Toundra: "La música ha de ser un tesoro, no una jaula de oro"

Toundra es una banda madrileña con conciencia de clase. Formada hace más de diez años, este grupo de amigos tiene en claro lo difícil que es lograr insertarse en la industria cultural, pero más en claro tienen el hecho de que ellos son trabajadores y que la música no debe ser interpretada como una mercancía, sino como una expresión de libertad. El rock instrumental del grupo logró ubicarse en lo más alto de los rankings de España, ganando así una batalla a la discográficas, que buscan obtener beneficios económicos antes que promover la música. Y de eso habla el guitarrista Esteban Girón.

-¿Cómo es el mundo del underground madrileño?  

-Es muy rico en bandas y en calidad desde hace ya muchos años. La ciudad es muy agresiva y la vida es difícil, ya que es caótica, dura, grande y egoísta, como cualquier otra urbe en el siglo XXI. Apenas hay ayudas a la cultura y ésta emerge de propuestas que han de casarse con salas, promotores e iniciativas, siempre privadas, que no hacen que el campo esté bien preparado para que florezca la música y la cultura. Aun así, Madrid es, para mí, la ciudad con la gente más encantadora que he conocido. Vine hace 13 años ya, y desde el primer minuto que la pisé, me trataron como uno más.

-¿Qué es lo que más extrañan y lo que menos de ese mundo? 

-Para algunos somos unos vendidos y para otros el grupo underground que sigue dando guerra, con una propuesta ética militante. Estamos en el medio: siempre fuimos muy rockeros para los hardcoretas, poco metaleros para los metaleros, pero mucho para los indies. No me caso con nadie, salvo con mis tres compañeros, y así estamos bien. 

-¿Es elitista el mundo del rock y la cultura?

-Todo depende de las épocas que compares. No somos músicos del barroco, que tocan para la corte y para unos pocos privilegiados. Sin embargo, es verdad que el acceso a la cultura no es para todos. Mis compañeros vienen de clase trabajadora y yo, aunque lo he tenido fácil, me puse a trabajar desde muy pequeño. La industria de la música y el de la cultura suele ser un mundo para gente acomodada y hay que luchar contra ello. Es una pena que la conciencia de clase no sea algo más arraigado y eso es un logro del capitalismo y de la globalización. Consumir menos es la única manera de luchar contra ellos. 

-¿Qué significó para ustedes ocupar el puesto #2 en las listas de ventas con IV (2015)?

-Arrojar un poco de luz sobre una realidad que los medios y la industria no querían mostrar. Meternos en el palacio y cortarle la cabeza a la corte. Dejar en evidencia una mafia institucional. Como dicen nuestros amigos de Angelus Apatrida: es como entrar en una fiesta de adinerados y gritar "hijos de puta" y cerrar la puerta. 

-En varias entrevistas dijiste que son “trabajadores”, pero haciendo una distinción en lo que refiere a ser músicos. ¿Qué entienden, entonces, por trabajador?

-En aquella entrevista, con "trabajador", me refería al término "obrero" marxista y a muchos músicos que no vienen de clase trabajadora. Ser músico es un oficio, no es un trabajo de clase obrera, porque no vivimos en una sociedad industrial, sino en una post industrial. No digo que las condiciones de vida de un músico no sean duras, pero no estamos en una fábrica 17 horas... Gracias a Dios. Ahora, siempre estaré de acuerdo en luchar a favor de los derechos de un trabajador. Es más, es quizás la mayor constante que tengo en la vida. 

-Después, reafirmaste esta postura, y reconociste que ya no les daba vergüenza decirlo. ¿Por qué antes sí? ¿Qué paso para que dejen de sentir esa estigmatización? ¿Siguen manteniendo sus empleos?

-Sí, seguimos teniendo nuestros empleos y estamos encantados de que la música no sea nuestra obligación. Es nuestro oficio, no nuestro trabajo. La música ha de ser un tesoro, no una jaula de oro. 

-¿Por qué eligieron números romanos para sus primeros discos, a lo Led Zeppelin, y no un nombre?

-Luego de llamar Toundra (2008) a nuestro primero, habíamos grabado el segundo y no teníamos nombre. Debíamos enviarlo y el último día pensamos en homenajear a la banda inglesa, que es la mejor después de The Beatles. 

-¿Y por qué eligieron ponerle Vortex (2018) a su última producción discográfica?

-Es una manera de hacer referencia a las decenas de personas que hemos conocido en estos diez años llenos de felicidad, de mucho trabajo. Gracias a la música puedes conocer a gente con esperanzas de mejorar el mundo, de querer hacer el día mejor a los demás, de ayudar a quien tienes al lado y de abrazar al que no conoces. 

-En breve arrancan su gira por Europa, ¿planean extenderla a Latinoamérica?

-Está en los planes de la banda, del management y del sello. Ojalá podamos ir pronto. Tengo muchas ganas de ir a Latinoamérica.