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Corrosion of Conformity

Woody Weatherman: "El disco con Keenan tenía que ser real"

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza prensa

25 de Abril, 2018

Woody Weatherman: "El disco con Keenan tenía que ser real"

Tras la salida de su nueva placa, C.O.C. rescata su formación clásica y apela a fórmulas conocidas.

Desde sus comienzos en el under, donde ya era catalogada como una banda de culto, Corrosion of Conformity siempre dio que hablar con su contribución a la música pesada. Porque fueron ellos quienes dejaron su impronta como uno de los estandartes del crossover, uniendo punk y hardcore con pizcas de metal. La historia de C.O.C., que cumple 35 años en la ruta de la distorsión, está marcada por los cambios: primero por la infinita cantidad de músicos que pasaron por su filas -Woody Weatherman, guitarrista, es el único estable desde el origen-; segundo por la llegada de Pepper J. Keenan, en 1989, el violero que sería pieza clave para modificar el paradigma del grupo; y tercero por cómo el cuarteto apretó el embrague para bajar un par de cambios y enlentecer el tempo de su sonido.

Después de hacer una gira corta con los Ramones, en 1988, entraron al estudio y grabaron Blind (1991), donde el sonido gravitaría más en el sludge/groove metal, dejando el punk en el retrovisor. Pero su sucesor, Deliverance (1994), con la formación clásica (Keenan en guitarra y voz; Weatherman en guitarra; Mike Dean en bajo; y Reed Mullin en batería), los catapultaría hacia otro nivel, ya que los hits radiales "Albatross" y "Clean My Wounds" le darían muchos réditos a los de North Carolina, y un ticket para girar con Metallica en 1996. No en vano la famosa revista británica Kerrang! describiría el LP como “un verdadero clásico de los 90”.

Keenan, en el documental NOLA: Life, Death, & Heavy Blues from the Bayou, describe perfectamente lo que implicó esa radical transformación en su espectro sonoro: “Cuando escribimos ‘Albatross’ estábamos muy arraigados en el hardcore de New York, tocando los domingos en el CBGB, y pensábamos ‘¡¿cuántos hijos de puta van a querer matarnos?!’. Me sentía más punk rock escribiendo esta mierda en el mundo donde estábamos metidos. Realmente, pusimos nuestro miembro en la cortadora, y ese fue un punto clave, porque si podés hacer enojar un poco a tu escena, algo estás haciendo bien, te hace sentir vivo".



El proyecto que Weatherman formó a los 16 años, en 1982, tuvo que pasar por mil obstáculos en una muestra de compromiso y entrega, como los vinculados a Keenan: su agenda compartida con el supergrupo Down, el huracán Katrina haciendo pedazos su ciudad, y su posterior partida de C.O.C. Y los  relacionados a la lucha de Reed Mullin con el alcohol. Nada los detuvo, aún sabiendo que no hubo ni un solo show programado entre 2006 y mediados del 2010.

Hoy en día, después de un show en Chile, en 2013, con Keenan como invitado, el cual encendió la mecha, seguido de una gira europea en 2015 con la formación clásica, tenemos como resultado No Cross No Crown (2018), el nuevo álbum con los cuatro individuos que cranearon Deliverance, algo que no pasaba desde America’s Volume Dealer (2000). Antes de repasar esta reunión histórica, llena de pintura metálica para protegerla de la corrosión, un apurado Woody dice: “Primero que nada, gracias por tu tiempo y por tener unas palabras conmigo”. Porque lo pesado no saca lo cortés.

-¿Qué es lo primero que se te viene a la mente de la época en la que hacían hardcore-punk? ¿ Qué recordás del encuentro con Joey Ramone y los suyos?

-Aquellos primeros días eran explosivos y divertidos. Fue un gran proceso de aprendizaje. Tocamos en lugares donde nunca habíamos estado, conocimos muchos artistas y personas. Y obviamente definió la forma que tenemos hoy en día. Y sí, tuvimos mucha suerte de compartir el escenario con nuestros ídolos, los Ramones. Nos quedaron mil recuerdos de ese tour corto -NdlR: para más información, en el video “I Wanna Live”, Joey usa una remera de Corrosion-.

-¿Cuál creés que fue el punto de inflexión, donde decidieron cambiar su estilo hacia un sonido stoner/southern rock, más orientado hacia Black Sabbath, sabiendo que algunos fans de la primera época podrían enojarse?

-Para ser honesto, siempre fuimos fanáticos enfermos de Sabbath, al igual que de otros referentes de metal y del punk. Para nosotros fue un cambio natural, aunque para otros pudo parecer abrupto. En ese época los punks y los metaleros no siempre se llevaban bien, pero con el paso del tiempo las cosas cambiaron.

-¿Cuán significativo fue el show en Santiago de Chile, en el que invitaron a Keenan?

-Lo sentí como algo muy importante, ya que veníamos con la idea hacía bastante tiempo, y ese show nos dio las sensaciones sobre cómo sería todo. Era sólo cuestión de tiempo para hacer lo correcto.

-¿Cuáles eran las expectativas del tour por Europa en el que tocaron con él?

-Lo hicimos por amor a la música y a los fans. Esa gira nos abrió la puerta para poder hacer un nuevo disco. Realmente lo tomamos como una prueba.

-¿Y qué se siente contar nuevamente con Keenan?

-Fabuloso, la pasamos muy bien haciendo música juntos y mirando hacia adelante. Ahora vamos por más.

-Es interesante lo que pasó, porque a excepción de vos, todos los miembros fundadores se fueron, para luego encontrarse nuevamente en diferentes momentos. Y en el medio tuvieron alrededor de ocho cantantes...

-(Risas) Sí, casi. Diría que esta versión de cuatros piezas es la más prolífica que tuvo C.O.C.

-No Cross No Crown es lo primero que publican con esta formación en más de una década, ¿sentiste una presión extra?

-Sí, porque sabíamos que tenía que ser real, sin boludeces. Por suerte, el sello discográfico (Nuclear Blast) nos dio el tiempo y el espacio para hacerlo a nuestra manera.

-Dijiste que las sesiones de grabación fueron intensas, ¿por qué?

-Pero intensas en el buen sentido, sesiones de cuatro o cinco días de corrido, escribiendo las canciones sobre la marcha. Resultó diferente para nosotros, pero por suerte funcionó.

-Tenés una buena historia que inspiró el título del disco…

-Sí, teníamos un concierto programado en Inglaterra, en una iglesia fuera de servicio, de un pueblo llamado Colchester. En la habitación que usábamos como vestidor había vidrieras antiguas, que representaban una escena medieval con las palabras "No Cross No Crown". Fue ahí cuando nos miramos entre todos, sabiendo que ya teníamos el título de álbum.

-¿Qué nos podés contar del proceso de composición del disco, que vuelve a tener esos interludios instrumentales entre las canciones, los cuales hicieron tan famoso a Deliverance?

-Eso interludios son algo que venimos usando hace tiempo. Es divertido crearlos, además ayudan a que el disco fluya.

-En No Cross No Crown también incluyeron un cover de Queen, “Son and Daughter”, ¿cuál es su conexión con ellos?

-Somos muy fanáticos de Queen, y nuestro productor, John Custer, hace años que intenta que hagamos ese cover. Finalmente, sentimos que era el momento adecuado.

Foto: Gentileza prensa/Dean Karr

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