Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Die Toten Hosen

Campino: "Durante muchos años fui un idiota que sólo escuchaba punk"

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Fernanda Guitian

07 de Octubre, 2017

Campino: "Durante muchos años fui un idiota que sólo escuchaba punk"

Del no future a entrevistar a un Beatle, la historia del más argentino de los alemanes.

Campino entra al caluroso camarín con su metro noventa, su inseparable gorrita, y con la campera de jean negra haciendo juego; y lo primero que hace es pedir un vaso de agua caliente. Ante la mirada absorta de todos los allí presentes explica: “El agua en este estado tiene la capacidad de desintoxicar, si le pones algo, pierde ese poder, y como hoy la noche pienso intoxicarme, la tomo así” (Risas).  Así se maneja Andreas Frege -alias Campino-, que se siente como en casa, de hecho, lo está. Los Die Toten Hosen fueron reconocidos como Huéspedes de Honor de la Ciudad de Buenos Aires en su visita de 2012, y son el grupo extranjero que más shows dio en el país, superando nada más y ni menos que a los Ramones y a Megadeth. Se dieron el lujo de tocar dos veces en la calle (en la Bond Street y en San Telmo) y de grabar un DVD en estas tierras (Noches como éstas: Live in Buenos Aires).

Por eso, cuando le preguntamos cómo definiría su amistad con Piltrafa, el cantante de Violadores, al escuchar el nombre del grupo, se dispara solo a contar la ya clásica historia: “Todo comenzó con un chico alemán que estaba en la escena del punk, y se vino a vivir por un tiempo a Argentina. Nos escribió una carta en la que decía: ´No lo van a creer, hay una escena punk en Buenos Aires y una banda que se llama Los Violadores. Son una versión de los Sex Pistols de Inglaterra. Me preguntan si ustedes estarían interesados en tocar acá, que ellos los invitan´. Cuando la leímos, nos reímos, y les respondimos: ´Okey, ¿por qué no? Si nos mandan los boletos, vamos´. Y no pensábamos que iba a pasar, hasta que nos mandaron los tickets. Ahí dijimos, esto realmente está pasando. Así fue la cosa, cuando llegamos,Los Violadores no existían más, fue el primer show de Pil, si mal no recuerdo (NdR: Fue la presentación oficial de Pilsen, la banda de Piltrafa), nos pusieron como invitados especiales y fue brillante”.

El cantante maneja la charla como si estuviera en un bar de su Düsseldorf natal, sólo le falta la cerveza. También habla de fútbol y de la actualidad de su querido Liverpool: “Ahora que se lesionó Agüero, creo que podremos ganar la liga”, comenta mientras se ríe de la mala suerte del delantero del Manchester City que chocó en un taxi volviendo de ver un show de Maluma.  

-¿Cómo eras de joven, tenías esa actitud rebelde, esa postura punk?

-Siempre vi al punk como algo positivo. Obviamente, para mis padres era algo negativo, con todo eso del no future, pero fue el principio de mi vida musical. Lo veía como algo creativo, fue la chispa que prendió el fuego para algo más. Siempre lo recuerdo como algo constructivo que me cambió. Admito que durante muchos años fui un idiota que sólo escuchaba punk, y que no hablaba con personas que no lo fueran. "¿Qué sentido tiene hablar con alguien que no lo es?", pensaba. Me siento feliz de haber madurado y de haber dejado atrás los clichés y poder abrirme. Porque hay muchas formas de vivir la vida, una gran vida, sin tener que ser necesariamente punk.

-En septiembre se cumplieron 25 años del primer show que dieron en la Argentina, en el extinto Halley. ¿Cuál es el recuerdo más fuerte que tenés de eso?

