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Nico Bereciartua

Nico Bereciartúa: "La imagen del rockero duro es una estupidez"

Cronista: Augusto Fiamengo | Fotos: Anabella Reggiani

20 de Septiembre, 2018

Nico Bereciartúa: "La imagen del rockero duro es una estupidez"

Luego de girar con Rich Robinson, el guitarrista argentino adelanta cómo será su próximo disco de estudio.


“Quiero contar y mostrar muchas cosas que aprendí girando por Estados Unidos con gente que labura muy bien”, confiesa entusiasmado Nico Bereciartúa en su regreso a la Argentina luego de la experiencia de grabar y salir al ruedo con The Magpie Salute, el conjunto capitaneado por el violero Rich Robinson e integrado por otros músicos que formaron parte de uno de sus grupos más reverenciados: The Black Crowes. Durante esos años intensos, el guitarrista argentino acumuló vivencias y comenzó a gestar su segundo disco de estudio, el sucesor de Nico (2015), que aún no tiene título definido y se encuentra en su etapa final de preparación.

Con un genuino espíritu amateur que podría sorprender en un músico que en los últimos tiempos actuó en escenarios por donde desfilaron leyendas como Led Zeppelin o Jimi Hendrix, Nico todavía se toma el tiempo para recordar con brillo en sus ojos una película que resultó determinante para iniciarse en el camino de las seis cuerdas. “Con mi hermano empezamos porque habíamos visto Encrucijada (NdlR: con las actuaciones de Ralph Macchio, Joe Seneca y Steve Vai, se estrenó en 1986). Después, me enteré que el responsable de la banda de sonido era Ry Cooder, y ahí comenzó mi interés por él y la música instrumental”. Un año y medio de clases con el reconocido Miguel Botafogo Vilanova bastaron para viajar hasta los orígenes del blues y continuar a partir de allí una formación autodidacta que lo llevó a convertirse en uno de los músicos más destacados en la ejecución de la guitarra slide en el país, luciéndose en la última formación de Riff y en Viticus, la agrupación que compartió con su padre, Víctor Vitico Bereciartúa.

Nico está de regreso, y en una tarde soleada que entibia el invierno porteño los temas de conversación se encadenan con naturalidad: la inminente salida de su segundo álbum, la influencia de Pappo en su formación como músico, los prejuicios en el rock y la importancia de los vínculos familiares.

-¿Por qué se demoró tanto este segundo disco?

-Pasó que estaba muy poco tiempo en Buenos Aires como para poder hacer todo lo que te demanda un disco. Después de publicar mi primer trabajo y ganar un Premio Gardel en 2016 (NdlR: como "Mejor Álbum Nuevo Artista de Rock”) tuve que estudiar 140 canciones para la primera gira con Rich Robinson. Siempre que venía para Buenos Aires estaba muy poco tiempo, y con Larry (productor y tecladista su grupo) no podíamos lograr hacer muchas maquetas para entrar al estudio de grabación con las cosas decididas.

-¿Qué similitudes y diferencias encontrás en comparación con tu primer trabajo?

-Es similar, porque tiene varias canciones instrumentales. También hay otras en las que canto yo o mi sobrino, Felipe Agote, que la está rompiendo. En el anterior había varios temas donde únicamente estaba presente la guitarra, ya que la banda estaba en proceso de formación. Para este nuevo disco, excepto un tema, el resto del grupo grabó en todas las canciones. Ya tenemos grabadas las bases, pero ahora estoy trabajando con overdubs y están apareciendo otras cosas que por ahí pueden llegar a quedar. Apuntamos a poder publicarlo en octubre.

-¿Cómo fue el proceso de composición?

-En el medio de la gira con Robinson aparecieron muchas cosas. Cuando tenía cierto tiempo de descanso, en vez de venir a Buenos Aires me quedaba en Estados Unidos y hacía base en Nashville, en la casa de una señora que banca artistas y no les cobra. En ese lugar vivió por ciertos períodos Johnny Cash, y allí se respira mucho arte y surgieron varios temas. También en el micro de gira, cuando cada uno de los músicos estaba un poco en la suya, me metía en la parte de atrás y tocaba. Grababa notas de voz en el teléfono y luego surgieron varias melodías.

-Tu rol como guitarrista en la música que componés es preponderante. ¿Cómo te llevás con el rol de cantante?

-No me siento tan cómodo cantando. Al principio, quisiera haberle hecho caso a mi viejo: “También tenés que cantar, de lo contrario siempre vas a depender de otro”. Y es una realidad. Empecé clases de canto, de grande, pero a veces la timidez puede ser mucha. Igualmente, creo que una melodía puede transmitir tanto como la letra, porque es un lenguaje universal, un poco más abstracto, y cada uno le da un significado propio. Depende mucho de tu estado de ánimo, y eso fue lo que siempre me gustó de la música instrumental. De hecho, siempre trato de armar solos de guitarra que sean melodiosos y no una demostración de cuán rápido puedo tocar. Eso nunca me gustó y no lo logré entender.

