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Julián Baglietto

Julián Baglietto: "Nada me emociona tanto como la música nacional"

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Anabella Reggiani

12 de Febrero, 2021

Julián Baglietto: "Nada me emociona tanto como la música nacional"

Tras el parate de la banda Huevo, el cantante libera su costado más íntimo en su primer trabajo solista y en esta charla exclusiva con Revista El Bondi en la que varias veces enfatiza aquello de hacer lo que nos haga felices.

Julián Baglietto respira música. Desde aquella primera gira que tuvo a los tres meses de vida en brazos de sus padres, o las subidas al escenario de niño con guitarrita de juguete en los bises de los conciertos de papá Juan Carlos, todo es música para él.

La misma que hoy lo encuentra presentando su primer disco solista cuyo título, Solo el Amor Salvará al Mundo, es tan potente como poético, tan directo como introspectivo. “Hoy me fijo mucho en que lo que diga me represente”, resalta mientras asume la inspiración en la mítica frase beatle “All you need is love”.

-Luego de varios años de formar parte de Huevo, ¿encontrás acá tu lugar más personal?

-Las canciones tienen su tiempo, su forma y su lugar. En Huevo la búsqueda era diferente, era más un personaje que inventamos los cuatro y era más cagarse de risa de eso. En el caso de este nuevo disco, toca fibras más íntimas, son cosas que me fueron pasando, que me pasan ahora, entonces ya el enfoque de la letra es más personal. No digo que Huevo no lo era, aunque sin dudas era más colectivo, era distinto.

-¿Cuándo nacieron estas canciones?

-La mayoría nació en pandemia. Este encierro me ayudó un poco a escribir y a sacar todo lo que tenía adentro. Yo creo que sin pandemia este disco no estaría todavía. Más allá de que fue un garrón para todes, a mí me ayudó a hacer esta música y dejarme de joder.

-¿Qué planes tenías hasta que explotó todo?

-Me tomó por sorpresa como a todo el mundo. Yo vivo de la música hace muchos años, mi viejo también, mi hermano, mi madre, todos vivimos del espectáculo. De repente nos sacaron eso y fue una falta enorme. De repente sin shows, sin giras, sin ensayo, en un momento dije “bueno, me voy a meter en la composición y grabación”. Al principio me costó, estaba muy deprimido, había vuelto de México justo cuando empezaba la cuarentena. Estuve muy triste los primeros días, no sabía para donde encarar. En el segundo mes me decidí a que había que hacer cosas, empecé a grabar videoclips, a componer, todo virtualmente. Distinto, pero estuvo bien, pude hacer algo que hoy ya está para escuchar por todos lados.

-¿Cómo se presenta un disco en estos tiempos tan extraños?

-Iba a ser en el Konex y por un tema de covid muy cercano a mi familia no se pudo hacer. Así que ahí tenés la respuesta, toca muy de cerca. Y ese encuentro con la gente hace falta, hice streamings, sirvieron para seguir conectados pero falta esa magia, tomar una birrita con un amigo, la vibración que hay ahí, energía, luces, es difícil de reemplazar eso con una pantalla. Los que vamos a conciertos siempre sabemos de qué hablo. Me falta encontrarme con la gente y ver qué pasa con la música nueva.

-¿Qué cosas hiciste de manera diferente a lo que venías haciendo con Huevo y que sentís mantuviste igual en esta actualidad?

-Sigo siendo yo, es más, creo que ahora soy más yo. Con Huevo estuvo todo recontra bueno, la pasamos muy bien pero todo el laburo era más consultado. ¿Usamos esta ropa? No, por tal cosa. ¿Tocamos la pandereta acá? No, porque tal otra. De repente siento que sigo siendo yo pero una versión más personal mía, me estoy abriendo más incluso. La música es diferente, va por otro lado, me parecía bueno presentar algo que sea realmente distinto, porque seguir en la misma línea era como “ah, es, como lo mismo que hacía antes”. Quise ir para otro lado realmente, me parece que así es más fiel a los dos proyectos. Eso que hicimos con está buenísimo y ahora no va a ser eso, disparemos para un lugar diferente.

