Cosquín Rock 2025 Jornada 1: Un cuarto de siglo al palo
El festival cordobés tuvo un primer día agotado en el que pasaron Divididos, Dillom, Los Ratones Paranoicos, Wos, Los Decadentes y cientos de artistas que hicieron vibrar las montañas. No faltaron los mensajes en apoyo a Milo J, Maria Becerra y Lali.
El peregrinaje en la ruta ya marca un día que será una fiesta. Un vecino vende fernet, el otro presta el baño y los negocios que venden cosas no festivaleras se la rebuscan ofreciendo sanguchitos y alguna bebida espirituosa. Un vendedor de remeras se vino desde Salta para hacer unos mangos. “Las tengo que vender todas porque quiero ver a Los Piojos”, dice, y cuenta que también estuvo en La Plata y seguramente los seguirá por dónde sea. Los gorritos piojosos se multiplican como los tatuajes, aunque hoy no sea el día de la banda de El Palomar.
Este Cosquín Rock es especial porque son 25 años y no hay otro festival en Argentina con esta constancia, sobre todo con un clima tan cambiante económicamente como este. La noche anterior la lluvia dio el bautismo típico. Nadie se va de Cosquín Rock sin embarrarse.
Hilda Lizarazu y su banda meten un homenaje a Charly García con las sierras de fondo y un solazo que no logra acobardar a ninguno de los presentes que corean emocionados “Seminare” o “Rasguña las piedras”.
Un momento clave: su hija pasa al frente para hacer “Buscando un símbolo de paz”. Mia tiene 24 años y es la protagonista de un video (que se hizo viral ahora) en el que Hilda -corista de Charly en ese momento- la subía a upa al escenario para cantar ese tema. Mia era una bebita y hoy una joven con una hermosa voz que alegró la tarde. Tiene a quien salir, claramente.
“Aguante Milo J”, dice Hilda y es una de las primeras en expresarse en apoyo al trapero que sufrió la censura de su show en la Ex ESMA.
En un rinconcito de “El sermón de la montaña” se encuentra sentado Rocambole, el mítico artista que está presentando “Las mil y una noches de Patricio Rey” un libro con un montón de material inédito de Los Redondos. Hay pibes y no tanto que le piden fotos, le cuentan anécdotas, le agradecen por tanto a ese señor que se encargó de hacer símbolos que hasta hoy siguen vigentes.
La VelaPuerca mete clásicos en el escenario Montaña y flamean banderas mientras el sol va bajando. Para “Zafar” sube Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar, banda que sale a tocar luego en ese mismo escenario. “Queremos dedicar este show a todos nuestros colegas, en especial a María Becerra, a Lali Espósito y a Milo J, y repudiar el agravio y censura a la cultura”, expresa Emi ante el aplauso rabioso del público.
En el Escenario Norte hay agite con Divididos y las sandías que andan abajo del escenario. “Ala delta”, “Paisano de Hurlingham” y “Rasputín” sintetizan el atardecer de La Aplanadora. Ricardo Mollo pide por el fin de los incendios en la Patagonia y en Corrientes.
Wos en el Escenario Sur se despacha con “Canguro” y en pleno freestyle manda “de eso se trata, de soltar palabras. No escuchar los perros enfermos que hablan, que solamente ladra, que sólo quieren el poder pero hace boludeces y lo van a perder”. “Sr Cobranza” reviviendo una y otra vez.
Y si hablamos de esa canción, imposible olvidar que el año pasado Dillom tuvo una denuncia penal por cambiar la letra y decir “a Caputo en la Plaza lo tienen que matar“. Sale al Escenario Norte con camperita, pero el calor de las luces y las masas hace que se la saque algunos temas después de arrancar. Es filoso, todos están esperando que diga algo. “El quese mete con María BCRA se mete conmigo. Si tocan a uno, saltamos todos”, exclama, y el público estalla. “Ustedes saben que no puedo decir nada porque la última vez que dije algo en este festival me fui con una denuncia penal”, tira después de que la gente comienza a cantar en contra de Milei.
Pasan “Mi peor enemigo”, “Buenos tiempos”, “Ola de suicidios”, y en “Cirujía” se forma un alto crossover con Santiago Motorizado. Pero no es el único: temprano Dillom estuvo con Wos haciendo “Cabezas cromadas” y más tarde subió a hacer “Los piratas” con Los Auténticos Decadentes. Él dice que fue un sueño cumplido con parche en el ojo y garfio en la mano.
En La Casita del Blues, Memphis La Blusera anima a los +40 que pasan por el lugar y se quedan escuchando esos clasicazos como “La bifurcada” y “Moscato, pizza y fainá”. Los ’90 ahí nomás, sin Adrián Otero, pero con un aporte genial de Martín Luka.
En el Norte hay fuego con Airbag. Tanto arriba como abajo del escenario está todo encendido porque la banda de los hermanos Sardelli provoca eso. Ya no es un simple amor de verano. Es rock sólido que llena estadios.
Si hablamos de los ’90, Los Ratones Paranoicos son parte de la historia del rock que marcó a fuego a toda una generación de rollingas. “Isabel”, “La Nave” y “Vicio” son algunas de las obligadas más coreadas en el Escenario Sur.
Ahora hay muchos midiendo con la vara qué es rock y qué no, quiénes deberían estar y quiénes no. Es un festival de música -y punto- que supo reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, sin dejar lo clásico atrás.