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Overkill

Bobby "Blitz" Ellsworth: "No estamos en esto por la fama, sería antinatural hacer otra cosa"

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza: Prensa

24 de Enero, 2019

Bobby "Blitz" Ellsworth: "No estamos en esto por la fama, sería antinatural hacer otra cosa"

El cantante de Overkill bajo la influencia (del thrash).

Bobby "Blitz" Ellsworth es el dueño de una poderosa y chillona voz, que ya es una marca insignia dentro del thrash metal; pero antes de convertirse en el responsable de generar  infinidad de mosh pits y de sustentar con sus eléctricas presentaciones la parejísima carrera de Overkill, cualquier otra cosa pudiese haber pasado. Porque de no haberse cruzado con el bajista y compositor D. D. Verni, un jovencito que antes de caer en el metal estaba hipnotizado por el punk, el vocalista seguramente hubiese terminado vendiendo partes de motos, recorriendo las rutas de Estados Unidos en una Harley Davidson o siendo un personaje de la serie Sons of Anarchy.

Hoy en día, después del elemental álbum The Years of Decay (1989), todos en el género conocen a esta dupla de obreros del thrash,- los únicos dos miembros originales- que nunca se alejaron un ápice de su sonido, que no la caretearon, y que después de casi 40 años de transpirar las tablas, se ganaron el mote de Los Motörhead del thrash metal”. Pavada de elogio para un grupo que no forma parte del Big Four, por la sencilla razón que Bobby dejó clara en varias entrevistas: “Esto es simplemente un problema contable. El que más vende obtiene la pole position”.

En la actualidad, Overkill está más vivo que nunca, sigue editando discos de gran calibre- su placa número 19, The Wings of War, saldrá el 22 de febrero- y demostrando esa actitud de perseverancia y de desprecio para sus detractores. Un comportamiento parecido al que mostró Bobby a la hora de enfrentar un par de veces a la muerte, cuando en 1998 se le diagnosticó una forma muy agresiva de cáncer de nariz -evitando que se propague con una intervención-, y tras el ACV sufrido en Alemania en 2002. La conexión con el tema “Another Day to Die” es inmediata, por eso escucharlo hablar de la realidad de Overkill, centrado y prudente, pero a la vez lleno de energía, es todo un ejemplo: Nos estamos poniendo viejos, tenemos que ser realistas (risas), no puedo decirte que me encantaría seguir tocando veinte años más. Vivo el presente, no planeo qué hacer en cincos años”. Con ustedes, la leyenda del thrash al mando de la máquina verde de matar, en exclusiva con Revista El Bondi.

-El disco “The Years of Decay”, el cual produjo un quiebre en la carrera de Overkill, está cumpliendo 30 años. ¿Qué recordás de las sesiones de grabación comandadas por Terry Date (Pantera, White Zombie and Soundgarden)?

-Recuerdo que creíamos que iba a ser un disco de ruptura, de quiebre, desde el principio tuvimos conciencia de eso, porque veíamos que todos estábamos en un altísimo nivel. Se me viene a la memoria Bobby Gustafson -guitarrista de Overkill del ‘82 al ‘90- sacando riffs increíbles todo el tiempo, tenía un suministro infinito de cosas para desarrollar. Eso era muy emocionante y lo sentíamos como algo nuevo. Además, Terry Date era otro eslabón que también estaba en el tope de su carrera, creo que en ese entonces ya había trabajando con Pantera (NdlR lo haría un año después con el consagratorio Cowboys from Hell), y su trabajo recibía muy buenos comentarios. Teníamos la confianza de que iba a sonar genial, y otro factor importante fue que no había tensión en el estudio. Date es una de las personas más relajadas con las que trabajé, es simple y con sus principios claros: enfocarse en el trabajo y dejar el stress afuera. Todo eso en conjunto logró crear, creo, el mejor disco que hemos hasta el día de la fecha.

-Overkill comenzó tocando covers de punk de los Ramones, de Dead Boys..., ¿creés que de alguna forma eso influyó en el sonido final?

-Fui a la escuela en Manhattan, justo donde el punk estaba explotando mientras estaba en la secundaria. Obviamente fui parte, y cuando pertenecés a algo tan importante y profundo en tu juventud, terminás tomando algo, y creo que lo que sostuvimos fue la energía. Me crucé con D.D. Verni tres años después, y él tenía los mismos principios y conocía más bandas de punk que yo. Nos gustaba ir a verlos en vivo, y él ya las había visto el doble de veces. Para dos tipos del metal en donde la escena todavía estaba naciendo, creo que tomamos como influencia esa energía, más que la forma de componer.

-El grupo sobrevivió a muchos cambios de formación y le hizo frente a la era dominada por el Grunge. No fue fácil para el metal, pero ustedes nunca dejaron de hacer su música, ni buscaron un lado más comercial. ¿Cuán satisfactorio es tocar el género en el que uno cree?