-Más allá de que se nota que esto es algo más simple a toda la data que tiraba Huevo, se mantiene cierto eclecticismo.

-Es la esencia. Creo que eso es lo parecido. Nosotros éramos muy de hacer lo que nos pintaba, no fijarnos mucho qué iba a pasar, por eso creo que también estuvo tan bueno. Ser espontaneo hace que las cosas sean más auténticas, más genuinas. Y esto es lo que soy yo, una mezcla de las cosas que fueron pasando.

-Uno ve grillas hoy de los festivales que puedan haber (virtuales lamentablemente en estos tiempos) y encuentra casi en su totalidad solistas más alguna que otra banda. Hace quince años era exactamente al revés, ¿por qué creés que sucede eso?

-En los tiempos que corren, la banda de rock como la conocíamos hace unos años es ya un poco antigua hoy en día. Los proyectos son más del momento, del ahora, por ahí más personificados, uno va a ver a esa persona que está en el cartel. Ya los cuatros en la foto, lo ves y decís “esto como que ya pasó”. Nos pasaba un poco eso con Huevo también, nunca lo dijimos ni lo hablamos pero sentíamos que el rock que hacíamos nosotros por ahí pasó a un lugar, no quiero usar la palabra mainstream porque no lo éramos, pero siento que antes había un lugar más grande para las bandas de rock, ahora la cosa se fue para otro lado. Está bueno, toda la vida fue así, todo se fue resignificando y el rock sigue existiendo, no es que murió y lo reemplazó el trap.

-Tal vez el rock se está volviendo más nicho. Siempre había sido la maquinaria principal.

-Seguro. Antes era el rock primero y luego todo lo otro. Yo creo que la música se va modificando, toda la vida fue así, pasó con el reggaetón que no iba a durar dos meses y ahí sigue, y está todo bien, genial que haya cada vez más géneros. A mí me da la libertad de hacer lo que quiera, hoy estoy grabando temas de cualquier estilo y sin prejuicios, todos escuchamos de todo, quedó muy viejo aquello de que el metalero escuche solo heavy metal y demás. Se abrió el juego y me parece muy valioso.

-Volviendo a lo anterior, el trap, por ejemplo, tiene eso que a veces no se necesite una banda. Así y todos proyectos como el tuyo sí la requieren. Pero de repente se ven más solistas con su proyecto y más músicos acompañando más como un laburo.

-Sí, es verdad, hay un poco de todo. Cada banda tiene su sistema de laburo. Nosotros con Huevo funcionábamos realmente muy bien como equipo. Siempre hicimos lo que se nos cantó el orto y la pasamos muy bien. Cuando nos dejó de pasar eso, o lo sentimos como algo que había que hacer ahí fue que dijimos “somos re amigos, paremos un tiempito”. Volvamos más adelante o lo que sea, pero que sea feliz la decisión, no traumática. Porque nos amamos, pasamos año nuevo juntos y estaba bueno que no quedara un recuerdo de “qué paja, hay que tocar”, lo dejamos en el momento justo.

-¿Llegaste a sentir ese miedo de que aquella magia que hablabas antes dejara de existir?

-Sí. Es algo que se siente en la energía. Al ser cuatro por ahí a veces te hacés el boludo, o aflojás un poquito, pero en el fondo nos conocemos mucho y todos sabíamos lo que le pasaba al otro. Somos muy amigos, nos parece muy valioso sostener esa amistad más allá de la música, estamos muy orgullosos de todo lo que hicimos, tocamos en un  montón de lados, nos siguen escuchando un mucho incluso ahora, es genial quedarnos con eso que está re piola, más allá de que en un futuro sigamos o no. La puerta está abierta para juntarnos sin dudas, pero si no pasa va a estar todo bien igual. Vamos a hacer lo que nos haga felices.

