomamos 200 birras y empezaron a salir cosas desde la tristeza, el alcohol, la bronca. Se mezcló todo y brotó eso que se supone uno debe reprimir porque no es tan estético.
– ¿Esas son tus canciones favoritas o hay otra?
– “EL GRUNGE”. Está mal decirlo, pero es mi favorito porque es el más maduro. Yo tiendo a esconder la emoción real en una joda y este tema no tiene un puto chiste. Tiene una sonoridad muy intensa, muy cinematográfica. No puedo creer que un tema mío suene así. Empecé a escribirlo pensando en Nirvana, tiene un sample de Metallica, muchos guiños a música que me encanta. Es el que terminó de cerrar el concepto del álbum, que no es poca cosa porque se siente genuino. Lo que más me entusiasma es saber que si este disco me hubiera llegado cuando era más chica, cuando estaba en el secundario, yo me hubiese vuelto loca escuchándolo.
*FEMI presenta su disco el 2 de marzo en La Tangente (Honduras 5317, CABA)