Evlay, Ritual y “333”

“Crear es tomar decisiones y elegir” dijo Charly García, y aún al día de hoy sigue siendo una verdad universal en el mundo de la música. Los lanzamientos que más nos sacuden tienen que ver, en general, con una capacidad por parte de los artistas de saber elegir; del conocimiento suficiente de sus propias creaciones como para que sean compatibles y equilibrados sus procesos de exploración y de edición.

Ya desde su arte de tapa, con un eco que nos llega de la estética de Die Antwoord, podemos atisbar el fuerte contraste entre dulzuras filosas y asperezas profundas que recorre 333, este primer disco de larga duración de Facundo Yalve a.k.a. Evlay. 

La ruta que nos hace circular Evlay en este disco es como un largo pasillo con muchas habitaciones sobre las que reina una conexión que tiene que ver con el estilo que viene hace ya mucho tiempo construyendo como productor, y que no solamente nos aporta una visión sobre su gran creatividad sino sobre su perfil como oyente.

A través de una clara sensibilidad de carácter, atravesamos en cada track una lluvia de emoción que es distinta a la anterior, sin perder a Evlay como brazo guía. El despliegue de su silueta experimental nos deja rebosantes de energía al finalizar el disco, tras haber oído reverberaciones techno, simples de cotidianidad, un pop alternativo riquísimo y baterías con ADN rockero, entre tantas otras aventuras del sonido.

333 tiene algo para todos, pero, principalmente, tiene algo para refrescar todos los oídos, que es una cruzada que viene llevando adelante Evlay hace ya mucho tiempo. La realidad es que, en retrospectiva, se ha ido convirtiendo en un jugador de toda la cancha. En un artista que ha logrado tejer algo innovador y potente en cada terreno que ha pisado, alguien que ha trazado vasos conductores importantes en la escena, y que ha ido puliendo su estilo personal con determinación sin que eso lo limite. 

De eso hay mucho en este disco, en el que la lista de invitados es un lujo. Ya conocíamos la presencia de la talentosísima An Espil en “INFLEXIÓN” y el cruce entre Wos y Santiago Motorizado en “INVESTIDO”, y el roster continúa con Ca7riel, Lisandro Aristimuño, Neo Pistea, TAICHU, Todo Aparenta Normal, entre otros. Sin embargo, es quizás más interesante ver en qué arena los ha posicionado Evlay en 333. Es notorio como la invitación a colaborar no fue para que dichos artistas se refugien en su zona de confort. 

El que es probablemente el momento más conmovedor es “CHELA”, donde escuchamos la voz en seco de Chela, abuela de Evlay, cantando el clásico folklórico “Naranjitay”. Una señal entre tantas de cómo el productor, a pesar de su elevada búsqueda musical y sus múltiples y prestigiosos premios y nominaciones, conserva los pies en la tierra y en sus orígenes. No es la primera vez que lo vemos homenajearlos: el título de su previo EP “1824 #1” y los nombres de sus tracks son también una referencia a las líneas de colectivos que unen la Ciudad de Buenos Aires con Lanús, su lugar de nacimiento. Incluso “Caraza”, el nombre con el que bautizó a su sello propio en 2020, es la localidad de Lanús en la que creció. 

333 es un disco que, como ya mencionamos, nos habla a todos, o, mejor dicho, tiene algo para decirnos a todos. Y que nos introduce en un mundo de claroscuros que erizan la piel y que ameritaba tener su reconstrucción en la presentación del disco. Así fue: pasillos, humos, luces y una escucha con auriculares a la vez que una performance actoral que nos sumergió en el ecosistema de sonidos e imaginería que dibujaba frente a nuestros ojos un complemento ideal para el disfrute del álbum.

Una vez más, mediante la maestría a la hora de construir no solo un disco sino un concepto y un proyecto 360, todo parece posible de la mano de Evlay.

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