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A 30 años de la separación de The Smiths

La corta vida de The Smiths fue suficiente para que, treinta años después de su disolución, continué siendo una de las bandas más importantes de rock alternativo que nació en la era postpunk británica.

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Es innegable que The Smiths tenía todo para hacer historia: la complementación de las habilidades del guitarrista Johnny Marr y las controversiales letras de Morrisey, sumadas al talento de Mike Joyce (batería) y Andy Rourke (bajo), hacían de la banda un cóctel exitoso. Si bien Joyce y Rourke aportaban lo suyo -muy poco-, la columna vertebral del grupo estaba en la sociedad musical de Marr y Morrisey, quien para componer los temas le pedía al guitarrista que primero haga las melodías.

El fanatismo del publico los consagró como una banda independiente de culto y el fervor de ellos es el que trató -y trata- de explicar lo simple, buscando culpables o razones ocultas, anhelando un reencuentro que evidentemente no refleja más que sus deseos. Así que, tal vez y para dejar de creer en la ruptura como un enigma, será mejor comenzar a entenderlos como a una ‘experiencia religiosa‘.

Al día de hoy, las versiones de la ruptura apuntan a que que Marr no toleró la idea de que Morrisey  reversione canciones viejas de los ‘60, sumada la situación de presión vivida por por tener que actuar como manager de la banda. Por su parte, Morrisey, ha afirmado en más de una ocasión que no soportaba la posibilidad de que The Smiths llegara a ser una banda de alcance masivo.


Paradójicamente, y luego de su incursión como solista, TS logró un alcance planetario. Sin embargo, él admitió que “no quería que nos convirtiéramos en un enorme e intocable mega-grupo“. Acorde a su rechazo por la masividad, cuando el vocalista se enteró de que su primer disco en solitario –Viva Hate– había alcanzado el primer puesto en varios rankings, desapareció por un mes y, al regresar, despidió a su manager.

El rechazo de Morrisey por la industria musical aún se mantiene y reafirma su explicación original. De hecho, hace dos años, se quejó de los grandes sellos que “no hacen nada por el bien de la música” y, además, expuso que para él “no hay bandas o cantantes que lleguen al éxito sin marketing. Todo es obvio, predecible y tiene el mismo contenido“.

TS debutó en el programa de televisión Top of the pops de la cadena inglesa BBC, y allí irrumpió con un sonido auténtico, determinado por la habilidad de Johnny Marr y la excentricidad de Steven Morrisey. Luego, y con el primer disco editado al año siguiente de su formación bajo el sello independiente Rough Trade Records, la popularidad abrazó su destino.

Durante su breve existencia, la banda sumó fans progresivamente y aún lo sigue haciendo; curiosamente, la gran noche de la banda fue en el Paseo Camoens de Madrid, el 5 de mayo de 1985, en donde reunieron a más de medio millón de personas -a pesar de que, para la época, vendían muy pocos discos en las tiendas-.

En algunas declaraciones, el vocalista y letrista, también ha responsabilizado de la separación a NME -un semanario musical de Reino Unido-, por publicar el titular “The Smiths va a separarse“. “Los de NME lo fastidiaron todo. Ellos tuvieron una gran responsabilidad en nuestra ruptura. Me enfadé con ellos. Exhibieron el ataúd cuando el cadáver no se había enfriado aún. Yo estaba traumatizado y su actitud no ayudó. Publicaron un montón de mentiras sobre Johnny y yo y, de repente, nos vimos superados por los acontecimientos“, explicó.

La separación fue a poco de lanzar el último disco, “Strangeways, here we come”. En ese momento, sólo se supo que Marr había decidido abandonar la banda y que, como consecuencia de eso, Morrisey decidió desintegrar el grupo. Con el pasar de los años, Marr reafirmó que su elección fue debido a no disfrutar el estar con The Smiths. En su autobiografía, recién lanzada el año pasado, detalló que el detonante fue la presión de tener que actuar como manager del grupo tras el despido de varios managers profesionales de rock.

Sobre aquel acontecimiento, Marr dijo: “Eso fue lo que hizo que la banda se separara. Al día de hoy, no he conocido a nadie que piense que un grupo de rock importante deba ser dirigido por un guitarrista de 23 años“. Además, agregó: “Nos considerábamos inmanejables. Cuando despedíamos managers, siempre era yo el que me tenía que ocupar de los asuntos. Cuando nos aproximábamos al final de la banda, mi compañero me dejó claro que no iba a trabajar más con el manager del momento y tuvimos que volver a lo de antes. No estaba preparado para hacerlo y la situación se hizo insostenible. No había manera de avanzar“.

El final fue desordenado e interminable, en 1996 la herida se reabrió cuando Joyce demandó a Morrissey y a Marr por una mayor parte de los ingresos de la banda y el juez falló a su favor. En el documental The importance of being MorrisseyMoz fue determinante al referirse sobre el baterista: “Fue realmente chocante y por eso, a él, le deseo lo peor para el resto de su vida“. Respecto a la experiencia de TS, describió a esa era como algo “increíblemente personal” y agregó: “Era como el lanzamiento de tu propio diario de la música“. En cuanto a la ruptura, sólo explicó: ‘‘Una noche tuvimos una conversación al respecto y él (Jhonny Marr) estaba diciendo: ‘Creo que ya es hora, ya he tenido lo suficiente‘ y le dije ‘si, entiendo‘ pero, en realidad, no lo entendía. No pensé que él tiraría completamente del enchufe“.

Johny  -en su autobiografía Set The Boy Free– contó que, en el 2008, ambos solían vivir muy cerca en Manchester y decidieron reunirse luego de más de 10 años sin verse. En ese encuentro reflexionaron de temas profundos como su relación y de cómo la misma había sido siempre definida por lo profesional y por lo que decían los medios de comunicación en ese entonces. “Por años, existieron rumores de que los The Smiths se iban a reformar y nunca fueron ciertos. De repente, estábamos hablando de la posibilidad de reformar la banda y -en ese momento- parecía que con la intención correcta podía hacerse e incluso podía ser ideal porque yo podría haber continuado con The Cribs y Morrissey con su disco en solitario. Luego, nos abrazamos y nos despedimos“.

El guitarrista detalló que luego de esa charla continuaron los diálogos y planearon volver a reunirse pero que después, de un viaje a México con The Cribs, llegó el silencio: “Nuestra comunicación terminó, y las cosas volvieron a ser como estaban, como espero que seguirán siendo“, concluyó.

No hay enigma en la ruptura y hablar de ‘lucha de egos‘ sólo reduce todo a una lectura simplista. Después de tres décadas, no queda más que aceptar que las cosas -a veces- no funcionan y las diferencias artísticas y personales en el tiempo no pueden sostenerse. Probablemente, de haber forzado la continuidad y por el simple éxito en ascenso, el emblema que los caracteriza como la banda indie más influyente de todos los tiempos no existiría.

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