Si a algo nos enfrentamos las mujeres a diario es a aquella concepción de que los años nos restan valor; pero, ¿ante los ojos de quién? ¿Bajo qué parámetros? Por suerte, Mariana Bianchini encontró una palabra para refutarlo todo: Curtihembra (2023).
En un juego de palabras que describe ese proceso de “transformación de pieles quebradizas en armaduras de acero”, como ella misma lo define, sienta las bases de su quinto álbum de estudio, retratando las vivencias de una mujer adulta, protagonista de una realidad de escenarios acelerados y fugaces, de forma cruda y, a la vez, muy ingeniosa y divertida. “No salgo más con bateristas […], no salgo más con chicas lindas, porque me clavan el visto”, cuenta en “Modelo 76”.
Se destacan, sobre todo, la sinceridad y la comodidad con las que llegan sus descripciones, despojadas de toda pretención y puestas a disposición de quienes la escuchamos. Después de conquistar uno de los máximos galardones de los Premios Gardel, su confianza también conquista otro terreno, ya no solo como compositora, sino como storyteller, y da lugar a este material que reafirma la pisada fuerte de las artistas rockeras en el país. Ya lo dijo ella en “Re Loca”, en un momento en el “todo el mundo canta como el Bahiano”, escuchar rock 100% argento es una bocanada de aire fresco.