Andreas Kisser: "Ya no conozco ni a Igor ni a Max Cavalera"

Ningún grupo en la historia del heavy metal latinoamericano fue capaz de cruzar tantas fronteras y afirmarse en el ámbito internacional con la contundencia con que lo hizo Sepultura. El sonido tribal que los caracterizó a finales de los 80´s y principios de los 90´s, en convergencia con la agresividad del thrash más crudo y auténtico, se convirtió en una marca registrada en éxitos de calibre universal como Arise (1991) o Roots (1996), que hoy son considerados álbumes fundamentales del género. 

Desde la salida de los hermanos Max (guitarra y voz) e Igor  Cavalera (batería) en 1997 y 2006 respectivamente, los rumores de posibles reuniones se convirtieron en un zumbido constante en los oídos de los miembros restantes, que decidieron seguir adelante sin dudarlo. Con una formación asentada, que incluye a Andreas Kisser (guitarras), Paulo Jr. (bajo), Eloy Casagrande (bateria) y Derrick Green (voces), y con Machine Messiah (2017), flamante CD de estudio en las calles, el grupo se ocupó de sepultar el pasado y de poner la mirada en un presente fructífero.

-¿Cuál es el hilo conductor de Machine Messiah?
Andreas Kisser: -Es algo que observamos todos los días. Tenemos el privilegio de viajar alrededor del mundo desde 1989. En 33 años de carrera hemos ido a 76 países, y vemos cotidianamente los distintos niveles de influencia de la tecnología en la sociedad. Vas a cualquier lugar, como restaurantes familiares, y todos están mirando el celular. No se hablan entre ellos. Tenés aplicaciones para buscar comida, mujeres, para encontrar un camino si vas en auto. Está bueno, no estamos nada en contra de la robotización, pero Machine Messiah trata de bajar un mensaje de balance, de conservar nuestra habilidad humana para interactuar con la naturaleza, mirarnos a los ojos, hablar o expresar ideas sin depender de Twitter para formar una opinión.
Derrick Green: -Empezó con unas conversaciones que tuvimos con Andreas en la ruta, sobre el universo que nos rodea. Creo que hay muchas cosas que desconectan a la gente, todo el mundo enfocándose en sus teléfonos, en todos lados, da la impresión de que es casi como un Dios, que tiene todas las respuestas. Hay una especie de creencia de que todo está en Internet. Yo tomé el otro lado del asunto, pensar que sin tecnología no podríamos hacer muchas de las cosas que damos por sentadas.

-¿Tiene el sonido histórico de Sepultura o hay algo nuevo?
DG: -Hay muchos elementos del clásico Sepultura, pero al mismo tiempo hay muchas cosas que quisimos probar. Nunca tuvimos un álbum con violines, por ejemplo. Quisimos innovar, y nos sentimos muy confiados a la hora de crearlo, especialmente con esta formación, que tenemos hace bastante tiempo. Grabarlo en Suecia le dio una atmósfera remarcable.





-Vienen muy seguido a Argentina, ¿creen que tienen una relación particular con el público de este país?
DG: -Absolutamente. Muchos artistas y bandas tienen esta conexión especial con Argentina, se habla mucho de eso, se graban DVD´s aquí. La pasión que tienen los aficionados es muy intensa. Hay una cultura muy poderosa con la música, los fans siempre entienden lo que está sucediendo. Especialmente con Sepultura, nos acompañan desde el principio. Eso suma a la emoción de tocar aquí.
AK: -De hecho, como el show del viernes va a estar enfocado en muchas de las nuevas canciones, junto con los clásicos, estamos muy ansiosos por ver la reacción, porque hasta ahora fue bastante pasiva en todos los lugares en que tocamos.

-Andreas, en De la tierra tocás con Andrés Giménez, de A.N.I.M.A.L. y hasta hace poco también con Flavio Cianciarulo, de Los Fabulosos Cadillacs. ¿Aprendiste algo del rock argentino?
AK: -Mucho. Ni siquiera conocía a Los Fabulosos Cadillacs. Brasil está muy cerrado en su propia cultura, por la barrera lingüística. Argentina, Chile, Perú, Colombia, interactúan mucho más. Soda Stereo es gigante en toda Latinoamérica, pero en Brasil muy poca gente los conoce. Esto me molesta, porque somos vecinos, pero a la vez estamos muy distanciados. Sabemos mucho más del fútbol argentino que de su música. Creo que De la tierra tiene la misión de romper fronteras, y lograr que nuestros países interactúen un poco más, porque en la misma canción podemos usar portugués y español, cantando en nuestro propio idioma. Rammstein fue una gran influencia para nosotros, porque no tuvieron que cambiar de alemán a inglés para ser un fenómeno mundial.

-Hace 20 años que Max Cavalera abandonó Sepultura, ¿creen que finalmente el público dejó de hablar de eso para empezar a apreciar al conjunto?
DG: -Definitivamente hay más personas que lo hacen. Incluso, es difícil encontrar gente que estuviera presente en aquella primera época. Desarrollamos una base de fanáticos muy jóvenes, y ahora hasta ellos están más grandes. Creo que la música habla por sí misma. Si vas a los shows, eso ayuda mucho. El hecho de que sigamos girando, tocando consistentemente, evolucionando...
AK: -Algunos sí, otros no. Está todo bien, es su problema (risas). Es algo que estará ahí para siempre. Si estamos todos vivos, la gente siempre tendrá expectativas, pero no tenemos ningún tipo de plan de juntarnos. Estamos muy enfocados aquí, con un nuevo álbum, con una gran formación, tenemos nuestra película "Sepultura Endurance" (NdR: documental que cuenta con los testimonios de Lars Ulrich, Scott Ian y Corey Taylor). Respetamos muchísimo nuestro pasado, no negamos nada, pero estamos aquí y ahora. Actualmente, somos muy diferentes, ya no conozco ni Igor ni a Max. Y ellos ya no me conocen a mí. Hacemos música muy diferente, y es excelente, por eso dejaron la banda, para hacer algo distinto.

-Entonces, si mañana suena teléfono, atendés, y es Max, o Igor, diciendo que quieren volver, ¿qué les responderías?
AK: -Me pasa todo el tiempo (risas). Yo no haría nada por dinero. Nos ofrecieron mucho para juntarnos, pero no se trata de eso. No quiero que nos subamos al escenario sin conocernos. Para los fans sería un desastre, y para nosotros también. Estaríamos matando nuestro pasado y presente, y destruyendo nuestro futuro.

*Viernes 20 en Groove, Santa Fe 4389. A las 20.