-Creciste al lado de músicos de rock del calibre de Pappo y Vitico. ¿Qué aprendiste con ellos?

-Me ayudó mucho crecer muy cerca de Pappo. Aprendí bastante de él, lo miraba y me pasaba data. Tuvimos lindas charlas sobre todo en el último año de Riff, en el que salimos de gira. Me pasaba a buscar por mi casa, nos íbamos a Tigre y siempre hablábamos. Varias veces me confesó lo orgulloso que estaba de verme tocar. A mi viejo le costó bastante tiempo poder venir y decirme “me gustó tal o cual cosa”, si bien recibí sus consejos a través de los años que estuvimos girando con Viticus. Creo que lo que más tomé de mi viejo y de Pappo tiene que ver con la pasión con que se hacen las cosas. Si no la tenés, o la vas perdiendo, lo que hagas ya no tiene tanto sentido. Deja de ser sincero. Mi viejo toca con una energía que se la veo a muy poco gente, incluso en Estados Unidos, con las cosas bastante más servidas. Sobreponerse a los miedos que pueden aparecer y salir a entregar todo arriba del escenario, con alegría: eso es pasión por la música. 

-Se agotaron las entradas para tu show en Lucille a comienzos de este año, y por redes sociales la gente te pide más copias del primer disco. ¿Creés que en este tiempo se formó un público estable que te sigue?

-En el primer show que hicimos para presentar el disco, en 2015, tocamos en The Roxy Live y se agotaron las entradas. Desde el primer momento hubo bastante interés. Creo que aparte de la atracción que pudo haber sentido el público que sabe lo que hice con Viticus o con Riff, otros se fueron acercando porque les gustó una propuesta que no iba exclusivamente en esa dirección y que mostraba algo distinto. La gente respondió muy bien, además del empujón que obviamente me dio haber estado dos años tocando en Estados Unidos con gente muy grossa. Muchos dijeron: “Mirá este pibe, está con los de The Black Crowes. A ver, escuchemos qué hace”.

-Tocaste en Viticus con tu papá y tu primo, ahora lo hacés con tu sobrino y en tus shows siempre mencionás a tu mamá y a tus hermanos. Se nota que los lazos familiares representan mucho para vos.

-Es muy importante, sobre todo mi vieja, que me apoyó desde el primer minuto y me bancó la guitarra, las clases y que no quisiera estudiar otra cosa. También tengo una relación muy estrecha con mis hermanos, y siento mucho orgullo de mi sobrino, que tiene 20 años y cada vez canta mejor. Además le gusta esa música que hoy en día es difícil encontrar en la juventud, es como la flor que crecen en el pantano (risas). Me acuerdo que en un show de Viticus le dediqué un tema a mi novia, y me gritaban “¡pollerudo!”. Era una canción que le había escrito a ella, ¿qué iba a hacer? La imagen del rockero duro es una estupidez. La idea de la estrella es una boludez, justamente para hacer música hay que estar conectado con todas las emociones, y si tienen que ver con el amor, siempre sale algo mucho más lindo.

-Tenés una participación estable en el programa NET (Nunca Es Tarde), que conduce Germán Paoloski por FOX. ¿Cómo tomás el hecho de formar parte de ese show televisivo?

-Llegué ahí porque soy muy amigo del Zorrito (Fabián Von Quintiero). De repente, le surgió la posibilidad de participar en el programa y necesitaba armar una banda, a la cual también se incorporó Melina Lezcano en la voz. Me escribían por redes sociales: “¡Cómo puede ser, vos fuiste un Riff, qué hacés tocando con...!”. Yo estoy trabajando, hermano. Me estoy ganando la vida con mi instrumento y agradezco mucho poder hacerlo. No me avergüenza para nada, el trabajo dignifica. Además, soy el primero en reírme de mí mismo. Un día estaba en el Filmore West, con los tipos de The Black Crowes, y al otro hago "Cuando calienta el sol", con Carmen Barbieri. (Risas). No se me caen las medias. En el programa me dieron espacio, con mi disco y mi banda, y toqué con artistas increíbles (Hugo Fattoruso, Luis Salinas o Ibrahim Ferrer Jr). Más chico me hubiese hecho algo de ruido, pero hoy lo veo como un trabajo, donde paso muy buenos momentos y me río mucho. Todos son muy buenos compañeros.

-En febrero de 2016 teloneaste con tu banda a Rich Robinson en el Teatro Gran Rivadavia, y más tarde integraste su grupo. ¿Qué recuerdos tenés de aquella noche?

-Que hubiese sido mi sueño cuando era fanático. ¡Y encima después me subí a tocar como parte del grupo! Fue una autorrealización tremenda, una gran experiencia de la que estoy muy agradecido, pero que terminó. Hoy me encuentro muy contento de poder hacer mi disco, porque de otra forma siempre quedaba de lado y estaba tocando canciones de otros. Me siento muy feliz de estar acompañado de la gente que quiero.

*Domingo 30 de septiembre en Lucille, Gorriti 5520. A las 19.  

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