Cabezones
Lejos no es no estar
Cronista: Gentileza: Nadia Mansilla | Fotos:
Beto Landoni
13 de Agosto, 2006
Gustavo Martínez, bajista de Cabezones, recibió a La Bitácora en una tarde particularmente fría. Después de varias notas, aceptó dar una más, y como si fuera la primera, respondió cálidamente todos los interrogantes que envuelven al conjunto
Será su origen santafesino –al igual que casi todos los integrantes de Cabezones, a excepción de Leandro Aput- lo que produce esa energía que transmite. “Buena vibra”, le dicen. Gustavo sabe que seguramente la primera pregunta estará relacionada al accidente que sufrió César Andino, cantante de Cabezones, junto a Gabriel Ruiz Díaz, bajista de Catupecu Machu, a fines de marzo. Aún cuando la entrevista sea en el marco de la salida del nuevo material de la banda: un CD y DVD que llevará el nombre de “Bienvenidos”.
-Es inevitable preguntar por el contexto en el que se da la presentación de este trabajo…
-Sí, es inevitable. Y está bien, creo, que sea así. Es una época especial, diferente a todas porque a partir de esta situación que generó el accidente, algo que uno nunca espera y que siempre te sorprende, hubo que reacomodar un poco todo. Una vez pasado el momento más agudo, que fue muy extremo, empezamos a bajar un cambio y a ver cómo reubicar las piezas en esta especie de intervalo que nos toca vivir.
-Un poco obligados por las circunstancias...
-Sí. Yo creo que es como cuando vas al cine, te pasan una parte de la película y luego hay un intervalo donde salís a tomar algo. Luego volvés y te encontrás con la segunda parte de la película. Esto lo estamos viviendo y asimilando de ese modo, como un stand by. Nos toca esperar un poco, hasta que César se recupere. Mientras tanto seguimos trabajando, que es algo que no hemos cortado nunca y que sigue siendo nuestra primera consigna. Estamos contentos que “Bienvenidos” haya visto la luz. Trabajar dentro de él fue un proyecto muy lindo, donde nos involucramos todos: Leandro (Aput) en todo lo que fue la imagen, Carlos Oliván en la dirección; Esteban (Serniotti) con el audio, en todo lo que fue grabación y mezclas, y yo con la gráfica.
-¿Cómo tomaron esto de editar un primer disco en vivo, en estas tres versiones, CD, DVD y CD + DVD?
-Fue un lindo desafío. Editar un material en tres formatos diferentes es algo que no habíamos hecho nunca. Mucho más trabajo, muchas más cosas para tener en cuenta. Pero creo que respondimos muy bien y este trabajo demuestra lo que es trabajar en equipo, concretar los planes y los objetivos en común. Eso nos ha dado una tranquilidad muy grande. Y también mucha seguridad.
-“Bienvenidos”, fue muy bien recibido por lo seguidores de la banda, algo que se vio en la presentación en La Trastienda...
-Sí, estuvo muy buena. Muy emotiva, también. Haberlo compartido con Fernando Ruiz Díaz, con quien nos une desde hace tiempo una amistad muy linda que se ha ido forjando con los años y que después de esto se ha solidificado, es muy fuerte. Súper emotivo. Una noche de esas que no podés olvidar. Estuvo muy bueno, realmente.
-En la presentación hubo una proyección y luego un show en vivo, ¿cómo surgió esa idea?
