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Iron Mask

Diego Valdez: "Yo no me fui de Helker"

Cronista: Dario Kullock | Fotos: Gentileza prensa

01 de Mayo, 2018

Diego Valdez: "Yo no me fui de Helker"

Luego de irse a vivir a España y ser desafectado del quinteto en el que cantó por más de una década, el músico se refirió a la presentación en La Trastienda de su nueva banda, Iron Mask, en la fecha que marcará su regreso a la Argentina.

Skiltron, Triddana, Eydillion y Azeroth son apenas la punta del iceberg, un puñado de entre los incontables conjuntos de los que formó parte Diego Valdez, uno de los vocalistas más prolíficos y representativos del heavy nacional. Como él mismo admite, por éxito y permanencia, la banda más trascendente de su carrera fue Helker, pero los senderos del cantante y sus compañeros se vieron bifurcados a mediados del 2017, cuando éste abordó la difícil determinación de mudarse a España para continuar con sus peripecias musicales en Europa.

Ya asentado como nuevo frontman de Iron Mask, notorio exponente del power metal en Bélgica liderado por el guitarrista Dushan Petrossi, Valdez encara al mismo tiempo las grabaciones con el súper grupo Dream Child (Craig Goldy, Rudy Sarzo) y el desarrollo de su proyecto solista, Divine Collider. También anticipa su ansiedad por el retorno a su patria, que tendrá lugar en mayo, en La Trastienda Samsung.

-Siempre tuviste muchas bandas, pero en Helker permaneciste más de diez años, ¿dirías que fue la más importante de tu historia en la música?

-Sí, dentro de lo que fue mi carrera en Argentina, fue el conjunto con más trascendencia. Definitivamente. Estuvimos juntos por una década y vivimos muchas cosas. En estos tiempos tuve sensaciones encontradas, partiendo de la base de que en realidad yo no “me fui” de Helker, sino que al plantear mi necesidad de un cambio de vida tan fuerte como lo es mudarse a otro país, propuse continuar con mi participación a distancia, yendo a la Argentina dos o tres veces al año, para hacer tours de varias actuaciones cada vez. No obstante, los muchachos meditaron sobre esto y lo encontraron impracticable, y me plegué a los deseos de mis compañeros y entendí su necesidad de no cambiar el ritmo. Todo fue en los mejores términos, con entendimiento de ambas partes y la tristeza lógica de separarse después de tantos años.



-¿Cómo llegaste a trabajar con Dushan Petrossi y Iron Mask?

-Canté y grabé mucho en inglés. Como suele pasar hoy en día, la tecnología acercó las distancias, algo de mi laburo llegó a oídos de Dushan (creo que un fan le mostró el material), y el resto no tiene mucha mística. Le gustó lo que escuchó y me propuso, ya desde antes de Diabólica (2016), que cante con él.

-Para quienes no lo conocen, ¿cómo definirías a Iron Mask?

-Tiene lo mejor de muchos mundos: del power metal, del neoclásico, del heavy metal, y hasta tiene toques de metal extremo. Está todo muy bien amalgamado, no se parece a nada que yo haya hecho antes. Petrossi es un músico y un compositor como pocos.

-¿Cómo resultó la etapa de adaptación?

-Fui un poco nervioso al primer ensayo en Bélgica, con Dushan sólo hablábamos por messenger, nunca nos vimos en persona hasta ese momento, y al resto de los muchachos ni siquiera eso, así que no sabía bien qué esperar. Ocurrió que la conexión fue inmediata, tenemos todos más o menos la misma edad y a pesar de vivir en países diferentes, las vivencias fundamentales son muy similares. Fue como si nos conociéramos desde siempre.

-¿Qué se encontrarán los fanáticos que vayan a ver a Iron Mask a La Trastienda?

-Van a asistir a un show muy potente, estoy seguro de que les va a encantar. Hablé mucho con los muchachos acerca de mi gente, creo que el amor será mutuo, más allá del reencuentro que espero con mucha alegría y ansias.



-Este año vas a lanzar un álbum con Dream Child, ¿cómo fue trabajar con tantos músicos históricos del género?

-Todavía no caigo. Nuevamente la Internet hizo de enganche, en este caso con Craig Goldy (Dio), que hace ya unos años recibió una canción donde yo cantaba, y en su momento le gustó tanto que me escribió y me preguntó si me gustaría trabajar con él cuando se diera la oportunidad. En breve estaré viajando a Los Ángeles para filmar dos videoclips, así que ahí nos veremos por primera vez y nos daremos los abrazos atrasados. Es tremendo lo que uno aprende de gente como ellos. Y también uno cae en la cuenta de que sabe más de lo que creía.

-También saldría el disco de Divine Collider en 2018, ¿cuál es la idea artística de este proyecto solista?

-Es un reflejo de mi vida, mi alma está puesta ahí, y es una narración de las experiencias que tuve y sigo teniendo, sumado a una filosofía, una forma de ver el mundo. Esto es posible porque el destino puso en mi camino a un alma gemela, Betina Canalis, que es mi manager y “compañera en el crimen”; me siento muy afortunado de poder trabajar con ella y planear nuestras locuras juntos. Musicalmente hablando, es probable que muchos seguidores se sorprendan porque esperan algo bien definido, y no lo es. Es todo y es nada. No es un CD de heavy metal, son canciones que cuentan una historia y decididamente hay de todo: se enoja cuando se tiene que enojar y ponerse pesado, está triste cuando el relato lo requiere y es atmosférico si hace falta. No esperen un álbum tradicional. Tengo la alegría de contar con Diego Rodriguez en bajo y Julián Horita en violas (ambos ex Adicta). A pesar del background diferente, nuestras sensibilidades se complementan de una manera increíble, no tenemos etiquetas, sólo buena música.

*Sábado 5 de mayo en La Trastienda Samsung, Balcarce 460. A las 21.

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