Veinte años, una hexalogía, cien canciones. Todo eso pasó desde el otro lado del océano antes de que Rayden llegue, por fin, a tocar a nuestro país. La pandemia retrasó todo, pero ahora estamos en la puerta del gran encuentro. La cita para el domingo 16 de octubre en Niceto está a días de concretarse y es la mejor excusa para retomar el diálogo con el cantante español.
“Es la fecha que más ganas tengo de hacer, porque estoy harto de que tantos amigos y colegas que van allá me digan que el argentino es el mejor público”, presiente con entusiasmo mientras reconoce que no ve la hora de llegar a Buenos Aires.
Rayden estuvo en Argentina en 2012 como jurado de la Batalla de Gallos de Red Bull en 2012 (como crédito luego de haber sido campeón mundial en 2006) y, pese a recordar con gratitud el cariño de la gente (“coreaban mi nombre y me quedé muy sorprendido”) recién diez años después llega para ofrecernos en vivo su música.
Casi como otra vida, como dice que siente aquellos tiempos de Batallas de Gallos. “Es curioso porque cada vez que hay una batalla de gallos siempre salen rankings y me vuelven a nombrar, pero si no se me olvida. Recién en mi canción número 100, la última del disco Homónimo, es la primera vez que hablo de aquellos tiempos, y me gusta que haya sucedido así”.
Tras una obra conceptual de seis trabajos, donde le rinde “un homenaje a la palabra” y tuvo (casi) todo planificado de principio a fin, Rayden llega tras varios simples que forman parte de su nuevo trabajo, donde, confiesa, “se dejó llevar más por la improvisación sin perder el profesionalismo”. Ahí aparece “Calle de la llorería”, una canción donde se reivindica aquello de llorar y de usar la vulnerabilidad como un fuerte y no como debilidad. “En España, cuando somos pequeños nos dicen no llores o hazte fuerte, o no muestres debilidad porque se van a aprovechar de ti. Incluso cuando creces y ves alguien triste le quieres animar, como si la alegría fuese el único estado de ánimo permitido. Creo que ahí se generan una serie de presiones que deforman al ser humano, quise mostrar eso. Llorar no va a ser algo malo, sino que te va a fortalecer, cuando te muestras como un ser sensible vas a estar abierto a todo”.
―En la charla que tuvimos el año pasado me hablabas que estabas componiendo una canción acerca del matiz. Me acuerdo con lo que me contás ahora de un ejemplo que me decías sobre una lagrima que cae…
―Esa canción se llama “El lenguaje de los coleteros”, y la canto con Dani Fernández. Creo que el disco nuevo es raro porque es el siguiente después de una trilogía en torno a la palabra, y es un disco que duda de la palabra. No lo busqué, pero se dio así. Hay conceptos como ser vulnerable, el llanto, el fracaso, la nostalgia, los matices. Se deconstruyen y me gusta. Creo que es una consecuencia lógica. Que bonito porque si hubiese hecho un disco que diese la razón a lo que dije antes sería una secuela. En este caso, como le discute, bueno, pues hay muchas cosas que contar.
Rayden no solo deja que caigan palabras para componer. Se le ocurre una temática y estudia, investiga, consulta, pregunta, analiza y lleva adelante todo un trabajo de campo. Casi como una tesis para cada tema que luego podemos escuchar. “Hay una canción que se llama “Multiverso” y habla de todo lo que hubiese sido si no fuese yo. Habla de todo esto, como las decisiones trasversales que hacemos, nos despersonalizan y crean otras versiones de nosotros. Estoy cuestionándome todo, con las connotaciones heredadas de las palabras. Tal vez no discutir, pero sí dar mi propia concepción”.
―Seguís entonces entrevistando a las personas, entonces.
―Sigo entrevistando a la gente a la hora de componer, cuando les pregunto sobre algo ya me dicen “ah, ¿vas a escribir una canción sobre esto?”. Ya me ven venir (risas).
―Luego de semejante homenaje a la palabra que hiciste con tu obra, ¿cómo ves las letras en la música en general de hoy en día?
―Creo que lo más destaca no es un ejemplo de todo lo que se hace. Son mensajes menos elaborados, pero a lo mejor es más fácil la identificación con las formas. No es un reflejo de todo lo que se hace, pero si ves la lista de lo más escuchado puede ser un mensaje más ligero, y también es un reflejo de la época que vivimos: estuvimos encerrados un par de años y lo único que queremos es esa liberación, la gente tampoco se quiere complicar a la hora de oír música y lo que quiere es celebrar.
―En tus primeros seis discos parece todo premeditado. ¿Sentís que ahora se entrometió en tu música un poco la improvisación?