-En un primer momento queríamos proyectar todo el DVD, como si se tratara de ir al cine. Y después pensamos que estaría bueno tocar y darle a la gente un poquito del vivo en la banda, que es lo que el material refleja. Por eso hubo una proyección de 8, de los 18 temas que tiene grabados, y después tocamos 7 canciones en vivo, que se nos pasaron volando. Y cuando le dijimos a Fer nos dijo: “!Por supuesto!”. Así que nos juntamos a ensayar y preparamos las canciones. Creo que fue una presentación muy espontánea, y eso la hace muy valiosa. Además, fue un show bárbaro -en referencia al de febrero- duró más de 2 horas y media. Son esos momentos que, más allá que esté plasmado en imagen y audio, uno lo lleva adentro y los atesora de manera muy especial. Como cuando veo el DVD y digo: “Guau, ¡cómo estaba la gente!”. Porque en ese momento hay detalles que se pierden porque estás en otras cosas. Y cuando lo veo, noto al público disfrutando mucho. Y eso está muy bueno. Que la energía vaya y vuelva, desde el escenario a la gente. Y viceversa. Tanto en el show del Teatro, como en la presentación en La Trastienda fue increíble la energía de la gente.
-Antes de salir a tocar, ¿desde dónde viviste la proyección?
Esa noche yo me inmiscuí entre la gente, porque quería sentir la energía de los que estaban ahí, y cómo lo vivían. El momento en que se vio el saludo de César fue muy fuerte, porque, si bien no podía estar ahí, lo trajimos de esa manera. Y respondieron intensamente a eso. Ahora solo resta esperar y traerlo de nuevo a los escenarios.
“Bienvenidos” trae una canción nueva, “Mírame”, que es un pequeño adelanto de lo que vendrá. Y también es un testimonio del crecimiento musical de la banda, que nunca se alejó de una seductora oscuridad, pero que desde el nacimiento de Sofía, hija del cantante, ha tomado un rumbo un poco más destellado.
-En “Jardín de Extremidad” se percibe que la llegada de Sofía marcó un cambio en las letras de Cabezones…
-“Jardín de Extremidad” es un disco que tiene una luz muy especial. Sin duda, más directamente en la vida de César porque es el papá. Pero que también nos tocó a todos, porque es la hija de nuestro amigo. Y en canciones como “Mi pequeña infinidad” se pudo plasmar ese brillo distinto que la niña trajo, al punto tal de incluirla en el arte de tapa. Permitirnos brillar de esa manera y transitar por el power que nunca abandonaremos, con canciones como “Alud” o “Imán”, demuestran que es un disco muy versátil, donde pudimos ir de un extremo al otro y barrer nuestras posibilidades.
-¿“Mírame” sería un anticipo de los próximos caminos que tomará la banda?
Es un tema que terminamos de componer 3 o 4 días antes del show del Teatro, porque teníamos ganas de presentar un tema nuevo. Cuando lo tocamos había quedado muy bien. Después revisando las pistas, vimos que estaba muy bien ejecutado y decidimos que había que incluirlo en el disco. Es una evolución, de la que siempre nos hemos permitido. Si escuchás “Alas”, es un momento de la banda; si escuchas “Eclipse”, es otro; como así también “Intraural” y “Jardín de Extremidad” representan diferentes estadíos. Entonces “Bienvenidos” nuclea todo eso, haciendo un gran repaso por los discos, con canciones reversionadas y con la frescura y la potencia que tiene el vivo, aprovechando las sensaciones que genera el DVD y que era algo que nos atraía mucho.
Se lo nota sereno a Martínez. A punto tal que despierta cierta envidia, a esta altura de año cuando empieza a sonar la alarma que ya indica baja batería. Atravesar un momento crítico, hacerse carne del dolor físico y espiritual de un compañero de banda, un amigo del alma, no pudieron quitarle el estoicismo. Y no sólo lo refleja él en esta entrevista, sino también Cabezones lo manifestó en la presentación en vivo de este excelente material. Los proyectos siguen en pie y las ganas se incrementan de manera directamente proporcional a las mejorías de Andino. Al respecto, el bajista concluye: “Creo que venimos encarando desde hace tiempo una serie de compromisos que nos planteamos a nosotros mismos, donde tratamos siempre que salgan de la mejor manera. Queremos ser muy concretos en lo que ofrecemos, y ordenados a la hora de trabajar. Esto también lo vivimos en el proceso de “Bienvenidos”. Y todas esas cosas que habíamos programado, vendrán más adelante. Muchas veces hay que aprender a no ser tan ansiosos Este tipo de situaciones te enseñan a medir el tiempo de otra manera, o por lo menos desde el seno de la banda nos estamos empezando a asimilar distinto, a reflexionar desde otros puntos. Pero estamos bien y esto nos ha unido muchísimo. La gente lo notó, y después nos decían que se nos veía muy bien, con mucha garra y mucha esperanza”.
