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Matías Sánchez

Matías Sánchez: "La música, un pequeño lugar donde refugiarse"

Cronista: Maii Kisz | Fotos: Gentileza prensa

14 de Septiembre, 2018

Matías Sánchez: "La música, un pequeño lugar donde refugiarse"

El cantautor y docente del Oeste lanzó este año su primer DVD junto al Colectivo Libertario y prepara un show en El Emergente.

Parado frente a un reproductor de audio, el pequeño Matías Sánchez escuchaba atentamente los 43 minutos con ocho segundos de sonidos que se encontraban grabados en Llegando los monos, segundo disco de Sumo (1986). El material era de escucha frecuente en su casa materna. “De esto no entiendo nada, pero no me puedo ir de acá”, pensaba el niño con frecuencia mientras, en su mente, recreaba un recital privado de una banda clave para el rock nacional. “Era increíble. Yo imaginaba que de verdad estaban ahí”, devela Sánchez. El tiempo hizo que el camino emprendido en el inocente juego de la infancia dedicado a inventar canciones, encuentre su devenir en la creación de su banda, El Colectivo Libertario, y en una inminente carrera como docente, compositor, productor y músico.

En la misma casa en la cual escuchaba vociferar a Luca, confluían los diversos gustos familiares. AC/DC por parte de su hermano; Luciano Pavarotti, herencia de la rama materna proveniente de Italia; algo de Led Zeppelin y Juan Carlos Baglietto, influencias de su padre rosarino. La mixtura se denota en la amplia variedad de colores que conforman el repertorio de Matías y que hace que sus momentos de composición también sean variados. “Me gustan muchas cosas y no es lo mismo pensar una pieza acusmática que componer una canción”, afirma.



Las características de la música acusmática se relacionan a la utilización de las herramientas tecnológicas en favor de la producción y componer para esto suele encontrar al artista en momentos de interés por lo interno, de silencio y reflexión sobre los sonidos. Pero como las opciones no son una limitación, cada momento es diferente y lo importante es poder comunicar algo, el artista aclara que también existe la posibilidad de que saque un cuaderno en el tren y se ponga a escribir.

Cuando Matías compone, intenta generar algo en quien escucha y que esto también se le retribuya de alguna forma, porque cree que esa es una buena manera de no estancarse y crecer: dar y recibir sentimientos y sensaciones. “La escucha es un momento interesante. La gente ahora no se da tiempo para nada, no hay tiempo para el amor o para conectarse con un amigo, disfrutar una película o leer un libro”, reflexiona. En este sentido, afirma que quienes escuchan le dan algo muy importante: su tiempo. “Tener en claro eso para mí es fundamental. No modifico lo que quiero decir en función a la duración, pero lo tengo en cuenta. Sobre todo en estos tiempos en los que la atención dura tampoco”, concluye.

Al artista le resulta imposible pensarse lejos de una clara y convencida postura política, lo cual hace que el mensaje sea más claro. Afirma que un médico también hace política yendo a su trabajo en una sala de salud en el fondo de un barrio donde no hay jeringas y hace 30 años que las mujeres mueren por abortos clandestinos. “Para mí en el arte es exactamente igual. Hay mucho panfleto al pedo, pero más allá de eso siempre tenés que contar lo que ves utilizando lo que hagas como herramienta, en mi caso la música. Todo es político”, argumenta.

Como docente, cuenta que le resulta interesante pensar qué generaciones se están formando y cómo. En eso la música tiene un rol fundamental, que es el de acompañar la sensibilidad de los chicos y las chicas, sobre todo, ayudando a pensar otras realidades posibles. Porque, como sintetiza Matías, desde la música se suma un pequeño granito, pero a la vez hay miles de problemáticas que no se van a resolver por una canción.

Muchas veces los chicos no tienen para comer, puede que sean autistas, que algún familiar haya muerto y vos lo sabés, pero no lo podés cambiar”, se lamenta y se arriesga a seguir pensando en que lo que se hace es lograr que las personas crean que existe un mundo mejor. “No se lo das, pero saben que existe y que en la música hay un pequeño lugar donde refugiarse cuando la cosa se pone mal. Y si eso no es política, no sé que es”, considera.

Algo queda claro: más allá de los mensajes individuales de las canciones, la idea que engloba todas las acciones de Matías es el intentar aportar a la libertad colectiva. “Que desde lo individual podamos generar algo entre todos y que no cuidemos solo nuestros quioscos”, desea.

*Sábado 15 de septiembre en el Emergente, Gallo 333. 

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