-Me acuerdo cada uno de los detalles, es increíble, porque está en mi corazón. Cuando arribamos, la policía que controla los pasaportes nos dijo: “Ah, Die Toten Hosen, ustedes vayan por ahí”. Pensamos: “Hey, esto debe ser una joda de la televisión”. Llegamos a la Ciudad y había unos obreros trabajando, pasamos, y nos gritaron: “Toten Hooosen, Toten Hooosen”. No lo podíamos creer, ni tampoco entender por qué. Pero nos dimos cuenta de que los diarios estaban hablando de una banda europea nueva, que venía a Buenos Aires. Además, la gente veía que éramos extraños y llamábamos la atención, con los pelos parados y amarillos. Nos identificaban rápidamente. Recuerdo un micro escolar, lleno de chicas golpeado las ventanas, todas muertas de risa, porque nos veíamos tan estúpidos. (Risas).

-Dicen que la música es un idioma universal, pero ustedes llevaron el concepto un poco más allá, haciendo un punk cantado en alemán, que terminó siendo exitoso. ¿Cómo lo explicarías?

-No pudo haber sido únicamente por la música, porque hay un montón de músicos talentoso con los que no podemos competir, pero creo que, para los chicos de Alemania, éramos únicos, porque cantábamos en su idioma, y sobre sus mismos problemas. Usábamos nuestros slogans, que calzaban con su vida, mejor de los que usaban los ingleses, en definitiva. Ellos no entendían mucho a los ingleses. Esa es la explicación de por qué estamos tan vigentes en Alemania. Y eso nos permitió tocar en otros países, como México, Bélgica, Escandinavia y muchos otros lugares con grandes aventuras. Pero el amor más grande, fue sin ninguna duda con la Argentina. Y nos gusta decirlo, porque realmente lo sentimos, esta es nuestra segunda casa. Quizás no desde el lenguaje: (lo dice en castellano) “Después de 25 años es un poco vergonzoso que mi castellano sea terrible, pero…”. Va más allá de ello, es un sentimiento, compartimos el mismo humor, el mismo amor por la música dura, la misma actitud de vida, y ellos la entienden mejor que nadie.

-Ese éxito tiene un condimento extra, ya que Die Toten Hosen no es una banda de punk convencional, tiene temas con piano, composiciones como "Auflösen", que es una balada. Son un grupo más experimental, como The Clash, ¿no?

-Sí, ellos fueron absolutamente brillantes, y siempre me pregunto qué habría pasado si hubieran seguido. Mucha gente se olvida de que The Clash fue la banda más abierta de todo Londres, y de toda la escena punk. Es una pena que los egos hayan destruido todo lo que pudo haber sido. Más allá de eso, se aseguraron de que todos entiendan que el reggae era vecino del punk, que eran hermanos, ya que los dos eran outsiders, dos culturas en contra del mainstream. Ellos pudieron mezclarlo con el punk, y eso tuvo una gran influencia en nosotros, porque The Clash nos enseñó que eso estaba bien. Sólo nos podemos sacar el sombrero ante ellos.

-Hubo un tiempo en el que te pusiste en la piel de un periodista y entrevistaste a varios músicos, por ejemplo, Joey Ramone. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Conocer a Joey Ramone en New York fue fantástico, estuve ahí 10 días. Él y me llevó a clubes donde siempre nos abrieron las puertas. Y lo más grandioso fue que nadie estaba celoso de Joey, porque tuvo una vida complicada. Estaba casi ciego al final de su vida, y recuerdo que tenía que ayudarlo a cruzar la calle. La gente sabía de eso, pero que también era un buen tipo, 100 por ciento correcto, que ayudaba a la gente haciendo noches de talentos, para darle una mano las nuevas bandas. Por eso era muy respetado en la escena de neoyorquina.

-También entrevistaste a Paul McCartney. ¿Cómo era tu relación con los Beatles?

