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Luna Sujatovich

Los desafíos de Luna Sujatovich

Cronista: Martina Migliorisi | Fotos: Gentileza: Prensa

29 de Julio, 2021

Los desafíos de Luna Sujatovich

Su álbum debut, Desafío guerrero, abre las puertas a una artista completa. Pasá y conocé las distintas facetas de quien no se define con ninguna en particular.

Es un arma de doble filo. Depende de cómo te agarra y en qué momento estás, te puede pegar mal o no”. Luna tiene 31 años y toca el piano desde los 5. Además de ser música, es cantante y compositora. Su álbum debut, Desafío guerrero, vio la luz el 15 de junio y recibe halagos tanto de colegas como de oídos curiosos. Al otro lado del teléfono, habla de los pros y contras de su identidad: “Luna” es Luna Sujatovich.

CUARTO CRECIENTE

Es 1995 y, pedagogía del juego mediante, Luna empieza a tomar clases con su propia abuela, Pichona, que incentivaría tanto a ella como a su hermano menor, Mateo (aka Conociendo Rusia)

El piano fue mi primera conexión con la música. Con el tiempo, fui descubriendo que cantar también era algo muy necesario y a eso de los 15 o 16 años empecé a estudiar. Fui entrenando esas dos facetas paralelamente. Cada tanto las juntaba porque, quizás, con el piano iba por un lado y vocalmente iba por otro”, declara Sujatovich que, veintiséis años después, retomó las clases con un viejo profesor.

Pero toda historia de amor tiene sus puntos bajos, especialmente si se trata de un vínculo de más de 20 años. A Luna no le ganó, entonces, el desgaste, sino la presión autoimpuesta: “El ser sobreexigente conmigo misma me hizo abandonar el piano durante un tiempo y esperar. Esperar hasta sentir que podía apropiármelo de nuevo. No fue todo color de rosas”.

Entretanto, sus intereses continuarían expandiéndose de forma tal que la acercarían a la composición, la edición y los arreglos. Hasta entonces, asegura, eran terrenos que no había explorado.



CUARTO MENGUANTE

El historial de Luna Sujatovich contempla, entre otros, dos espacios de crecimiento artístico de enorme relevancia. Hacia el 2012, el denominado ensamble musical La colmena reunió a un grupo de mujeres que reversionarían distintas piezas del repertorio latinoamericano. Además, Coti Sorokin –o simplemente “Coti”- contaría, hasta hoy, con la envidiable distinción de Sujatovich en su equipo. 

Ella lo pone en palabras: “Ahí empecé a probar y a hacer arreglos vocales, de cuerdas... también iba componiendo instrumentales, hasta que en un momento dije ‘quiero componer canciones’. Quería mi punto más protagónico, porque todo lo demás estaba buenísimo, pero no terminaba de identificarse como un único proyecto y yo estaba tan diversificada que ya no me hacía bien”.

Arriesgada y decidida, Luna se arrojó al agua. Porque, afortunadamente, había. “Quise disfrutar de las cosas que me gustan, de arreglar, de componer, de cantar y de tocar el piano. Me propuse ese desafío: exprimir las cosas que me importaban de verdad”, afirma.

En su universo personal y profesional coexisten muchas versiones de una misma persona, pero ninguna está por encima de otra. Además de horizontal, dicho espacio parece expandirse sin límites: “No le concedo a los otros una definición, es lo menos productivo del mundo. Definirte como artista es algo hasta contraproducente”, dispara.

Como es lógico, aún cuando ella no se etiquete ni subestime, las intenciones de terceros están fuera de su control. Luna, que se reconoce privilegiada, asegura no haber padecido el machismo en los escenarios, aunque eso no la alejó de las críticas: “Alguna vez se les ha escapado un ‘vos porque sos la hija de... tal cosa’, pero creo que no tiene que ver con ser mujer, sino con ser la hija de Leo Sujatovich”.

Entre los comentarios esporádicos que aparecen cuando da cuenta de la carga de una cruz semejante, piensa en el paso del tiempo y las vivencias que nos forman como individuos: “Cuando vas ganando experiencia y haciendo obras, unx se arma su mochilita, con sus cosas... hoy la mía ya es una valija. Y voy a viajar con ella”.

LUNA LLENA

El germen de Desafío guerrero apareció en 2018, cuando una Luna de 28 años compuso algunas letras en su taller: “Siento que me di el tiempo necesario para buscar hasta encontrar lo que quería, porque lo encontré. A veces una no sabe lo que es, pero sabe lo que no es”. 

En dicha búsqueda, moviéndose entre los que consideraba aciertos, aparecieron otros matices. Sujatovich, como una esponja, parece dispuesta a absorberlo todo: “Yo misma me sorprendo de lo que me va pasando. Tengo curiosidades que venían medio dormidas o que antes no estaban, pero va por ahí”, dice, como quien redescubre el mundo a diario, con la misma inocencia y sorpresa de un infante. 

Cuando Luna habla no hay manera de pensarla de una forma que no sea la artística. Sus expresiones están cargadas de estímulos, de sentimientos e ideas frescas. Nadie sospecharía, ni por un segundo, que tuvo que lidiar con ciertas dificultades para lograr poner en palabras su disco, antes de que el mismo existiera. Pero incluso en la complejidad del relato encuentra belleza y crea comparaciones: “Me parece que hay algo en no poder explicar que es lindo, es especial, es lo que lo hace arte. Todo hecho artístico es individual y es subjetivo, y entonces las palabras que podamos atribuirle quedan recontra cortas. Son cosas que uno no puede explicar, como el amor o por qué amas a una persona. Se trata de eso: hay algo que te enamora, que te interesa y que, con tus herramientas, intentas hacer que funcione”.

LUNA NUEVA

Desafío guerrero es un álbum que, como nosotrxs, atravesó la pandemia. En este sentido, trabajos como el arte de tapa supieron sacarle provecho al tiempo extra, mientras que el desarrollo del costado estético, según Luna, podría haber culminado mucho antes. “Hicimos un re lindo laburo. Pandémico, pero profundo”, sintetiza ella.

Una postal que refuerza sus dichos es su single promocional, “En la mañana”, cuya letra fue inspirada en el poema “El Amado Deber”, de Diana Bellessi. En ella, la libertad que Sujatovich defiende ante las etiquetas se expande hacia nuevos horizontes: “Habla de los primeros pasos del propio camino y de aprender haciendo, de no sacar conclusiones apresuradas. Si no hay respuesta, querrá decir que hay que dejar pendiente la pregunta, no es necesario tener todo tan definido”.

Su sonido, sin embargo, que bien podría reconectarnos con la obra de Luis Alberto Spinetta, suena maduro, decidido, firme. Y, como la luna, multifacético.

A pesar de continuar transitando el post lanzamiento de un trabajo que resultó casi tan exigente como ella, y contrariamente al futuro en blanco que a veces propone, se entusiasma rápidamente con nuevas metas: “Estoy empezando a tirar ideas, esas que siempre andan dando vueltas. Como arranqué a estudiar de nuevo, estuve más estudiosa que compositora, pero el próximo disco lo estoy re pensando”.

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