―Este que sale ahora es el primer disco donde estoy improvisando, con todas las comillas del mundo. La primera parte de mi carrera fueron esas 100 canciones y en esta etapa me he dejado sorprender. Hay una gran parte del disco que ha aparecido hace poco, de pronto Adrián Quesada de Black Pumas saca un disco llamado Boleros psicodélicos, me vuela la cabeza, contacto con él y me produce una canción. Son cosas que evidentemente no puedes tener planificadas. También produjo Juan Pablo Vega, gran productor colombiano: me dice la discográfica que viene por aquí y contacto con él, luego me encuentro con un cantante y colabora para completar el tema. Entonces me voy rindiendo ante lo que sucede, me dejo llevar ante todo eso sin que pierda profesionalidad, por supuesto. De hecho, todo lo contrario, creo que es el disco más profesional que hice.
Rayden ha contado en otra oportunidad que casi se logra un featuring con Wos que finalmente no pudo darse, aunque sigue reconociendo que le encantaría y nombra también a, Nicky Nicole. “Me siento muy en sintonía por esa versatilidad a la hora de enfocar. Me encontraría y estaría muy cómodo. Es curioso, pero por ejemplo, el fenómeno Bizarrap a mí me encanta, me encantan casi todas las sesiones, pero si me llamase sentiría tal presión que creo que diría que no”.
―¿Cómo es eso?
―Porque toda la conceptualidad que yo intento hacer en una canción no podría. Encima muchas veces las canciones hablan de que están haciendo la canción, y yo con eso no podría. Creo que sufriría, no sabría qué hacer, creo que quien marca la tendencia musical mundial es Bizarrap, y yo lo pasaría fatal.
―Bueno, sería un lindo problema si te convoca.
―Claro, ¡que todos los problemas sean que te escriba Bizarrap! (risas). Pero sí… ¡demasiada presión!
Hincha del Real Madrid, Rayden es muy fan del fútbol, absorbe toda esa pasión que lo rodea y se conflictúa con ello. A días de un nuevo mundial, sorprende al contarnos que no lo va a ver, pese a su amor por la redonda. “Como es en Qatar no lo voy a ver. El futbol yo creo que tiene que ser unidad, deportividad, representar unos valores que en lugar que se hace, bajo el cepo de respetar una cultura, creo que están avasallando el respeto, entonces no lo voy a ver”.
―Nos llena de contradicciones el fútbol, ¿no?
―Es difícil porque la parte más instintiva del fútbol me vuelve loco. Yo te festejo todo lo del Real y me vuelvo loco, pero luego ves que llevan en la remera Fly Emirates, con todo lo que blanquean y me discuto mucho. Tengo muchos amigos que son jugadores de futbol, me regalan remeras y veo sus nombres y me llena de orgullo, aunque la doy vuelta y veo esas publicidades y otra vez me da bronca. Me siento como hipócrita, todo el rato estoy en constante pelea con ello. ¿Qué hago? Para mi esta última Champions, por ejemplo, cada partido del Madrid ha sido una victoria imposible, fue todo mucha épica. Pero lo llevo al raciocinio y decido que el mundial no lo voy a ver.
―¿Pensás que se podría haber hecho más para evitar que se haga en Qatar?
―Lo que pasa es que ahí es difícil, te metes en cosas raras, cosas raras de Michel Platini que su equipo favorito es el PSG, entonces apalabra a Qatar y se generan muchas cosas: por ejemplo, Francia no va a decir que no. Deberían plantarse las selecciones, pero desde arriba, no los jugadores, sino la dirigencia. Cuando ganas tanto dinero y estas en otro plano, hay cosas que no te llegan, y tampoco van a arriesgar por sus principios toda su carrera, entrenaron toda su vida para eso. Es difícil. Hay que ser extremadamente coherente, y es difícil, hay coherencias más difíciles que otras. Hablar desde mi casa es muy fácil, pero hay que estar en ese lugar.
―La última vez que hablamos, en plena pandemia, me contabas que veías a la sociedad más separada que nunca. ¡Cómo la ves hoy?
―Estamos peor. Porque ya veo un cisma, una fricción a todos los niveles: ambiental, ideológico, creo que ya se está muriendo el Capitalismo y prefiere morir matando. Todo este dolor a su paso viene con la muerte del ego, épocas difíciles que van a ir a peor, todo para intentar mantener esa forma de vida y es raro. Cada vez más uno tiene un discurso y no quiere oír el del otro. Antes estábamos en nuestra casa encerrados y nos estaban alimentando con odio, pero ahora estamos cultivando indiferencia.
*Rayden se presenta el domingo 16 de octubre en Niceto Club (Niceto Vega 5510, CABA). Entradas a través de passine