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Conociendo a: Agustín Ferez

El cantautor editó el EP Reminiscencias, Obervaciones y Anhelos (PARTE A).

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Reducir a Agustín Ferez a la figura de un simple compositor puede resultar algo simplista. El oriundo de Temperley, que el año pasado lanzó seis canciones que conforman un EP titulado Reminiscencias, Obervaciones y Anhelos (PARTE A), no solo que nos enseña su arte, sino que también comparte su peculiar mirada sobre el mundo en el que habitamos hoy.

El artista le contó a Revista El Bondi como fue el proceso de composición de sus canciones y los temas que aborda. También explicó la importancia de entender el pasado para construir un futuro mejor, su acercamiento al Yoga y los usos de la Inteligencia Artificial.

Varias de las letras del disco plantean escenarios desalentadores, ¿qué es lo que anhelas de este mundo que observás en éste EP? ¿Cuáles son esas reminiscencias que planteás?

– Creo que el mundo no es malo ni bueno, es como es. Hay ciertas cuestiones que podemos -o puedo- catalogar como “desfavorables”, “inconvenientes”, o que, en un primer momento, podemos ubicar como “desalentadoras”. Pero, justamente, ahí está el desafío: como sociedad, encontrarle la vuelta a lo que sucede para transformarlo en algo “mejor”, o “más sano” para el futuro. Ese es el anhelo que se plantea en el título del álbum: algo así como “me gustaría que creemos un mundo mejor, y creo que lo podemos hacer”. En cuanto a las reminiscencias, lo planteo como una especie de nostalgia de un mundo pasado, ya olvidado con pistas muy vagas que nos orientan hacia saberes que tal vez la humanidad tenía en la antigüedad. La tecnología (cómo digo siempre: “desde la rueda hasta la Inteligencia Artificial”), nos brindó miles de comodidades y facilidades en nuestra vida, pero a su vez, como contracara trajo nuevos problemas. Nuestros antecesores, hace dos mil, cuatro mil, diez mil años, seguramente tenían menos conocimientos de cierto tipo, pero estoy seguro que muchos más de otra índole. En este último siglo, y más aún en estas últimas décadas, los avances fueron tan rápidos que creo que la humanidad no lllegó a digerirlos.

Sin embargo, en la última canción, “Desaparecer”, la sensación de esperanza vuelve. ¿Creés que hay que atravesar una serie de conflictos para llegar a un buen final?

– Es verdad, ésta primera mitad (PARTE A) del álbum cierra con un aire esperanzador, y eso es justamente lo que quiero transmitir: después de la tormenta, sale el sol. No creo que sea necesario sufrir para llegar a un estado mejor o superador, pero sí pienso que cualquier proceso tiene momentos más agradables que otros. No se puede pretender que el camino sea color de rosa. Tal vez atravesar ciertas experiencias como especie (así como nos pasa como individuos) nos permite aprender y buscar una manera mejor de ser, de estar en este planeta, de transitar nuestras vidas.

¿Creés que mirando al pasado podemos cambiar el futuro?

– Creo que pueden existir pistas en el pasado que nos orienten a un futuro mejor. Actualmente estoy cursando el instructorado de Yoga, y me resulta muy curioso como ciertas problemáticas que evidentemente tenían las personas hace miles de años son, en esencia, las mismas que las enfrentamos hoy, solo que adaptadas a los tiempos que corren. Lo que cambia es la superficie; de fondo, la búsqueda es la misma. Hace más de dos mil años se escribió uno de los textos fundacionales del Yoga, el “Yoga Sutras”, que básicamente propone un método para alcanzar la iluminación o la paz, en el que se plantean una serie de pasos a través de diferentes ejes, como por ejemplo tratar de alejarse de las distracciones del mundo material, a través de los sentidos, lo que no está muy lejos de plantearnos hoy en día tratar de alejarnos un poco de los celulares, del bombardeo de estímulos que recibimos por todas aplicaciones, redes sociales, mensajes, y de tantas otras cosas. Es decir, si alguien en ese tiempo se tuvo que poner a escribir 196 aforismos (sutras) para sintetizar todo ese método, es porque evidentemente se propuso plantear una solución o alternativa a una situación que existía. 