-Es inevitable preguntar por el contexto en el que se da la presentación de este trabajo…
-Sí, es inevitable. Y está bien, creo, que sea así. Es una época especial, diferente a todas porque a partir de esta situación que generó el accidente, algo que uno nunca espera y que siempre te sorprende, hubo que reacomodar un poco todo. Una vez pasado el momento más agudo, que fue muy extremo, empezamos a bajar un cambio y a ver cómo reubicar las piezas en esta especie de intervalo que nos toca vivir.
-Un poco obligados por las circunstancias...
-Sí. Yo creo que es como cuando vas al cine, te pasan una parte de la película y luego hay un intervalo donde salís a tomar algo. Luego volvés y te encontrás con la segunda parte de la película. Esto lo estamos viviendo y asimilando de ese modo, como un stand by. Nos toca esperar un poco, hasta que César se recupere. Mientras tanto seguimos trabajando, que es algo que no hemos cortado nunca y que sigue siendo nuestra primera consigna. Estamos contentos que “Bienvenidos” haya visto la luz. Trabajar dentro de él fue un proyecto muy lindo, donde nos involucramos todos: Leandro (Aput) en todo lo que fue la imagen, Carlos Oliván en la dirección; Esteban (Serniotti) con el audio, en todo lo que fue grabación y mezclas, y yo con la gráfica.
-¿Cómo tomaron esto de editar un primer disco en vivo, en estas tres versiones, CD, DVD y CD + DVD?
-Fue un lindo desafío. Editar un material en tres formatos diferentes es algo que no habíamos hecho nunca. Mucho más trabajo, muchas más cosas para tener en cuenta. Pero creo que respondimos muy bien y este trabajo demuestra lo que es trabajar en equipo, concretar los planes y los objetivos en común. Eso nos ha dado una tranquilidad muy grande. Y también mucha seguridad.
-“Bienvenidos”, fue muy bien recibido por lo seguidores de la banda, algo que se vio en la presentación en La Trastienda...
-Sí, estuvo muy buena. Muy emotiva, también. Haberlo compartido con Fernando Ruiz Díaz, con quien nos une desde hace tiempo una amistad muy linda que se ha ido forjando con los años y que después de esto se ha solidificado, es muy fuerte. Súper emotivo. Una noche de esas que no podés olvidar. Estuvo muy bueno, realmente.
-En la presentación hubo una proyección y luego un show en vivo, ¿cómo surgió esa idea?
-En un primer momento queríamos proyectar todo el DVD, como si se tratara de ir al cine. Y después pensamos que estaría bueno tocar y darle a la gente un poquito del vivo en la banda, que es lo que el material refleja. Por eso hubo una proyección de 8, de los 18 temas que tiene grabados, y después tocamos 7 canciones en vivo, que se nos pasaron volando. Y cuando le dijimos a Fer nos dijo: “!Por supuesto!”. Así que nos juntamos a ensayar y preparamos las canciones. Creo que fue una presentación muy espontánea, y eso la hace muy valiosa. Además, fue un show bárbaro -en referencia al de febrero- duró más de 2 horas y media. Son esos momentos que, más allá que esté plasmado en imagen y audio, uno lo lleva adentro y los atesora de manera muy especial. Como cuando veo el DVD y digo: “Guau, ¡cómo estaba la gente!”. Porque en ese momento hay detalles que se pierden porque estás en otras cosas. Y cuando lo veo, noto al público disfrutando mucho. Y eso está muy bueno. Que la energía vaya y vuelva, desde el escenario a la gente. Y viceversa. Tanto en el show del Teatro, como en la presentación en La Trastienda fue increíble la energía de la gente.