-¿Te gusta escuchar cosas nuevas e indagar?

-Tengo momentos en los que me copa mucho escuchar cosas nuevas, yo doy clases de canto y entonces hay mucho ida y vuelta, me pasan mucha música, entonces siempre escucho algo que no escuché. Ahora estoy copado con un holandés que la rompe, Benny Sings, una música soulera re copada. Y después por ahí me pinta escuchar los mismos diez temas de la misma playlist todo el tiempo. Me gusta seguir sorprendiéndome en estos tiempos que corren en los que hay tanta data, seguir emocionándome y descubrir cada vez más. Está bueno permitirse conocer cosas nuevas, a veces cuesta, uno con los años se pone más choto, pero hay momentos, como comer otras comidas o agarrar otros caminos con el auto para no repetir.

-En esa inmediatez de la que hablás, de que todo va bien rápido, vos sacás un disco de todas formas. ¿Uno no se rinde?

-Es como una batalla, que librás contra vos mismo porque no le importa a nadie, pero la das. Yo soy de la época de ir a Musimundo, escuchar con los parlantitos y si me gustaban dos temas ya compraba el disco. Leer el librito después y todo eso. Y está perfecto que a las generaciones de ahora no les cope, porque nunca lo hicieron, es generacional. Pero bueno, me pasa eso, con Huevo el último disco que sacamos tenía 16 temas, el anti marketing total, los productores dicen “no hagas eso”, bueno lo hicimos (risas). Pero es lo que nos hacía felices. A mí me copa presentarle a la gente algo que tenga un título, que vaya evolucionando la lista, pienso mucho el orden, está bueno presentar algo así más integral, un single siento que no te representa como artista, es solo una partecita tuya, como si fuera tu brazo nada más.

Además de la faceta más conocida como cantante y compositor, Julián también toca la batería hace diez años en la banda de Baglietto-Vitale en la que reconoce que todo es un aprendizaje constante. “Está re bueno, es como más anónimo, no tenés que hablar, no ponés tanto la trucha. Acompañar a mi viejo y a Lito es muy grosso, tienen mucha trayectoria, son personas muy solidarias. Es otro rol, llevar la rítmica, entender el lugar que te toca, voy ahí feliz”.

Toda la infancia rodeada de música lo hace ser a Julián un verdadero hijo del rock nacional y él disfruta de esa música desde siempre, a diferencia de muchos músicos que cuando uno le pregunta lo que les gusta, nombran de todo menos música coterránea.  “A mí me encanta, es con lo que viví toda mi vida. Toda mi infancia curtí eso: Fito, Spinetta, mi viejo, Lebón, Serú Giran, Charly más de grande. Un montón de bandas que hoy sigo escuchando y están buenísimas. Es un poco lo que soy yo y en lo que me inspiro a la hora de escribir, a mí me emocionan muchísimo las letras en español y las letras que hablan de las cosas que tenemos y suceden acá, como los tangos, por ejemplo, me hacen pelota. Algunas son muy antiguas y muy machistas pero las poéticas, las que describen los lugares, los cafés, el ambiente, eso es algo increíble, habla de algo muy nuestro, me emociona mucho más que cualquier otra cosa. Me encantan los Beatles, Led Zeppelin o Stevie Wonder, pero nada me emociona como la música de acá”.

-¿A la hora de componer le das la misma importancia a las letras?

-Ahora como solista me pasa mucho. Con Huevo era más un juego, que entre y encaje bien en la música. Eso sí, encontramos a su vez un lenguaje muy nuestro, de doble sentido, de interna nuestra muy copado. Pero ahora me fijo bien en que lo que estoy diciendo que me represente o que llegue a algún lugar. Por ejemplo, el nombre del disco me parece que está bueno, ese tipo de cosas son las que hacen a un arte más completo, que haya un mensaje y que lo que digas toque algún corazoncito por lo menos. Ojala se sienta eso con lo que hago.

 

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