Juan Forche: "Es importante poder exorcizar el dolor y el sufrimiento"

Juan Forche se encuentra en la búsqueda constante, con inquietudes que lo llevan a navegar por distintas experiencias sonoras. Con su anterior banda, Sai Amet, el sonido se caracterizaba por estar al palo, pero ahora como solista bajó un cambio, incursionando en lo acústico. “Fue un proceso súper natural, que se dio de manera fluida, luego de estar un año tocando solo con la guitarra. Hay canciones que necesitan decibeles más bajos, para ser entendidas; mientras que ocasiones la potencia deja las cosas más claras”, afirma el músico nacido en zona sur.

-Ahora volviste a las raíces, ¿qué te llevó a querer regresar al formato eléctrico?
-Le comenté a una amiga que estaba con la idea, de poner mis canciones en formato eléctrico y resurgir varias que venía tocando con la banda. Y me dijo “está muy bien, es tiempo de rock”. Con todo lo que está pasando, hay que decir las cosas más fuerte, porque si bien no nos van a escuchar, es importante poder exorcizar el dolor y el sufrimiento, convertirlos en baile y movimiento. El formato eléctrico es una piña directa al status quo de los escuchas. Hace que me sienta más vivo en este momento, en el que todavía quedan muchas cosas para decir y crear.

-Estás por lanzar “Vivo en La Tangente”, ¿qué significa esta instancia para vos? ¿Por qué decidiste hacerlo?
-Decidí fotear un resumen de las que creía que eran mis mejores canciones hasta el día de hoy. Preferí hacerlo en vivo, con un sonido más actual y con la banda nueva, que se suena todo. El vivo vive y late.

-Ahora que estás en proceso de producir el disco, ¿cuáles son las sensaciones de aquella fecha?
-Fue un reencuentro divino con personas queridas. También vino muchas gente nueva, lo cual me pone muy pilas, porque no conocen mis canciones. Entonces, me encanta empezar de vuelta, difundir, a mover, ser nuevo de nuevo.

-¿Cómo es publicar un disco en la coyuntura actual?
-Hay que ser muy fuerte para resistir los embates que se vienen dando. (Por eso) Canto con fe y mis letras siempre tiran una onda para incitar a la renovación interna y no comerse la galletita del “qué lindo todo”. Pero la verdad, estoy medio punk, anarco, veo un mundo que va camino hacia al asador. Los que hacemos música, canciones, teatro, pintura y arte en general, tratamos de poner un poquito de luz a todo esto, aunque, entre tanta fanfarria universal, las linternas cada vez alumbran menos.

-El 7 de septiembre te vas a  presentar en El Padilla. ¿Qué podés adelantar de la fecha?
-Vuelvo a tocar en mis pagos, el lugar que amo, sobre la Avenida Meeks (Temperley) que tanta música y alegría nos dio en los años de juventud. El lugar es una fábrica renovada, que ahora funciona como sala de conciertos. Vamos a dar un show muy contundente y en un lindo horario, como para poder moverse sin tapujos.

-Luego de esto se vienen unas presentaciones en Europa. ¿Cuáles son las expectativas?
-Las expectativas son abrir nuevos mundos, sentir y conocer otras formas de recepción de lo que hago. Va a ser muy loco tocar ante gente que no entiende mi idioma, como los irlandeses, franceses o alemanes. Tendré que sacar de la galera varios trucos que no estén directamente ligados a la palabra. A su vez, tengo muchas ganas de tocar mis canciones en España y ver qué pasa con lo que digo. La idea, finalmente, pasa por poder capitalizar experiencia y traducirla en letras, música y nuevas fotos.