Juan Robles nació hace veinte años en Mar del Plata y desde principios del 2022 vive en Buenos Aires, ciudad testigo de lo que es su tercer disco Tambores de Arena, sucesor de Perspectiva Buksed. “Vine a estudiar, componer y armar una nueva banda para salir a tocar”, resume perfectamente el cantante y agrega que “la potencia porteña impulsó este sonido completamente distinto a lo que ya había hecho y distinto a lo que suena hoy día”.
―No te llevás con lo que más suena.
―Me aburre el mainstream, la música berreta, sin personalidad. El mainstream y todas sus adyacencias prescinden de las arterias fundamentales. Me gusta robar el bacalao y cortarlo a dentelladas. En fin… empecé a escribir y en dos o tres meses ya tenía las composiciones. Luego fue cuestión de seleccionar cuáles entrarían y cuáles no.
―Hay un lindo paisaje de estilos y ritmos en el disco, ¿cómo fuiste llevando la composición y la producción de las canciones?
―Una vez que supe que se estaba gestando un disco y no una serie de composiciones individuales, las jornadas de composición y grabación se tornaron intensas. La búsqueda del hilo conductor fue obsesiva, estuvo bien. Escuché buena música, pretendí ser lo más automático posible y no reflexionar demasiado. Teby Frontera fue mi mano derecha en la producción, como siempre.
―¿Cuánto de tu cambio de residencia y tus vivencias en Buenos Aires hay en esta obra y cuánto de lo que dejás en Mar del Plata?
―Una vez soñé que La Perla de Mar del Plata quedaba a cuatro cuadras de Balvanera. La heterogeneidad del disco tiene que ver con eso. El clima esquizofrénico de Mar del Plata y la repentina calma antes de la tormenta en cada plano secuencia de cada esquina de cada barrio de Buenos Aires. Esto, mis padres, mis hermanos y un amor que alteró la antena con la que recibo la información de arriba, fueron las influencias más poderosas.
―¿Cómo fue dar ese paso gigante de mudarte de ciudad?
―Fue natural. Un paso después del último y un paso antes del siguiente. Me fui porque me enloquecían las calles, me sentía demasiado cómodo. Quería cambiar. Necesité posicionar lo que hago en otros sitios. Siempre quise vivir en Buenos Aires y si no lo hubiera hecho tal vez no hubiera compuesto nada más.
―¿Qué recordás de aquellos primeros pasos que diste con la música?
Mi padre músico, mi madre bailarina, la casa siempre repleta de amigos. La música estaba ahí. Los discos de Alta Tensión, la primera vez que vi el Rooftop de los Beatles, mi primer profesor de piano cuando me mostró el infierno de Jerry Lee Lewis… De eso me acuerdo.
―¿Cuándo fue que empezaste a definir que querías ser un músico y compositor?
―Alguna vez estuve preocupado porque no sabía cómo empezar a escribir canciones. Mi viejo me dijo que no me volviera loco, porque una vez que comenzara no iba a parar jamás. Y si hay que parar, se para. Ahí vamos.
