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Jorge Araujo

Jorge Araujo: "Me di cuenta que además de componer podía cantar mis canciones"

Cronista: Maximiliano Novelli Frutos | Fotos: Cynthia Ascani

09 de Marzo, 2019

Jorge Araujo: "Me di cuenta que además de componer podía cantar mis canciones"

El baterista cuenta a Revista El Bondi cómo creó su disco debut en solitario, en la previa de su presentación oficial el 14 de marzo en La Tangente.

El 17 de noviembre pasado fue publicado en las plataformas digitales A un minuto de envejecer, el primer disco solista de Jorge Araujo, uno de los instrumentistas más reconocidos del rock argentino. Trabajó con una enorme cantidad de colegas y bandas, e incluso abordó otros géneros, como el jazz.

Entre esa variedad de artistas se encuentran Armando Manzanero, Luis Salinas, Willy González, Mono Fontana, Harry Waters -el hijo de Roger Waters-, y la lista continúa. Algunos de los grupos en los que participó durante su vasta carrera incluyen a Gran Martell -que fundó junto a Tito Fargo y Gustavo Jamardo en 2004, su actual agrupación-, Divididos -formó parte desde 1995 hasta 2004-, Monos con navajas -a principios de los 90- y el Lito Vitale Cuarteto, entre otros.

En este primer registro discográfico con su nombre no estuvo totalmente solo. Una pieza fundamental fue su amigo y productor César Silva -quien también participó como guitarrista y coautor de algunas pistas-. Además, se sumaron Nicolás Sancucci -en bajo eléctrico y coros-, Maxi Larreta -batería-, Federico Palmonella -contrabajo-, Álvaro Torres -piano y teclados-, Sebastián Valcecchi -guitarras-, Marco Araujo -su hijo, en el bajo- y Pilar Ezcurra en coros.

La presentación oficial de este trabajo tendrá lugar el próximo 14 de marzo en el conocido local de la calle Honduras. Ese show contará con diversos invitados y, como protagonista estelar, con un músico feliz con lo que logró, preparado para salir a mostrar su obra en diversas partes del país y, según adelanta a Revista El Bondi, con un próximo trabajo en camino.

-¿Qué representa para vos este álbum?

-Es un disco que tardó un tiempo en salir. Arranqué con este proyecto hace unos siete años y tengo a un amigo entrañable, gran artista y productor, César Silva, que es básicamente el copiloto. El tipo con el que pude recorrer este camino que terminó en un disco porque muchas de estas cosas eran solamente ideas que yo dejé en su estudio en diferentes momentos de mi vida. Fue fundamental para mí, tocó la guitarra, produjo y mezcló el disco. Incluso hay tres o cuatro temas que están compuestos por los dos.

-Ya tenías una relación con él desde los discos de Gran Martell.

-Sí, produjo discos como Un volcán (2010). La verdad que para Martell siempre fue muy difícil encontrar un productor, pero cuando apareció César alivianó aquellas situaciones en las que tenés que delegar. Es necesario que confíes mucho en esa persona, porque hacer laburar a alguien y después decirle que no te gusta o que preferís hacer otra cosa no está bueno. Yo prefiero saber que la persona va a encarar para cierto lado, aunque me cueste al principio, y después darme cuenta que sus decisiones embellecen la obra.

-¿Cuál fue el origen de este disco?

-En principio no me propuse nada en particular. Vengo de un proyecto que me ayudó bastante, el que tuve con Quintino Cinalli. Armamos un dúo que se llamó Aiqú y tiene un disco -autotitulado y publicado en 2015- donde yo toco la guitarra. Me sirvió muchísimo porque me di cuenta que, además de componer, podía cantar mis canciones. Éramos dos bateristas que no tocaban batería, fue una consigna que tomamos y defendimos durante los años que estuvimos juntos. Cuando se discontinuó esto porque Quintino se fue a vivir a Chile, dudé si seguir con otro proyecto o empezar a hacer los temas como los venía tocando y confiar artísticamente en alguien. Esa persona fue César (Silva). De hecho, ya estoy trabajando en un segundo disco con él.

-¿Cómo te llevás con otros instrumentos?

-En este momento le he golpeado la puerta a amigos míos, como el señor Ricardo Mollo, para pedirle algunos consejos. Estoy con una guitarra eléctrica y equipos valvulares, pero la verdad es que no conozco tanto la parte sonora. Ricardo, siempre muy generoso conmigo, me recomendó un par de cosas y estoy a gusto porque soy un guitarrista rítmico. No soy un tipo que estudie acordes, lo que sale lo vuelco a la composición y después veo en el vivo aquello con lo que me siento cómodo.

-¿Cómo fue reencontrarse con el canto?

-Durante 20 años o más no canté y sólo toqué la batería. Sin embargo, en los comienzos, mi referente era Javier Martínez. Empecé tocando y cantando, pero después me metí mucho en el instrumento y abandoné el canto. Con Gran Martell lo retomé, pero el poder que tenía el trío me pasó por arriba y grité a tal punto que perdí la voz después de los dos primeros shows que hicimos. El volumen es una de las cosas más difíciles de manejar, siempre la tendencia es a gritar porque no podés escucharte. Pero no tuve ningún conflicto con esto, sólo estuvo la cuestión del volumen, el quedarme sin voz. No es joda, porque pensé que si iba a ser así, teníamos que llamar a un cantante.

-¿Hace mucho que tenías la idea de sacar un disco con tu nombre?

