Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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La Mississippi

"Usamos el camino y el viaje como excusas para la composición"

Cronista: Augusto Fiamengo | Fotos: Anabella Reggiani

09 de Octubre, 2017

"Usamos el camino y el viaje como excusas para la composición"

Cerca de cumplir tres décadas al frente de la banda, Ricardo Tapia abre las puertas de Criollo, el último disco del grupo, recuerda a Adrián Otero y se refiere a la nueva edición de B.A. Rock. 

En una de esas tardes soleadas de septiembre que anuncian la llegada de la primavera, Ricardo Tapia abre las puertas de su casa en Villa Urquiza y vuelve rápidamente a ponerse en manos de Hernán, su tatuador, quien se encarga de darle los últimos retoques a un nuevo trabajo sobre el brazo derecho del cantante y guitarrista de La Mississippi. Entusiasmado como un niño con juguete nuevo, Tapia demuestra el mismo sentimiento al referirse a Criollo (2017), el último álbum de un grupo que, cerca de alcanzar los 30 años de vida, definitivamente se convirtió en una marca registrada dentro del rock argentino, al tiempo que exhibe la frescura y el espíritu de búsqueda de los comienzos.

-¿Cómo fue el proceso de creación de las canciones que integran Criollo?

-El disco se gestó durante todo un año de ir y venir a lo largo del país. Nosotros usamos el camino y el viaje como excusas para la composición. Muchas de nuestras canciones fueron hechas en las pruebas de sonido, en teatros de provincias. Nos interesa que la prueba de sonido sea creativa, entonces empezamos a tocar algo de acuerdo con lo que te genera el lugar. Te diría que el 50 por ciento de los temas de Criollo salieron de zapadas en teatros en los que hemos actuado. El disco comenzó a partir de ponernos a delirar un poco musicalmente. Después trajimos esas cosas que grabamos, las escuchamos para ver hacia qué lado íbamos, y empezamos a trabajar en base a las ideas que nos generaba tocar en lugares como Junín o Córdoba. Lo primero que descubrimos fue que queríamos que el disco fuera bien eléctrico, que tuviera canciones de nuestro estilo, que se mueve dentro del ámbito de la música negra.

-A diferencia de su anteúltimo disco de canciones propias, Búfalo (2011), que grabaron en una secuencia de tres días, para Criollo decidieron grabar en cuatro etapas. ¿Fue algo planeado, o se dio naturalmente?

-Al comienzo, la idea era lograr el sonido. Por eso empezamos a ver dónde íbamos a grabar, porque queríamos encontrar un sonido de rock lo más clásico posible. Tomamos muchas opciones sonoras, con diferentes familias de micrófonos, y después de escuchar fuimos eligiendo lo que más nos gustaba. La mezcla también cambió sobre el final, así que fue un proceso de un año de ir probando. Todo lo que escuchás en el disco es en vivo. Nos llevó tiempo hacer eso, y en parte lo logramos por tener tantos años tocando juntos. Pero en la previa fue importante sentirnos cómodos, encontrar los equipos adecuados. Además, nunca hicimos más de tres tomas. Cuando te pasás de las tres tomas, el audio de lo que estás haciendo es totalmente diferente. Es la regla de Neil Young: “Más de tres tomas, ya es otro tema”.

-¿Cómo encaraste el trabajo con las letras?

-Las letras las dejé para el final, siempre lo hago. Cuando ya tengo la idea general del disco, empiezo a escribir. Hay que aprovechar el viaje: siempre uso mucho la combi, el avión y también el movimiento. No puedo escribir sentado. He intentado componer canciones en mi casa y nunca me salió nada (risas). Me gusta ver paisajes cuando escribo, porque se me ocurren cosas más interesantes. O cuando charlo.

-En un pasaje del tema que da inicio al disco, “La montaña”, cantás: “Si mis amigos son sinceros / yo los espero, ya vendrán / en mi montaña me encontrarán”. Es una linda metáfora de la vida cotidiana, como una montaña no necesariamente expresa la idea de trasladarse hacia otro lugar físico.

-Se trata de algo interno, es un viaje en el cual no estás llegando a ningún lugar. Uno tiene una montaña donde va siempre. Hay una frase zen que dice: “Nadie se puede caer de una montaña”. Quiere decir que, en realidad, siempre vas hacia arriba en una montaña, y es el símbolo de ir a un lugar específico, interno. Y allí uno encuentra otras cosas. “La montaña” es como parar y tener un poquito de paz interna. La ciudad o la confusión de vivir tantos (sic) juntos a veces te piden eso.

-En “Odioso” escribiste: “Cambio mi futuro por un poco de pasado”. ¿Qué sensaciones te genera pensar en el futuro?

-El futuro a veces está planteado como situación muy dinámica, que implica hacer millones de cosas, cuando en realidad uno también añora la respiración de los tiempos pasados. Siempre se habla del futuro como algo a lo que hay que llegar. La canción “Odioso” se refiere a cuando te das cuenta que abandonás los momentos más simpáticos de tu vida para hacer cosas que a veces están buenísimas, pero que se pueden dejar de lado para volver a algo más simple.

-¿Algún tema de Criollo se convirtió en tu preferido?

