Tres años pasaron desde el último recital de Green Day en Argentina. Aquella vez en Vélez se habían apoyado en su legado con un listado de veintidós hits imperecederos, como una suerte de Grandes Éxitos ejecutado en vivo y en directo con una efectividad contundente.
En ésta ocasión, el trío conformado por Billie Joe Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool ofreció un espectáculo de proporciones colosales con varias sorpresas guardadas para salir a ganar en cancha de Huracán.
Hubo más de un motivo de celebración: a la presentación de su último disco Saviors (2023) se le sumaron el vigésimo aniversario de American Idiot (2004), su disco más contestatario, y el trigésimo del rebelde Dookie (1994).
Desde temprano fuimos testigos de cómo el punk barrial del conurbano bonaerense (más precisamente de Valentín Alsina) convergió con el californiano en el barrio de Parque Patricios, el barrio que lo vio crecer a Ringo Bonavena. Porque cuando todavía era de día, 2 Minutos salió a pegar unas buenas trompadas cargadas de guitarras distorsionadas en “Tema de Adrián”, latas de cerveza que embadurnaron “Demasiado Tarde (La Marcha)” e himnos anti-yuta como “Ya no sos Igual”.
Los Bad Nerves también provocaron unas amplias rondas de pogo con canciones como “Can’t Be Mine” y “Dreaming”. De hecho, el primer homenaje de la noche a los Ramones lo hicieron los oriundos de Essex con una versión electrizante de “Cretin’ Hop”. Unos 45 minutos bastaron para presentarse formalmente ante el público local, que también los va a poder ver en un lugar más chico cuando toquen en El Teatrito el 6 de septiembre.
Un conejo rosa totalmente borracho, eso fue lo que apareció en escena cuando se apagaron las luces y empezó a sonar “Bohemian Rhapsody” de Queen y “Blitzkrieg Bop” de Ramones. El conejo arengó a la turba enardecida mientras los músicos se acomodaban en el escenario.
La tormenta punk la desató Green Day con dos granadas directo al corazón: “American Idiot” y “Holiday” fueron las canciones iniciales bajo una explosión de luces y pirotecnia. Enseguida cumplieron con el ritual de subir al escenario a una fan que, temblando de la emoción en “Know your Enemy”, rápidamente se apropió del micrófono para cantar el estribillo desaforada. Incluso hasta se llevó el legendario corbatín rojo de Billie Joe de souvenir. El sueño de una fan cumplido ante 39.999 otros ovacionando en un gesto de aprobación masivo.
El arranque fue tan arrollador hasta para ellos mismos que tuvieron que bajar decibeles con “Boulevard of Broken Dreams” con el cantante envuelto en una bandera argentina y dedicándole unas palabras a Messi.
Las canciones de Saviors (2023) lucharon por ese lugarcito en un repertorio que sienta sus bases en una discografía sólida como la que tiene el trío de California. Por eso canciones como “One Eye Bastard” y “Dilemma” fueron bien recibidas, pero la locura la provocaron “Basket Case”, “She” y “Hitchin’ a Ride” que sonó con riff de “Iron Man” de Black Sabbath incluido. Besito al cielo para Ozzy por parte de Billie Joe y a seguir con la fiesta.
Siguiendo con la tendencia de desempolvar varias reliquias del baúl de los recuerdos durante la gira sudamericana, el trío arremetió con “The Grouch” de Nimrod (1997) y “Going to Pasalacqua” de 39/Smooth… (1990) más cerca del final.
Las canciones no solo recorrieron la discografía del grupo sino que atravesaron generaciones que estuvieron muy bien marcadas en el público. Grupos de amigos maquillados a lo emo, un padre con una hija teñidos de verde, y parejas que promediaban los 50 años.
La melodía melancólica de “Wake me up when September Ends” mientras la lluvia de fuego caía sobre las cabezas de los músicos emocionaron a toda la marea humana que iluminó la cancha de Huracán con sus celulares. “Es uno de los mejores shows de nuestras vidas”, dijo el frontman. Y sí, ¿que nos iba a decir?.
El final llegó con “Jesus of Suburbia”, una pieza de 10 minutos de duración construida con forma de opera-punk que desanda un camino de amor, odio, angustia, decepción y esperanza. No hubo corazón que aguante para semejante final y como si fuesen granadas sin espoletas como en la portada de American Idiot, explotaron de la emoción.
Billie Joe se paró solo con su guitarra acústica para cantar “Good Riddance (Time of your life)” y desearnos que “hayamos pasado el tiempo de nuestras vidas” mientras una ceremonia de fuegos artificiales coloreó el cielo del Palacio Ducó.
Septiembre recién arrancó y en su quinta visita Green Day nos dejó en claro que, aunque la canción diga lo contrario, ellos están más despiertos que nunca.