-Antes de salir a tocar, ¿desde dónde viviste la proyección?
Esa noche yo me inmiscuí entre la gente, porque quería sentir la energía de los que estaban ahí, y cómo lo vivían. El momento en que se vio el saludo de César fue muy fuerte, porque, si bien no podía estar ahí, lo trajimos de esa manera. Y respondieron intensamente a eso. Ahora solo resta esperar y traerlo de nuevo a los escenarios.
“Bienvenidos” trae una canción nueva, “Mírame”, que es un pequeño adelanto de lo que vendrá. Y también es un testimonio del crecimiento musical de la banda, que nunca se alejó de una seductora oscuridad, pero que desde el nacimiento de Sofía, hija del cantante, ha tomado un rumbo un poco más destellado.
-En “Jardín de Extremidad” se percibe que la llegada de Sofía marcó un cambio en las letras de Cabezones…
-“Jardín de Extremidad” es un disco que tiene una luz muy especial. Sin duda, más directamente en la vida de César porque es el papá. Pero que también nos tocó a todos, porque es la hija de nuestro amigo. Y en canciones como “Mi pequeña infinidad” se pudo plasmar ese brillo distinto que la niña trajo, al punto tal de incluirla en el arte de tapa. Permitirnos brillar de esa manera y transitar por el power que nunca abandonaremos, con canciones como “Alud” o “Imán”, demuestran que es un disco muy versátil, donde pudimos ir de un extremo al otro y barrer nuestras posibilidades.
-¿“Mírame” sería un anticipo de los próximos caminos que tomará la banda?
Es un tema que terminamos de componer 3 o 4 días antes del show del Teatro, porque teníamos ganas de presentar un tema nuevo. Cuando lo tocamos había quedado muy bien. Después revisando las pistas, vimos que estaba muy bien ejecutado y decidimos que había que incluirlo en el disco. Es una evolución, de la que siempre nos hemos permitido. Si escuchás “Alas”, es un momento de la banda; si escuchas “Eclipse”, es otro; como así también “Intraural” y “Jardín de Extremidad” representan diferentes estadíos. Entonces “Bienvenidos” nuclea todo eso, haciendo un gran repaso por los discos, con canciones reversionadas y con la frescura y la potencia que tiene el vivo, aprovechando las sensaciones que genera el DVD y que era algo que nos atraía mucho.
Se lo nota sereno a Martínez. A punto tal que despierta cierta envidia, a esta altura de año cuando empieza a sonar la alarma que ya indica baja batería. Atravesar un momento crítico, hacerse carne del dolor físico y espiritual de un compañero de banda, un amigo del alma, no pudieron quitarle el estoicismo. Y no sólo lo refleja él en esta entrevista, sino también Cabezones lo manifestó en la presentación en vivo de este excelente material. Los proyectos siguen en pie y las ganas se incrementan de manera directamente proporcional a las mejorías de Andino. Al respecto, el bajista concluye: “Creo que venimos encarando desde hace tiempo una serie de compromisos que nos planteamos a nosotros mismos, donde tratamos siempre que salgan de la mejor manera. Queremos ser muy concretos en lo que ofrecemos, y ordenados a la hora de trabajar. Esto también lo vivimos en el proceso de “Bienvenidos”. Y todas esas cosas que habíamos programado, vendrán más adelante. Muchas veces hay que aprender a no ser tan ansiosos Este tipo de situaciones te enseñan a medir el tiempo de otra manera, o por lo menos desde el seno de la banda nos estamos empezando a asimilar distinto, a reflexionar desde otros puntos. Pero estamos bien y esto nos ha unido muchísimo. La gente lo notó, y después nos decían que se nos veía muy bien, con mucha garra y mucha esperanza”.