Cuando Lucho Scaglione y Leo De Cecco (bajista y baterista de Attaque 77 respectivamente) inauguraron el Strummer Bar en el 2018, lo hicieron con la impronta de generar un club de música en donde todos los colegas que pasaran disfrutaran de tocar con calidad de sonido y sobre todo apoyo a cada uno de los proyectos.
De a poco el Strummer se convirtió en un nuevo lugar en donde se respira música nueva y los que ya tienen más años en el ambiente pueden presentar otros proyectos.
Ese es el caso de Sergio Rotman que en pandemia, cuando se podía habilitar eventos en lugares abiertos, pasaba música en el patio. Luego se fue apoderando cada vez más del espacio y decantó en que actualmente es socio del lugar.
“Me asocié a Strummer en el 2021. En la pandemia lo primero que pude hacer fue pasar música en el patio y enseguida me di cuenta que el escenario tenía una magia increible. He visto shows muy impactantes para poca gente. Strummer tiene una cultura y el club decidió salir a hacer este fest de alguna representando lo que es. Tiene ética frente a la música y hay una línea conductora entre todas las bandas que se van a presentar, además de una forma de entender el arte”, dijo Rotman en la conferencia de prensa de presentación del festival que se realizará el 5 de octubre en el C Art Media en Chacarita. Ese día vuelve ni más ni menos que Cienfuegos, la mítica banda que nunca se sabe si es el show de despedida definitivo o vuelven como ahora. Ni el propio Rotman sabe decirlo, pero por las dudas pidió que “oremos al Señor”.
La grilla se completa con Dum Chica, Nikkö, Dum Chica, Semilla de Maldad, Uno x Uno, Fantasmagoria, Lucho al Attaque y Pez.
Ariel Minimal, cantante de Pez, manifestó: “Es un escenario de más fácil acceso que otros. Es un lugar donde el under puede desarrollarse, las bandas más jóvenes pueden mostrarse y esto es festejar la existencia de este escenario y mostrar un montón de bandas que de algún modo están asociadas al lugar. Strummer es un lugar en donde ocurren cosas y está abierto a toda la gente que está tocando hace mil años o ahora”.
Por su parte, Santiago Almeida de Semilla de Maldad, destacó que el festival “tiene una línea distinta a la que se está viendo en los festivales multibanda que para mi en lo particular me resulta medio repetitivo lo que está pasando, incluso en la gráfica y en la convocatoria musical. Me parece que este festival tiene algo osado, que también tiene que ver con lo que pasa en Strummer, que es apoyar a bandas que por ahí no están apareciendo en carteles de festival todo el tiempo y que realmente son bandas que tienen mucho para decir y mostrar”.
La cantante Nikkö también destacó la importancia de que exista este espacio: “Hace un par de años tenía una banda de rock y siempre quisimos pasar por Strummer y por una cosa u otra no se dio. Después me lancé como solista y uno de los lugares que quería pisar era este escenario. El 23 de febrero tuve el primer show acá. Siempre me sentí muy outsider de todo, ver los line ups de un montón de festivales en los que uno quiere tocar y está buenísimo, pero a veces los nombres se repiten. Pero este lugar permite nuevos proyectos, nuevas ideas. Cuando toqué acá en febrero, me quedé con ganas de hacer 40 mil fechas más este año por la mística del lugar y porque el público cuando vino a verme también sintió eso. Ahora formar parte de este festi a mi me llena de honor”.
Hoy ya no existe el romanticismo por los lugares míticos como Cemento o el Parakulturtal, que sin dudas representaron un momento muy importante para la escena, pero sonaban mal, había riesgo para enchufar cosas o la cana esperaba a la salida. Hoy el contexto es diferente y el eje está en que la música tiene que ser profesional pero no cuando los músicos llegan a “primera”, sino desde antes. Y esa fórmula se respeta a rajatabla en el Strummer. Algo está cambiando.
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