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Pasado Verde

Pasado Verde: ahora Dios atiende en Mendoza

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

24 de Junio, 2020

Pasado Verde: ahora Dios atiende en Mendoza

Declaración de principios, lo primero que el grupo cuyano edita en cuatro años, es uno de los álbumes más finos de la cosecha 2020 y un material de consolidación. "Entendimos que, si bien todo se concentra en Buenos Aires, hay otras alternativas", asegura el cantante Exequiel Stocco.

Lo nuevo de Pasado Verde confirma que Dios está en todas partes, pero que ahora también abrió una de sus oficina en Mendoza. Grabado a fines de 2019 y publicado recién el 14 de febrero, Declaración de principios es a esta altura uno de los discos más interesantes del año y una de las últimas producciones locales en editarse previo a la cuarentena, a los permisos de circulación y al aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Salir de la rutina (ensayar, tocar, reunirte) te cambia la perspectiva y los objetivos. Falta la zanahoria que te haga avanzar”, comenta del otro lado de la línea el cantante y guitarrista Exequiel Stocco sobre una situación que lo encuentra poniéndose al día con algunas lecturas. Visto con los ojos de la nueva normalidad, el reciente material se registró en condiciones que hoy serían impensadas: con el quinteto trasladándose a Villa Mercedes, Salta, e instalándose durante una semana en el hospedaje que posee la Casa de la Música.

Dicho esto: ¿Declaración de principios es el Exile on Main St. del rock mendocino? En esencia, la experiencia de los cuyanos poco tuvo que ver con la de los Rolling Stones en Francia a comienzos de los ‘70. “Nosotros nos levantábamos a las ocho y media, desayunábamos y arrancábamos. Terminábamos a las siete de la tarde y al otro día lo mismo. Sólo respirábamos música”, detalla Stocco y cuenta que, lejos de miles de euros que pagaba semanalmente Keith Richards por el alquiler de la Villa Nellcôte, ellos consiguieron el estudio puntano a un precio mucho más accesible.



Aunque rehúsan de las etiquetas, lo cierto es que el cuarto trabajo de Pasado Verde navega en aguas musicalmente conocidas (hay un poco de punk melódico, otro tanto de rock alternativo y pequeñas dosis de hardcore), pero se despega de sus antecesores principalmente por la forma en la que están reguladas las intensidades. El álbum explota sólo cuando es necesario. O, parafraseando a Stocco en "Prender fuego el mar", no desespera a la espera del momento.   

Aclara Exequiel: “Supongo que tiene que ver con cierta madurez y no querer largar todo de una. Básicamente, intentamos no aburrirnos, sumar algunas texturas que, por prejuicios, creíamos no eran parte de nuestro repertorio, como las guitarras acústicas y las programaciones”. Por caso, “Tiempo y soledad” arranca con un ritmo de batería mecánico que nunca habían utilizado. Como contrapartida, “Postal”, donde colabora parte de Mi Amigo Invencible, es “súper despojado y con muy pocas capas sonoras”.

El responsable del proyecto unipersonal Dos aviones se estrellaron (“no lleva mi nombre por una barrera de protección, pero sí, soy yo solo”) ratifica que la eclecticidad sonora tiene su correlato en las letras. Letras que por otro lado presentan a un autor sintético (“Tu visita inesperada, y mi casa tan desordenada"), pero detallista ("Tu cara brilla en la oscuridad, lo descubrí mientras dormías"). “Las canciones están cerca de la emoción, del temor a la pérdida, pero con una visión esperanzadora, de avanzar. Las utilicé como terapia. Necesitaba superar determinadas pérdidas emocionales, personas que se alejaron o de las que tomé distancia”.



-Entonces, ¿es casualidad que haya una canción de Fuego y Flora (2016) que se llame “Lo difícil es olvidar” y que “Tiempo y Soledad”, del último álbum, incluya la frase “lo difícil siempre es olvidar”?

