En tan sólo 37 minutos y dos segundos, el debut discográfico de Los Bitchos logra hacer que el cuerpo instintivamente empiece a bailar. Desde el título, Let the Festivities Begin! (2022) -que se traduce literalmente como “¡Que empiecen las festividades!”-, denota que lo que se está por escuchar es la introducción -y algo más- a una fiesta.
¿Cumbia psicodélica made in the UK? Sí. ¿Cómo? Pues, se trata de un cuarteto de mujeres oriundas de diferentes países: la uruguaya Agustina Ruiz -keytar, el teclado que se toca colgado, un clásico de la movida tropical casualmente-, la australiana Serra Petale -guitarra-, la inglesa Nic Crawshaw -batería- y la sueca Josefine Jonsson -bajo-. Ellas coincidieron en Londres, amistades y salidas mediante, con la idea de crear un grupo de cumbia instrumental -el aporte de Ruiz es innegable-. Consolidada la formación, el público local no tardó en llegar.
En un principio, había que seguirlas por YouTube, donde algunos singles e intervenciones para diversos programas de radio, incluida la histórica BBC, sirvieron de catapulta hacia una difusión que creció exponencialmente y, por supuesto, también en vivos que llamaron la atención más allá de las islas británicas. Hasta que llegó el momento de condensar las composiciones en un registro que tuvo la producción de Alex Kapranos, cantante y guitarrista de Franz Ferdinand.
Este trabajo podría definirse como cosmopolita, y, claro, divertido. A partir de la multiplicidad de orígenes que cada una de las integrantes imprime en el disco, desde los primeros sonidos de percusión en la apertura, con “The Link Is About to Die”, el baile no puede esperar más de cuatro segundos en comenzar. La guitarra de Petale marca una tónica psicodélica que remite a aires arabescos y de la cumbia -tanto argentina como peruana-, con influencias que podrían rastrearse hasta en la mismísima Gilda, a quien la tecladista charrúa escuchó durante varios años.
En un ambiente de disfrute -“I Enjoy It”-, el ritmo parece trasladar la cabeza a la selva subtropical. En un estado de trance, las modulaciones se escabullen entre voces femeninas ininteligibles que van de un lado al otro en la mezcla.
Luego, la cumbia pide “Pista (Fresh Start)”, cuando la base oficia de guía para los pasos y la música se complementa con voces de fondo, como si la canción se hubiese grabado durante una fiesta que termina con aplausos y celebración. Las primeras notas de “FFS” tienen un halo de medio oriente -los antepasados de la encargada de las seis cuerdas son de origen turco-, que permite viajar hacia esas latitudes.
Después, el recorrido se dirige hacia el “Tropico” y se topa con “Las Panteras”, la cual inicia sigilosamente, confirmando que la noche no tendrá fin, hasta alcanzar el clímax, el cual invita a saltar y dejarse llevar hasta límites insospechados. Continúa “Good to Go!”, con un tinte cinematográfico, que sin problemas podría formar parte de una banda sonora de Quentin Tarantino. “Change of Heart” propone mover el cuerpo al ritmo de los compases que marca la percusión y las notas que ejecuta Petale.
La joda sigue con “Tripping at a Party” y la fuerza que Crawshaw impone desde los parches, en una combinación de sonidos de múltiples géneros que resultan en una pieza que bien podría ser rock, cumbia, punk, ska o todo eso junto. Hacia el final se encuentra el track más rockero del trabajo, “Try The Circle!”: ambiente influenciado por el surf rock y toques oscuros de las teclas y la percusión.
“Lindsay Goes to Mykonos” funciona como una coda, un pasaje hacia un viaje que empezó y que se extenderá más allá de la música, con intervalos que poseen mucho ataque de las guitarras y otros donde las teclas completan el ambiente de los festejos interminables. No se sabe quién es Lidsay, ni por qué se va a Mykonos, pero seguramente la pasará bien.