Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Black Amaya Quinteto

“Son regalos que me doy”

Cronista: Gentileza: Gaston Magallanes | Fotos: Beto Landoni

20 de Julio, 2006

“Son regalos que me doy”

“El Quinteto es como mi casa. Hago lo que quiero, me siento cómodo, no tengo que esperar que venga la estrella tarde”, sentencia Black Amaya. El ex batero de Pescado Rabioso se prepara para presentarse nuevamente en el Condado el sábado 22 de juli

En los setenta peregrinó por calles “difíciles” con Pappo y Spinetta. “La cana te llevaba por cualquier cosa, te cortaban el pelo y te dejaban la cara roja de tanto darte”, supo afirmar este legendario baterista que integró la primer formación de Pappo`s Blues y Pescado Rabioso. Ahora el negro está al frente de Black Amaya Quinteto. Un grupo de blues, boggie woggi y rock & roll que suena impecable. Eso se puede comprobar en Concarán, el primer disco de la banda. “Concarán es el nombre de un cacique: Concara. Y es el nombre que tiene el pueblo de mis abuelos, mis padres y mis tíos. Está en San Luis, cerca de las sierras Comechingones”, cuenta y agrega que recibió la distinción de Ciudadano Ilustre de parte del intendente del pueblo porque sacó el disco con ese nombre. “Además ya arreglamos que nos presentamos con el Quinteto el 29 de julio en el Salón Cultural”, afirma emocionado. Y agrega: “va a ser algo hermoso, todavía me quedan unos parientes y es seguro que van a estar todos”. El disco nació en el mismo momento en que se contactó con Álvaro Villagra, un respetado ingeniero de grabación. “Empecé a grabar cuando me contacté con Álvaro. Me lo encontré en una fiesta en lo de Viticus. Estaba entre la gente y me dice: no me dejes afuera con tu disco! Yo decía: ¿Cómo se enteró? Entonces, a partir de que él lo dijo, ya quedamos en contacto.

¿Cómo lo realizaron?

Lo grabamos en vivo. Toda la banda sonando al mismo tiempo. Bien en crudo, con contrabajo y piano…Sonando todos juntos. La voz sí en una toma diferente. Además, lo hicimos en dos días, en dos atardeceres hasta la madrugada. Algo genial.

¿Qué caracteriza a la banda?

Esto es como el blues. Una cosa más visceral. Nosotros no queremos que salga una cosa fría. No nos gusta grabar todo por separado. Los temas estaban preparados ya desde hace un par de meses. Habíamos hecho 7 temas propios. Después agregamos 7 más, covers. Que es lo que veníamos haciendo en los shows. Con el Quinteto empezamos haciendo unos temas de Manal y de Pescado Rabioso.

Una faceta diferente es que ahora se volcó al lápiz y al papel. Nos cuenta que la primera letra que escribió en su vida es, precisamente, Concarán.

¿Y cómo te ves en ese rol, escribiendo tus propias letras?

Y… es un desafío. Yo siempre mire desde afuera. Como escribía Luis (Spinetta), como lo hacía Pappo. Es una conexión y una tarea que no había pensado nunca. Ahora cada cosita que se me ocurre agarro la birome, una hojita, y voy anotando. Y eso es como hacía el Flaco o Pappo. Ellos estaban con vos charlando y, de repente, desaparecían y regresaban con unas letras estupendas.

¿Es difícil?

Es un poco difícil, porque las rimas en castellano son más largas. Las métricas del blues son muy cortas y a veces no puedo explicarlo. Me pasa en temas de Spinetta o, por ejemplo, con Longchamps Boggie…son temas largos. Como no me interesa lo que tenga que ver con lo comercial nosotros hacemos los temas sin estribillos. No me gusta buscar el gancho con la repetición de estrofas. Lo hacemos como lo hacen los grandes bluseros.

Hablame de la presentación este 22 de julio en el Condado...

Es el mismo concierto que realizamos la vez anterior. Pero vamos a agregar 6 temas. Algunos propios, nuevos invitados y va a haber un orden distinto. Tenemos las mismas ganas: que salga bien. Y queremos divertirnos. Nosotros tocamos para divertirnos y yo notó que a la gente le gusta percibir eso del músico. Me gusta tocar así, libremente. Mientras se escuche bien arriba, está todo bárbaro.

Volviendo al disco, ¿a instancia de qué nace?

Lo último que me propuse hacer como sesionista fue el disco de Hilda Lizarazu (“Gabinete de curiosidades”). Yo para esa época tenía al Quinteto tocando en pubs, etc. Igual cuándo surgió lo de Hilda, fue algo que quería hacer, algo maravilloso. Pero, también, se me cruzaba por la cabeza que no quería terminar mi vida acompañando gente. Entonces el Quinteto me fue llevando más para lo personal. A mi me gusta mucho el blues, el rock & roll y el boggie woogie. Y, entonces, vi en el Quinteto una continuación musical y mía. Es como mi casa. Hago lo que quiero, me siento cómodo, no tengo que esperar que venga la estrella tarde. Yo en mi carrera fui aprendiendo muchas cosas, y ahora aplico lo mejor de esas cosas. Con el Quinteto hacemos la gran Pugliese. Somos todos socialistas, cobramos todos iguales. Nadie cobras más que otro. Y yo trato siempre de acompañarlos a ellos que son los que hacen todo solos.

Esa igualdad se nota en el disco. Pero a su vez se nota que cada músico en algún momento tiene su parte de virtuosismo, para soltarse: ¿Eso fue buscado?

No. Eso salió solo. Pero hay como una norma. Que haya mucha rítmica en la guitarra, que la música de vueltas. Que el contrabajo este pegado al bombo. Lo que quiero es que cada uno haga lo que tiene que hacer en su momento. Sin virtuosismo, sin efectos, sin hacer caras cuando hacen los solos. Ni romper la batería o hacer una instrumentación de 20 minutos.

El disco parece un homenaje a vos mismo.

Ja, ja. No, es un gusto que me doy. Es un regalo que yo me doy. Toco lo que yo escuchaba cuando era adolescente, que es lo mismo que escucho ahora. Para mi tocar temas de Jagger y Richards, de Javier Martínez, o de Spinetta, de Johnny Johnson son regalos que me doy.

TXT: Gaston Magallanes
Fotos: Beto Landoni
TODAS LAS FOTOS