“Rata Blanca, Rata Blanca, esa música de mierda que se escucha en la bailanta.” Este era el cántico que el público de Los Redondos coreaba en los años 90. Curiosamente, unos años después, Los Redondos padecieron (o no) una suerte similar: sus temas “Un poco de amor francés” y “Mi perro dinamita” se popularizaron de forma masiva.
Rata Blanca, sin lugar a dudas, es un clásico argentino. Su estatus es comparable al de íconos nacionales como el Obelisco, las Cataratas del Iguazú o el Perito Moreno.
Tras algunos problemas con el ingreso que demoraron el inicio del espectáculo, pasadas las 21:30 comenzó el demoledor concierto de Rata Blanca. La noche arrancó con su tema más reciente: “Hijos de la Tempestad”.
Una vez más, los muchachos de Flores demostraron por qué son la banda de heavy metal más poderosa de habla hispana. A 35 años de su edición, “Magos, espadas y rosas” sigue siendo la obra más simbólica de la banda. El Movistar Arena, completamente agotado, fue testigo de su vigencia. El miércoles en Villa Crespo, el legado de “Magos…” se mantuvo intacto: varias generaciones se emocionaron, desde los que lo escucharon por primera vez en 1990 hasta los fanáticos más jóvenes.
Los clásicos no tardaron en desatar la euforia: “Solo por amarte”, “Volviendo a casa”, “El beso de la bruja” y “Talismán” fueron los primeros en sonar. La puesta en escena fue imponente, digna de la trayectoria de Rata Blanca. Cada acorde encendía al público, llevando la energía al máximo. El clímax llegó con “Rock es Rock”, desatando un pogo demoledor en el campo.
La euforia y la emoción se mantuvieron en alto: “Cuando sanes tu corazón”, “El círculo de fuego” y “Camino del sol” también formaron parte de las casi tres horas de espectáculo. La conexión de Rata Blanca con su público fiel es innegable; los fans corearon cada tema con pasión. Clásicos como “Los ojos del dragón”, “Nada es fácil” y “Haz tu jugada” confirmaron que no podían faltar en la lista. Si bien no hubo mucha interacción sobre el escenario, Walter Giardino, quien brilló de principio a fin, dejó su sentencia: “Algunos creen que esto ya pasó… pero las guitarras eléctricas siempre están.”
“Días Duros”, “Porque es tan difícil amar” y “El sueño de la gitana” antecedieron a “Callejero”, interpretado en una versión extendida. Nadie quería que la noche acabara, pero el final se acercaba.
Los himnos inmortales como “Mujer Amante”, “Guerrero del Arco Iris” y “Rock and Roll” sonaron justo antes de los bises. La puesta en escena fue descomunal: la pantalla gigante detrás de los músicos combinó animaciones espectaculares con tomas en vivo del escenario.
“Aún están en mis sueños”, “La leyenda del hada y el mago” y “El último ataque” fueron las elegidas para cerrar una noche increíble e inolvidable. Al final, Rata Blanca confirmó su esencia: son MAGOS sobre el escenario, sus instrumentos, ESPADAS de luchadores, y sus canciones, el perfume agradable de las ROSAS.