OK COMPUTER: Observación participante y alienación
Con una temática que continúa vigente un cuarto de siglo después y que influenció a multiplicidad de artistas de todo el mundo, un repaso por la obra maestra de Radiohead.
Más en forma. Más feliz. Más productivo/a. Confortable. Sin beber demasiado. Ejercitar frecuentemente en el gimnasio (tres veces por semana). No, no es un mero listado que podría haberse creado durante el encierro por el Covid-19. Se trata de los primeros versos de la robótica “Fitter Happier”, pieza que forma parte de OK Computer, uno de los trabajos más aclamados y disruptivos no sólo de la historia de Radiohead, sino del rock internacional en el último cuarto de siglo
Una obra que bien podría haber salido en pandemia, se adelantó en muchísimos aspectos a la situación que vive la sociedad en la actualidad, con la particularidad de abordar temáticas como la alienación, el impacto de la tecnología en la vida cotidiana, pero en 1997. Un registro que trasciende el tiempo, indudablemente.
Durante la gira de presentación de The Bends (1995), el grupo creó en una sesión maratónica el germen de lo que posteriormente sería su tercer registro de estudio. La primigenia “Lucky” fue grabada en septiembre de 1995, luego de colaborar en un disco colectivo que fue publicado por una ONG, el cual se tituló The Help Album. Tras finalizar dicho tour, a principios del año siguiente, el grupo puso un parate a sus actividades para poder descansar y posteriormente tomar las riendas de su siguiente obra.
Un giro conceptual, con letras que se alejan de la autorreferencialidad o de la introspección, fue, a grandes rasgos, el hilo conductor de las nuevas composiciones. En una entrevista televisiva de 1997, el cantante y guitarrista Thom Yorke declaraba que él no deseaba continuar con la indagación o, más bien, la exposición de aspectos de su psiquis, sino abstraerse de la cotidianeidad y observar a la sociedad, lo que ocurría a su alrededor, como una suerte de antropólogo que empleaba la famosa observación participante.
Producto de ello, la lírica brindaba un retrato de lo que ocurría en una sociedad que atravesaba el último tramo del siglo XX, en una transición hacia la explosión de la tecnología, su ubicuidad y los efectos que ésta producía en el mundo, así como la alienación -de nuevo: la obra fue concebida en 1997, no en 2020, ni 2021 ni 2022-, una crítica a la política británica de entonces, la globalización, la superabundancia, los medios mecánicos de transporte, los medios de comunicación y hasta pudo adelantarse a esa sensación de fatalidad social que hechos posteriores, ya entrado el siglo XXI, han demostrado ocurrir.
Fue la primera vez en la cual el quinteto tuvo casi total control de la producción artística. A tal punto que, con la excepción de “Lucky” y algunas secciones de cuerdas que se grabaron en el mítico Abbey Road, el resto del material se creó en una mansión del siglo XVI ubicada en la campiña inglesa, donde llevaron equipos para tal fin y a Nigel Godrich, que tuvo un rol clave como productor e ingeniero.
La locación tuvo su influencia en la grabación de las pistas, debido a que el grupo utilizó diferentes sectores del edificio, aprovechando la amplitud y acústica del lugar. En otra entrevista televisiva, el guitarrista Jonny Greenwood destacó la experiencia única que implicó haber efectuado las grabaciones en una casona de esas características, la cual generó una dinámica y capacidad de experimentación únicas hasta ese momento.
A partir de tomar ciertas influencias que se alejaban completamente del típico sonido de “bandas de guitarras”, que Yorke calificaba como “aburrido”, pudieron dar un paso al costado de la ola generada por el brit-pop, el cual alcanzó su clímax a mitad de esa década. Así, por ejemplo, se intentaba replicar el estilo de Miles Davis, pero de una pésima manera, lo que generaría algo nuevo, según explicaba el vocalista.
A partir del primer track, “Airbag”, el cantante explora la idea de salvarse por el elemento que se encuentra escondido en el volante de los automóviles y trae a colación algo de su propio miedo a moverse en ese medio de locomoción, mientras desde la instrumentación ya se ponen en práctica elementos que provienen de la música electrónica, como los efectos que se aplican en la batería ejecutada por Philip Selway.
Luego se encuentra la colosal “Paranoid Android”, que en esencia es una amalgama de tres canciones diferentes, las cuales, según los mismos miembros, “no sabían dónde dejarlas”. La eligieron para ser corte difusión, considerado por la discográfica como un suicidio comercial. Además, el single contó con un videoclip animado que estuvo dirigido por el creador sueco Magnus Carlsson. Pronto, al contrario de lo que pensaban los ejecutivos del sello, la aceptación del público estallaría.
“Subterranean Homesick Alien” parafrasea el título de una canción de Bob Dylan: un ambiente casi onírico creado por los teclados y las guitarras limpias, mientras que desde la lírica se describe una sensación de enajenamiento con respeto a la sociedad. En cambio, “Exit Music (For a Film)” empieza sólo con una guitarra acústica y la voz de Yorke. El tema fue encargado para el cierre de la película Romeo + Julieta, de William Shakespeare (1996), aunque por petición del quinteto se quitó del soundtrack que se comercializó en paralelo a la adaptación cinematográfica.
“Let Down” contrasta una melodía suave y optimista con estrofas que sirven casi como una extraña oda a la tristeza absoluta que puede sufrir un ser humano en algún momento de su vida. “Karma Police” marca la mitad del tracklist. Con una instrumentación sin demasiadas capas ni efectos, el segundo single del LP plantea una suerte de venganza dada por el mismo karma: “Esto es lo que obtendrás cuando te metas con nosotros/as”.
a anteriormente mencionada “Fitter Happier”, donde el grupo toma frases de publicidades de aquellos años y las reúne en estrofas que son recitadas por un sintetizador de voz, funciona de puente. Las guitarras totalmente distorsionadas le dan a “Electioneering” un ambiente que la vincula más con el sonido de su material previo.
“Climbing Up The Walls” utiliza una mayor cantidad de efectos sonoros para crear un ambiente extraño, que se complementa con una sección de cuerdas influenciada por la música atonal. Un notable contrapunto lo marca “No Surprises” y sus arreglos que remiten a una canción infantil. Último corte difusión, acá el vocalista plantea una situación donde no hay sorpresas -el título lo spoilea-, aunque también se interpretó como una observación respecto del suicidio, pues, la vida misma está llena de alarmas y sorpresas.
“Lucky”, aquella pista grabada en 1995, le da paso a la última del larga duración, “The Tourist”: los arreglos instrumentales coinciden con la idea de la desaceleración y con un compositor que observa a un grupo de turistas que recorren la ciudad con prisa y que ni siquiera tienen tiempo de apreciar lo que les rodea. El concepto puede extrapolarse a muchos aspectos de la vida moderna.
La repercusión de OK Computer fue notable. Aclamado por la crítica, catapultó al grupo a niveles insospechados de popularidad y ganó su lugar en la historia de la música contemporánea, comparado con Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), de los Beatles, The Dark Side of the Moon (1973), de Pink Floyd, entre otros discos conceptuales. Con una temática que continúa vigente un cuarto de siglo después y que influenció a multiplicidad de artistas de todo el mundo, podría concluirse que es la gran obra maestra de Radiohead.