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Las mil formas de gozar con Dancing Mood

La banda viga del ska instrumental argentino se presentó en un Niceto lleno a pesar de la veda electoral y El Bondi estuvo presente para vivirlo.

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Tras los 25 años de historia desde su fundación, a la par del arranque del milenio, Dancing Mood llevó sus melodías de corte antillano al barrio de Palermo para una nueva celebración de su música frente a un venue colmado hasta los bordes. 

La noche era inusual: veda electoral previa a las elecciones de Ciudad de Buenos Aires, y las calles alrededor de Niceto estaban vacías, con persianas bajas y uno de los primeros fríos del año azotando todas las esquinas. Sin embargo, el oasis de fiesta irrenunciable que propuso Dancing Mood convocó a un cúmulo de personas a evadir los obstáculos para encontrarse, una vez más, en este año aniversario para la banda.

Con un repaso breve de su discografía, y sin dejar afuera clásicos como “Police Woman”, “A Mis Abuelos” y “Shot In The Knee”, Dancing se presentó con la calidad que le conocemos. Una unidad musical indivisible, donde cada parte del todo representa un engranaje fundamental no solamente en sus solos, ya sea de vientos, teclados o guitarras, sino en el sonido 360 que se genera cada vez que la agrupación pisa un escenario.

El público era heterogéneo, de diversas edades y estilos, pero todos vibraron al ritmo de saxos potentes, un dueto de violas espejadas y toda la energía de disfrute que emana el ska sudamericano y el reggae soulero que propone Dancing Mood y que fue repatentado en “Forever” (2024), su último lanzamiento. Un disco entre cuyos tracks se apersona un relajado León Gieco para formar parte del cover del mítico “Hombres de Hierro”, que tiene también canciones que aluden a distintas influencias y rincones del mundo.

En esta noche de mayo en Niceto se lucieron temas nuevos como “I’m gonna come back to Brixton” (acompañado de unas visuales británicas tras los músicos) y “The Killer”, con los que el público presente gozó incansablemente. La presencia ya esperadísima de Sonia Savinell con su fabulosa voz también fue un lujo para los asistentes, que la ovacionaron con muchísimo entusiasmo.

Otro momento de pico de disfrute fue el impecable tributo a la leyenda del tango Ástor Piazzolla mediante la versión a puros vientos (con especial estrellato de trompeta, saxofón, trombón y flauta traversa) de “Adiós Nonino”.

Quizás entre las mayores virtudes de la banda se encuentra esa necesidad que se genera al final de cada uno de sus shows de volver, esas ansias de regreso que el público parece emanar por los poros luego de esas clásicas noches de música antillana propuestas por esta ya icónica banda argentina. Luego de un cuarto de siglo en su espalda, siguen porfiando hacia la calidad coherente y la consolidación continua como agrupación relevante, sino fundamental, del ecosistema instrumental de los ritmos que los caracterizan.

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