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Joaquín Sabina en el Movistar Arena: “Ojalá que volvamos a vernos”

El más argentino de los gallegos volvió a su Buenos Aires querido. La del lunes fue la primera de un total de diez conciertos, todos agotados, en el marco de su gira despedida “Hola y Adiós”.

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Antes que Sabina y su orquesta empiecen a tocar, por las pantallas se proyectó el último videoclip de Joaquín llamado “Un último vals”, donde se ve al cantautor acodado a la barra de un bar cantando mientras a su alrededor van apareciendo algunos de sus amigos, entre ellos Andrés Calamaro, Joan Manuel Serrat, Jorge Drexler y Ricardo Darín, todos muy aplaudidos por los presentes. El clima de nostalgia y el sabor a despedida ya se apoderaba del Movistar.   

La velada arrancó con “Lagrimas de mármol” y “Lo niego todo”. Como no podía ser de otra manera, Sabina se tomó su tiempo para volver a contar lo que siente por Argentina, y en especial por Buenos Aires. Recordando cuando vino por primera vez allá por los años 80 a dar una conferencia de prensa en La Casona del Conde de Palermo, después contó su periplo de lugares emblemáticos de la cuidad donde tocó: el Teatro Opera, el Gran Rex, el Luna Park, su amada Bombonera en dos ocasiones (una tercera vez con Joan Manuel Serrat). Mientras la gente trataba de desatar el nudo de su garganta sonaba “Mentiras piadosas”. 

Las sillas puestas sobre el campo del Movistar fueron en vano, la gente apenas duró un tema sentada y se vivieron las dos horas de concierto casi de pie. “Ahora” y “Calle melancolía”, muy coreadas, también fueron de la partida.

El público muy fanático no paro de cantar en ningún momento, hay una conexión con el cantante impresionante, un ida y vuelva constante. “Estas son canciones que escribí hace mil años”, dijo Joaquín y sonaron: “19 días y 500 noches” y “Quien me ha robado el mes de abril”, verdaderos clásicos de clásicos.

A Sabina lo acompaña una banda extraordinaria, músicos de la ostia, que giran con él desde hace varios años, con un par de nuevas incorporaciones. Para presentarlos la canción elegida fue: “Mas de 100 mentiras”, y ellos son: Antonio García de Diego (guitarras, teclados y armónica), Jaime Asúa y Borja Montenegro (guitarras), Josemi Sagaste (saxo y percusión), Pedro Barceló (batería), Mara Barros (coros) y Laura Gómez Palma (bajo), argentina ella, que acá toco en Man Ray, banda con la que grabó un disco a sus 18 años en 1988. 

Acto seguido, Joaquín abandono el escenario por un momento para darle paso a dos de sus músicos para que canten. “Camas vacías” sonó en la voz de la talentosísima Mara Barros, y por Jaime Asúa interpretó “Pacto entre caballeros”.  

El maestro de la canción volvió para ponernos a todos la piel de pollo al cantar “Donde habita el olvido” y “Peces de ciudad” antes de tres himnos: “Una Canción para la Magdalena”, “Y Sin Embargo” y “Por el Bulevar de los Sueños Rotos”, dedicado a su amada Chavela Vargas.  

Una que no podía faltar sin dudas fue “Noche de bodas”/”Y nos dieron las diez”. La banda saludo al público y se retiró, pero nadie en el Movistar se movió, todos sabíamos que faltaba más…

Una de las favoritas de quien escribe, “La canción más hermosa del mundo”, fue cantada por Antonio García de Diego. Otros clásicos que sonaron, aunque a decir verdad, a esta altura de la carrera de Sabina, ya se han convertido todas sus canciones en clásicas, fueron “Tan joven y tan viejo” y “Con la frente marchita”. Esta última con eso de “… y me puse a gritar donde estás”, ideal para cantarla un 24 de marzo…

“Contigo” y “Princesa” dieron el cierra a una noche plagada de emociones. Queremos seguir viendo Joaquín sobre los escenarios toda la vida, aunque el tiempo digo lo contrario. “En Madrid siempre digo que, si alguna vez me pierdo, vayan a buscarme a Buenos Aires”, sintetizó el cantante, y no mintió. Al menos este y no otro será su destino durante nueve noches más.

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