-A mí me gusta “Cuando el corazón te guía”, que es muy del estilo Leon Russell, un tema de rock que suena a banda de 1974. Nosotros le pusimos el “imitador George Harrison”, el mejor músico de la historia del rock, que además tenía la cualidad de componer de una forma en la que todo sonaba increíble. Sus solos eran notables, que en general eran una melodía cantada. Maximizaba lo simple. Queríamos lograr eso en el tema, por ese motivo lo grabamos en el estudio con mucha tranquilidad. Además, abordamos cosas técnicas que antes no habíamos hecho, y que las sacamos del rock clásico: tocar muy suave, con volumen bajo todo el tiempo.

-De hecho, le hicieron el videoclip, que filmaron tanto en Jujuy como en la Ciudad de Buenos Aires.

-La idea era hacer un video sobre gente que pone el corazón en lo que hace, aunque le cueste o sea muy pesado. Lo primero que quisimos fue tener a una mujer como protagonista. Pensamos que en el ambiente del rock y el blues la imagen de la mujer no está muy bien utilizada, generalmente prevalecen los estereotipos. Queríamos encontrar una mujer que trabajara, que hiciera algo lindo y lo mostrara. Pensamos y llegamos hasta las tejedoras de Jujuy, de la Cooperativa P.U.N.H.A. (NdlR: Por Un Nuevo Hombre Americano). Encontramos en ellas a gente muy simple, que hace las cosas con amor y no dejaría de hacerlas por más costoso que fuera.

-Con la aparición de nuevos formatos para acceder a la música, como Spotify, ¿aún tienen expectativas frente a la edición de un CD, o publicarlo se convirtió en una cuestión de formalidad?

-A mí me interesa que la gente se encuentre con la parte visual y táctil de un disco. No concibo la música que no tenga algo de dónde agarrarse, por eso no me gusta el concepto de música digital. Me parece práctico, pero no tiene cuerpo. La música te tiene que generar también algo físico, oloroso (sic), visual. No es algo que vos no toques. Tiene el olor a sus instrumentos, a  la gente.  Por eso la imagen es importantísima para un disco. A mí me gusta dedicarme a las tapas, de hecho, la de Inoxidable (NdlR: disco integrado por temas clásicos del rock argentino, publicado en 2015) la hice con una vieja guitarra de los ‘60, que tallé con los nombres de las canciones (NdlR: ver foto de apertura). En el caso de Criollo, cuando terminé de componer el último tema, estaba en una combi, regresando de Córdoba. Me paré al lado del chofer, a las cuatro de la mañana, y saqué una foto del amanecer con el teléfono celular. Imprimí la foto y la dibujé con lápices (muestra el dibujo), se la entregué al diseñador y en base a esto hizo la tapa. Me gustó la idea de cerrar el disco con lo que veía en ese momento, en la madrugada.

-En marzo de este año La Mississippi se presentó en el Teatro Gran Rivadavia, y dedicaste el show a la memoria de Adrián Otero, fallecido en 2012. ¿Qué recuerdos tenés de él?

-Adrián era un tipo con el que teníamos una linda amistad a pesar que no nos parecíamos en nada, ni ideológicamente. Nos llevábamos fantástico, hablábamos horas y horas por teléfono o cuando nos encontrábamos, sobre libros, comida y cosas que no tenían tanto que ver con la música. Siempre me pareció un tipo genial como entretenedor, que podía divertir a personas de noventa años o a pibes de catorce. Era como un bufón de barrio, como los viejos cantores de tango de los clubes de barrio, por la forma de hablar y saber llevar el show adelante. Me hacía acordar a Alberto Castillo -cantante de tango-, en el sentido de saber qué decir en el momento justo. Su muerte me pareció triste, trágica, porque además estaba recomponiendo un montón de cosas de su vida. Fue un accidente, pero creo que en el momento menos adecuado para la vida de una persona, cuando está en lo mejor, enamorado y con proyectos.

-Van a participar de una nueva edición de B. A. Rock. ¿Qué te genera ser parte de un festival que guarda tanta relación con los orígenes del rock argentino?

-Cuando iba a los B. A. Rock, junto a mis amigos, era un pibe, un adolescente, la pasábamos bárbaro. Tocar en un evento así es importante, pero la sensación es totalmente diferente a cuando era parte del público. Lo que me gusta es que tenga diversidad, que no sólo haya músicos de épocas anteriores, sino también artistas jóvenes. La cualidad del rock siempre fue darle importancia a lo que hace la gente joven, y eso no hay que perderlo.

-En breve La Mississippi llegará a sus tres décadas de vida, algo que pocas bandas lograron en Argentina. ¿Es algo a lo que le prestás especial atención?

-La verdad que no le doy mucha bola a eso. Me parece que en 30 años uno hace un montón de cosas, y puede seguir haciéndolas. No soy muy reflexivo, en ese sentido soy como los budistas, vivo el día y no me preocupo mucho por el mañana. Me gusta reconocer que uno deja cosas musicales o artísticas. A veces, tardás un tiempo en darte cuenta que dejaste cosas. Al principio no le das mucha importancia. Ahora ya lo reconozco, lo veo.

-¿Preparan algún tipo de festejo especial por los treinta años del grupo?

-En noviembre de 2018 vamos a tocar en el Luna Park. Estamos en la etapa previa, la del armado del show. Seguramente van a tocar todos los que estuvieron en la banda, que son muchos. La idea es publicar un disco en vivo con el show del Luna y que se incluyan algunos temas nuevos, para poder mostrar lo que estamos haciendo.

*Lunes 16 en el Festival B.A. Rock en el Estadio Malvinas Argentinas, Gutemberg 350. A las 17 (puntual), en el Escenario Artaud. 

 

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