-Los Beatles eran una banda fantástica de Liverpool, qué más podía desear. Pero en esos días no los respetaba tanto. Me dijeron de entrevistar a Paul McCartney y pensé: "No está mal, ¿por qué no?". Empecé el encuentro diciendo: “Mr. McCartney, toda mi vida odié profundamente a Los Beatles -pude ver cómo la cara se le caía a pedazos-, hasta que me di cuenta que mis héroes, The Boys, le habían robado todo a los Beatles, desde de la A hasta la Z. Cuando caí, ustedes se convirtieron en mi banda favorita”. Mr. McCartney empezó a reírse de nuevo (lo imita mientras se sonríe). Una persona así, si quiere, puede hacerte sentir pequeño, pero cuando estábamos en ese cuarto, me dio la sensación de que estábamos los dos ahí, al mismo nivel. Linda McCartney venía, me molestaba y me preguntaba de qué estaban hechos mis pantalones, mientras los estiraba (risas). Ella se dio cuenta de que había un idiota de Alemania pasando el tiempo con su esposo.

-Estuviste en la misma situación con tu ídolo, Joe Strummer. ¿El trato fue similar?

-La cosa fue muy diferente con él, recuerdo que tuve un par de posibilidades de conocerlo, y no fui porque tenía miedo de que mi ídolo fuera un idiota. Hasta que un día dije: "Basta, vamos a hacer las cosas bien". Y acepté. Gracias coil fiyatları  a Dios, no dije que "no", porque fue un gran día. Desde esa conversación, se convirtió en un héroe mucho más grande para mí, porque fue muy modesto, tímido y fantástico. Lamentablemente, al poco tiempo murió, pero recuerdo que me había dado su número para seguir en contacto, porque teníamos planes de hacer algo juntos, algo referido a la música. Había ideas porque él se interesó en lo que estábamos haciendo.

-Recién hablaste de Joey, vos estuviste junto a Iggy Pop en el último concierto de Los Ramones en la Argentina. ¿Fue un momento agridulce? Estaban tocando en un show de estadio, pero a la vez una de sus grandes influencias se estaba retirando...

-El mejor momento de ese día fue cuando empezó a sonar la intro de los Ramones (“The Good, the Bad and the Ugly”) y la gente gritó: “Ah, ah, ah, ah, Ra-mo-nes". Eso no lo tenés ni en Europa, ni en Estados Unidos, porque ellos dicen "Ramons". Fue una locura. Pero también fue muy triste porque nos dimos cuenta de que Joey tenía que ser llevado al costado del escenario, para ser tratado por los médicos. Ya estaba muy enfermo eleaf i stick pico y le costaba hacer el show; además de ver en directo los problemas internos en la banda. Después de la separación, hubo un montón de biografías y todo el mundo sabía, pero hasta ese día, no era oficial. Y no fue fácil, porque si eras amigo de Joey, automáticamente no eras amigo de Johnny, o sólo te hablaba con cuando Joey no estaba en la sala. Recuerdo una vez que los visité en Australia, pasé al backstage y fue raro, porque Johnny fue muy bueno conmigo, me ofreció una cerveza, pero en el instante que Joey apareció, todo se hizo frio y dejó el cuarto. Fue terrible para toda la gente que creía en la filosofía de Los Ramones como una fuerza unida.

-En su show del 2012, cantaron "Mi Buenos Aires Querido". ¿Están trabajando en alguna nueva canción para homenajear a la Argentina?

-Tenemos una que habla sobre San Telmo, pero lo chicos dijeron que la música era tan mala que decidimos no lanzarla. Breiti (guitarrista) pensó: “Si lanzamos vaporesso revenger  esto, nos van a odiar para siempre” (Risas). Así que todavía estamos buscando una buena canción sobre Argentina y Buenos Aires.

La inminente prueba de sonido corta de cuajo la charla sin poder tocar temas de la furiosa actualidad del grupo, como el fallecimiento del baterista y amigo, Wolfgang Rohde, y de su nuevo disco de covers, Learning English Lesson 2. Una pena, ya habíamos pedido dos cervezas frí as.

 

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