-No, es una causualidad (risas). Es parte de una costumbre, incluir frases de otros temas para relacionar distintos momentos. Hago lo mismo en “Retirada”, también de Fuego y Flora, donde canto una estrofa de “Superhéroes”, que está en Fuimos y Seremos (2011). Es como un Dark (la serie), pero de canciones.

-Siendo que sos el compositor e intérprete, ¿la banda también tiene que compartir el mensaje que cantás o no necesariamente?

-El grupo tiene que sentirlo propio, identificarse con lo que está pasando. Si les llega y les gusta, le doy para adelante. Cuando es demasiado propio o no se justifica ni es necesario que mis compañeros se hagan cargo de lo que digo, queda afuera o lo saco por mi cuenta.

-¿Cuál es tu relación con la obra de Julio Cortázar? Lo sampleaste en “La soledad y los amigos”, de tu proyecto solista, y “La costumbre”, que abre Declaración de principios, incluye una frase teñida del realismo mágico: "Quise verte de cerca y me perdí, no hace falta decirte lo que vi".

-Me gusta, lo leí, pero mis preferidos son otros. Mi relación con la literatura es más general (leo mucho, marco frases, señalo páginas, capítulos) y a veces encuentro frases o situaciones que terminan de compensar una idea o un sentimiento que quiero mostrar. Por ejemplo, “Gracias por el fuego”, la que cierra Declaración de principios, es por el libro homónimo de Mario Benedetti (también agrega uno de sus diálogos: "es magnífico aprender de quien no sabe"). Pasa lo mismo con “Siento al revés” -otra de las nuevas- y la frase “lo difícil es el miedo del otro", que es una cita de Plata quemada, de Ricardo Piglia.

Formados en la escuela melódica de Cadena Perpetua, curtidos en la filosofía DIY de Fun People y criados a la par de La Skandalosa Tripulación, los integrantes de Pasado Verde van camino a su decimocuarto año de actividad. A diferencia de los Invencibles, también contemporáneos, optaron por hacer base en Mendoza, relegando así varias temporadas de posible proyección nacional, pero afianzando la relación con el público local.

A punto tal que, gracias al hitero Fuego y Flora (“El monstruo”, “El plan”, “Aquí vamos”, “Vamos bien”), hace tres años fueron el conjunto más reproducido por lxs mendocinxs en Spotify y en 2019 se presentaron ante 20 mil espectadores en la Fiesta Nacional de la Vendimia. En el medio, cambió la formación, viajaron, convivieron, consolidaron un equipo de laburo y concretaron el sueño de la sala ensayo propia.

-Después de todo ésto, ¿cuál es la meta con Declaración de principios?

-Despegar. Viajar más a Santiago de Chile, Córdoba y al sur del país. O al norte, donde hay una movida relativamente nueva con respecto al indie

-¿Y Buenos Aires?

-Es una materia pendiente, siempre nos costó un montón. No es que Mendoza esté en medio de la nada, pero Buenos Aires es una jungla, un lugar muy grande y complicado. Conversamos un montón sobre cómo seguir y entendimos que, si bien es donde todo se concentra, hay alternativas. Igualmente, hay que ir y vivir la experiencia, pero no sentirse mal si uno no lleva gente. Los tiempos y las formas son diferentes, ya no alcanza con tener un vivo atractivo o un buen disco. Hay que saber moverse entre tanta oferta.

-Por otro lado, y para ser sinceros, son muy pocas las bandas dentro del “manso indie” que agotan salas en Buenos Aires.

-Tampoco esperamos llevar gente por estar dentro de un rótulo o de una movida. No sería correcto ni justo pretenderlo. Aparte, uno también le debe mucho a ese boom: además de visibilizar la provincia e impulsar a que los pibes hicieran música, hubo medios locales que recién se enteraron de todo lo que pasaba gracias a que explotó en Buenos Aires.

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