-Claro que lo tocamos porque lo amamos, pero más que nada, porque sabemos quiénes somos. No hacemos esto por fama, somos puros. Sería antinatural hacer otra cosa. Mi sueño cuando tenía veinte años, no era estar en un grupo de thrash metal, era trabajar en una tienda de motos toda mi vida, y estar en la mejor banda que pudiera. Conservar nuestros ideales es lo que nos mantiene, no lo hacemos para que a los demás le guste, lo hacemos para nosotros y quizás es por eso que la gente lo aprecia.


-La banda fue catalogada como “Los Motörhead del thrash metal”, claro que Overkill es Overkill, pero sacando la relación directa con el nombre, hay una conexión entre los dos grupos, ¿qué sentís con esta etiqueta?

-Es un gran cumplido viendo que soy fan de Motörhead antes de que un performer o compositor, soy un fan, por eso es muy fácil para mí hacer esto. Cuando alguien pone las dos cosas juntas como sinónimo diciendo: Estos tipos tienen los mismos principios que Lemmy y compañía, es genial, es un concepto que tiene mucho sentido, viendo que si no te gusta lo que hacemos, no escuches, ¡andá a molestar a otro! (risas).

-¿Cuán importante es tener en Overkill un bajista y un líder como D.D. Verni?

-D.D. es único, por el simple hecho de que la mayoría, por no decir todos los riffs del grupo, vienen del bajista. Es muy preciso, ¡hasta tiene un solista donde toca la viola! -Barricade (2018)-. Es más que un bajista, es un músico completo y multiinstrumentista. Creo que nuestra conexión, más allá de la amistad, es saber lo que el otro puede hacer y eso es lo que hace que Overkill esa Overkill. Por eso yo escribo las melodías, las letras y lo referido a las voz, aunque todo está sujeto a opinión.

-En la intro de la canción “The Wait/New High in Lows” hay un texto del filme Carlito`s Way, ¿tenés como referencia las películas a la hora de inspirarte para alguna letra?

-Usamos arte, cosas que nos inspiran, todos amamos las películas de gangsters y en el nuevo disco tenemos algunas referencias, pero la idea es que siempre hay algo que rebota  en tu cabeza o que enciende un emoción. No es algo que pase todo el tiempo, pero si hace mejor a la canción, es siempre bienvenido.

-Sos un gran fanático de Freddie Mercury, ¿cómo lo definirías como artista y qué te pareció la película Bohemian Rhapsody?

-La película es fantástica, la presentación es genial. El primer concierto real al que fui cuando tenía quince años fue uno de Queen, en la gira del álbum Sheer Heart Attack (1974). Era un lugar pequeño donde había 3000 asientos, justo antes de que se hicieran gigantes con el siguiente disco, A Night at The Opera (1975). Esa escena es algo que me marcó al igual que la escena punk que hablamos antes. Esa performance se quedó conmigo para siempre, además de ser un gran compositor, dio una presentación magnífica, me hizo ver que era el único tipo tan especial en el mundo durante ese tiempo. Que 45 años después, todavía lo recuerde, es algo increíble.

-En 2002 sufriste un accidente cerebrovascular durante un show en Alemania, ¿ese episodio cambió la forma que tenés de ver y enfrentar la vida?

-Obviamente siempre se toma algo de cada experiencia, pero me gusta entender las cosas bajo la óptica del “todos tenemos problemas”, no soy el centro del universo (risas), no todos giran alrededor mío como si fuera el sol. Lo que sí aprendí es que tengo que poner todo de mí en lo que hago, porque no sé cuándo esto va terminar, somos frágiles. No voy a decir que fue mi primer contacto con la mortalidad, pero seguro me despertó; no me asustó, pero sí me hizo valiente. Lo primero que hice al volver de Europa fue ir probar si podía andar en moto, recuerdo a mi esposa diciéndome: “¿¡estás loco!?” y le respondí, tengo que saber que puedo hacerlo, tengo que saber que puedo andar, no puedo vivir viéndola con miedo el resto de mi vida, me tomó dos putas horas volver a casa, pero podía manejar. Esa fue la lección, la vida es corta, hacé todo lo que puedas.

-El 22 de febrero van a lanzar su nuevo álbum, ¿qué nos podés adelantar más allá del single “The Last Man Standing”?

-Es muy diverso, hay una nueva química que ya se puede oír en el single, ya que Jason Bittner -baterista desde 2017- está en la mezcla. Él nos llevó a otro nivel y nos dio otra presentación, el resto sigue ahí. Creo que esa diversidad nos hizo más brutales. Dave Linsk -guitarra- tiene más espacio y empecé a hacerme eco de sus melodías, D.D. se empezó a hacer eco de lo que yo hacía, y ese proceso se refleja en la química del disco, creo que la gente se va a sorprender aunque sigue siendo muy Overkill.

-¿La discusión con Avenged Sevenfold acerca de la similitud de su mascota con la suya (Chaly)  está terminada, verdad?

-Claramente, es algo de lo que nunca hablamos públicamente, vos los sabés, nosotros lo sabemos, es super obvio para todos. Discusión cerrada. ¡Adiós! (saluda en español)

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