Por eso creo que, a lo largo del tiempo, muchos saberes se fueron olvidando o reemplazando por otros. Por supuesto, no hay que caer en la romantización del pasado. Seguramente haya cosas que descartamos como especie porque fueron superadas otras mejores; pero no siempre lo que prevalece es mejor: a veces simplemente perdura porque fue funcional en un determinado contexto. Entiendo que muchas disciplinas antiguas fueron desacreditadas en algún momento por no poder ser comprobadas por la ciencia moderna, pero que algo no pueda ser comprobado hoy, con las herramientas que tenemos, no quiere decir que no sea real. (Aunque, por supuesto, esto tampoco implica que todo lo que no se puede comprobar actualmente tiene que ser real). En resumen, creo que para cambiar el futuro, primero hay que mirar el presente, pero sin dejar de reconocer que en el pasado puede haber pistas muy valiosas.

“Incendio” tiene raíces folklóricas que convergen en un sonido rockero más pesado, ¿cuál fue la búsqueda de esa mezcla de sonidos?

– La canción puede llegar a remitir al folklore por el uso de la guitarra criolla y el compás de subdivisión ternaria (¡perdón por el tecnicismo musical!), pero la búsqueda no paso necesariamente por ahí. Esos arpegios de la guitarra, con los que empieza el tema y acompañan la primera mitad, intentan evocar el movimiento de las llamas, constante e insistente. Además, el sonido de la guitarra criolla me acerca conceptualmente más a la madera, y por ende al bosque, escenario donde se plantea toda la narrativa de la canción. El cambio abrupto a ese sonido más pesado, en la segunda mitad, es absolutamente intencional, tratando de llevarlo al drama, a lo desgarrador. La canción trata de los incendios forestales, es un llamado de atención, una alerta.

– Algo recurrente en todos los temas del disco es la variación de ritmos y velocidades abruptas de las canciones, ¿lo tenías pensado así desde la pre-producción?

– Sí. Los cambios de ritmo o de compás, abruptos creo que son algo que me caracteriza. No están en todas las canciones, pero es algo que ya vengo trabajando desde el disco anterior, y tal vez desde proyectos musicales anteriores. Ya desde la composición y luego la preproducción, en la mayoría de los casos, planteo esos cambios, si los hubiera.

–   En “Las Preguntas” planteas una serie de incertidumbres que tenés, ¿qué preguntas te hacés hoy en día? ¿tenés dilemas existenciales?

– Esas preguntas (y tantas otras) son las que acompañaron a la humanidad desde el principio de los tiempos hasta hoy. Puede cambiar la superficie, pero de fondo están las mismas inquietudes. El ser humano tiene la conciencia como distintivo respecto de otras especies. La conciencia de ser uno, nos hace entendernos como algo separado del resto de los individuos, y del entorno. La existencia, en tanto haya conciencia y razón, conlleva un sufrimiento por el hecho de no entender el misterio de la vida. Las inquietudes siempre fueron las mismas: “¿Quién soy?” “¿Qué hago acá?”, “¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?”, “¿Quién creó todo esto?”,”¿Qué sentido tiene la vida?”, cada cultura y sus diferentes contextos intentó responder estas preguntas desde la fe, la ciencia y la filosofía. Citando la letra de la canción “Las preguntas son las mismas, las respuestas, transformistas”, creo que no se trata de las preguntas que tenga yo, sino el hecho de cuestionarnos que de por sí nos hace humanos.

–   El EP tiene una Parte A como si fuese un vinilo virtual que tenés que darlo vuelta una vez terminado, ¿esa idea estuvo desde el principio?

– La idea no estuvo desde el principio pero la fui procesando. Cuando fui al estudio de grabación y le mostré las maquetas de las canciones a Cristian Pérez Lencina (el técnico), fue él quien me propuso empezar a grabar esas seis. Si bien la mayoría de las otras canciones estaban listas en términos de composición aún faltaban bastantes detalles. Lo cierto es que yo tampoco quería esperar a terminar las otras seis para recién ahí ponernos en marcha con la grabación propiamente dicha. Así que ese fue el motivo inicial. Después ya de manera consciente, me pareció muy interesante lanzarlo en dos mitades, por el hecho de que se le puede poner más atención a un grupo de seis canciones, para escucharlas y deglutirlas, para posteriormente seguir con una segunda parte. Es consistente con los tiempos que corren y las formas de consumo, que cambiaron mucho respecto a décadas anteriores. Quiero decir, es bastante poco frecuente que alguien se siente 50 minutos (o más) a escuchar un álbum completo, como lo hacíamos antes en la época del CD, Cassette, o vinilo.

–  ¿Qué podemos esperar para la Parte B? ¿Será una continuidad de la exploración de éste EP?

– La parte B es una continuación del mismo concepto. No es una segunda parte viéndola como secuencia cronológica, sino más bien como la segunda mitad del mismo conjunto. Así que pueden esperarse canciones y ritmos variados, pero con una paleta sonora y una lírica similar, aunque se traten otras temáticas.

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