-No, es algo tan poco romántico que no viene ni al caso. Fue por una necesidad que no tuvo que ver con lo artístico, sino con cuestiones de poder ponerle un nombre a algo relacionado con lo que yo hago para poder salir a tocar esas canciones y que se ordenen las cosas. No obstante, siempre quise tener grupos; de hecho, armé uno ahora. Siempre creí en los conjuntos, me gustan sus químicas y es muy importante respetarlas. Yo no hice cambios de integrantes para hacer exactamente lo mismo. Si se cambia, se hace otra cosa en base a lo que cada quien trae.

-Vos participaste en muchos tríos, ¿qué pasa con esa formación en particular?

-Desde que tengo 15 años toco en tríos. Por ejemplo, el More Trío, el Carlos Campos Trío, Ni fu ni fa, Anubis -mi primera banda, que en un momento fuimos un trío-, Gran Martell y, obviamente, Divididos. Yo digo siempre que esa formación te propone estar al máximo de tus posibilidades, ves a tres tipos que no paran nunca, siempre te exige al máximo. La próxima fecha vamos a hacer algunas canciones con ese formato. Cuando salga de gira voy a ir con Federico Palmonella y Maxi Larreta, y la idea es invitar a otros músicos de cada lugar para que pongan su impronta en el show. Eso era algo que nos gustaba hacer con Quintino (Cinelli) en su momento.

-¿Cómo cambió tu manera de grabar desde Narigón del siglo (2000)?

-Es un disco completamente bisagra para mí porque me di cuenta que más allá de la improvisación, lo importante es dejar tu primera impresión, que no haya nada pensado. En ese momento yo quería hacer varias tomas de cada tema. En una de ellas le pegué a la mariposa de un platillo, eso quedó durante el resto de la toma y no pude estar muy concentrado. Entonces, en vez de ir a escucharla decidí quedarme a esperar mientras todos me decían lo buena que estaba, pero yo quería hacer otra sólo por el hecho de haberle pegado a ese accesorio. Finalmente hice la segunda y en el medio se me rompió algo más y no pude terminarla. Creo que fue Diego (Arnedo) que me dijo: “¿por qué no te sentás y la escuchás, si ya está hecha?”. Le hice caso y se me puso la piel de gallina. De ahí en más lo empecé a hacer. Trato de saber cuál es el tiempo que tengo para grabar, me siento a tocar en el momento que tengo ganas y chau. 

-¿Existió en este nuevo disco la misma dinámica de improvisación que en Gran Martell?

-Fue muy desestructurado, y le agradezco por eso a César (Silva), ya que él pudo atajar toda la data desordenada. Considero que la improvisación, como la hacemos con Gran Martell, cuando la grabás se transforma automáticamente en una composición. Este disco tiene algo de eso y por suerte se registró, porque esto podría haber terminado en un cajón, como les pasó a otros artistas o incluso me hubiese pasado a mí.

-¿Cómo te sentís con tus composiciones?

-Cuando ya tenía el disco, se lo mandé a amigos míos y me dije: “yo soy esto”. Canto así, me salen estas canciones y si tengo que hacer un disco, hago esto. No hay mucha cosa para pensar, como si tal o cual tema se podrá pasar en la radio, si uno será muy fuerte o si otro es tranquilo. Lo bueno con este trabajo es que pensé: “Che, es ahora. ¿Tenés ganas de hacer esto? ¿Tenés toda esta música? ¿Estás con tu amigo que escucha todo eso y lo embellece? ¡Mandate con todo, hacelo!”. Por eso se llama A un minuto de envejecer.

-¿Lo vas a editar en formato físico?

-Tenía muchas ganas de hacerlo en vinilo, pero ahora prefiero salir a tocar. No estoy para meterme con toda la parte de la fabricación porque soy independiente, no tengo sello. Sólo lo publiqué en las plataformas digitales, que es la gran oportunidad hoy en día. Ya empecé a observar que el formato digital me permitía sacar un disco y es lo que hice. Me encantaría editarlo de la manera tradicional, pero si no tengo una buena propuesta que lo justifique, creo que va a quedar así. Tengo ganas de grabar el segundo y tal vez se podría hacer los dos en físico, pero es sólo una idea.

-¿Qué se va a encontrar el público el 14 de marzo?

-Voy a tocar el 70 por ciento del show con guitarra eléctrica y voy a cantar bastante. Además, habrán dos coristas -una de ellas es Pilar Ezcurra, que participó en el disco-, un gran baterista como Maxi Larreta, Federico Palmonella en bajo eléctrico y también sintetizadores. César participará como guitarrista líder. Yo voy a estar con la rítmica y, por supuesto, la batería. También voy a tocar el cajón peruano con la escobilla, como hace muchos años, cuando grabé en un par de discos de Divididos.

-¿Qué sigue después?

-Por suerte tengo fechas en distintas partes del país. Están confirmados Merlo y Villa Mercedes, en San Luis; Paraná y la provincia de Mendoza. Recién es el arranque y hay un montón de cosas más esperando. Estoy muy contento porque esto tiene que ver con que escucharon el disco. Cuando me dijeron la cantidad de reproducciones que tenía, me sorprendió, considerando que estoy solo y no hice nada más que avisar que está ahí. Me puso muy feliz.

-Se te ve muy contento.

-Soy súper agradecido porque me parece que las cosas no las hace uno. Vos generás algo en base a un montón de movimiento de gente que está a tu alrededor y que potencia todo eso. El hecho de contar con las personas que me acompañaron en cada uno de estos proyectos me deja sin otra palabra más que "gracias".

-¿Hay novedades de Gran Martell para este año?

-Como cumplimos 15 años, se acaba de confirmar una fecha en Capital muy importante para mitad de año. Es un evento que estará relacionado con distintas ramas del arte. El resto te lo digo en la próxima nota (risas).

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