Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Andrea Alvarez

"La autogestión me había agotado"

Cronista: Pablo Andisco | Fotos: Gentileza prensa

21 de Junio, 2017

"La autogestión me había agotado"

Después de un año alejada de los escenarios, la baterista se presenta con su power trío en Club V. El rock como estilo de vida, la aventura de los Grammy Latinos y su mirada crítica y apasionada de la música.

“Junté fuerzas y ganas como para arremeter nuevamente. No puedo estar sin tocar, eso es un hecho”. Después de más de un año, Andrea Álvarez vuelve a los escenarios porteños con su trío (Lonnie Hillyer en bajo y Tomás Brugués en guitarra) para presentar su EP de reversiones propias, Porque si, y repasar su extensa carrera solista.

Con Cam Beszkin como invitada al show de apertura -“es una artista que me gusta mucho, su disco es maravilloso y me parece una linda manera de unir distintas generaciones de músicas”- la baterista analiza su actualidad, la del rock desde su lugar (de mujer y pionera) y aquellas cuestiones que la enojan, la motivan y la conmueven, con la misma pasión con la que golpea bombos y platillos. 

-Después de un disco exitoso como Y lo dejamos venir (2015), diste a conocer un EP digital de reversiones, algunas más ajustadas a la original, otras bien distintas; pero las cuatro con la impronta muy clara del power trío. ¿De dónde surge la inquietud de realizar estas interpretaciones?
-La idea original es siempre estar en movimiento. Fue un año donde decidí no tocar en vivo por varios motivos, y uno es que la autogestión me había agotado. Me llevaba mucho tiempo producir sola cada show y el peso de la vida misma hacía poco disfrutable el balance final, y mi objetivo principal al hacerme solista siempre fue el goce como base. Y si bien funcionamos bien grabando, nuestro punto fuerte es el vivo, ya que nunca tocamos igual los temas y es lo que más nos gusta hacer.

-Entre las versiones, elegiste “Te maté porque sí”, de tu disco homónimo de 2001, que es inevitable resignificarla en tiempos en los que, dentro de la sociedad en general y en el rock en particular, se cuestionan prácticas machistas permitidas durante muchos años ¿Creés que hay un cambio de paradigma al respecto? ¿Cómo lo vivís como mujer y rockera?
-La canción habla de una violencia sistemática y de terminarla de golpe sin necesidad de explicar el motivo. No me gusta poner la palabra rock asociada con abusos o violencia generada por personas. Esto está en la sociedad toda, es un hecho, es histórico. Ni siquiera cambia hoy por hablarlo, es más, a veces hoy se cuida la forma de hablar para el afuera y se es exactamente igual de violento, misógino y horrible que antes, pero tuneado a los tiempos que corren. Estamos muy lejos de cambiar.

-¿Por qué?
-A veces siento que determinadas cosas atrasan mil años y hasta perjudican en la lucha. La sociedad es violenta e hipócrita. Pasivo agresiva. Los valores están cambiados para cualquier lado. No necesariamente la violencia es desde el varón, sino de una cultura patriarcal, que no es lo mismo, por eso también la ejercen mujeres desde esa educación que naturaliza esto.

-¿Cómo se comporta el rock ante ese panorama?
-Lo que no percibo desde el rock hoy es que se cuestione de verdad, arriesgando algo. Sigo viendo complicidad, necesidad de agradar, encajar, quedar bien con, de hacer todo lo contrario a lo que para mí hay que hacer desde el género como movimiento. Nada está incómodo, es más bien tibio. Y observo muy pocas artistas poniéndose en carne viva ante el afuera. Por ahí no tienen la necesidad. Yo, al contrario y teniendo 55 años, tengo ganas de salir a romper todo de verdad; por eso a veces me sorprende que las más chicas no tengan un impulso más “guerrillero”.

-Cambiando de tema, Y lo dejamos venir estuvo nominado a los Grammy Latinos, en una lista integrada exclusivamente por artistas argentinos. ¿Cómo ves la actualidad de nuestro rock? 
-Que no se puede contestar nada de verdad, que te dejan afuera por mala onda. O sea, me aburrí. Me gustan muchas bandas nuevas pero yo tengo una edad que ya vi y participé de mucho, aún así siempre aparece algún grupo o artista que me entusiasma y me vuelve fan y eso yo lo agradezco. Nuestro rock se divide en “rock nacional”, donde entra todo, y “rock argentino”, que es el hecho acá y el que más me gusta, porque es rock, no una balada con guitarra eléctrica. No tengo prejuicios con los estilos, de hecho, toco con Natalia Oreiro, me encanta hacerlo y la adoro a ella, pero una banana no es una manzana, y nunca lo será.

-No coincidís, entonces, con aquello de que “el rock murió” y de que ya no aparecen bandas nuevas.
-Cuando empiezan con que el rock murió y todo eso, me dan ganas de decirles que cierren el culo, que no jodan. Todo el mundo usa la palabra rock como si fuera sinónimo de algo superior, pero no escuchan ni gustan del rock en sí, sino de la idea. Nada muere, porque es un estilo musical y una actitud en la vida que vive siempre. Eso sí, hay gente que lo ejecuta y esa gente sí muere en vida algunas veces. Por cagones.

-¿Dónde aparece esa diferencia?
-Como dice El Perrodiablo, hay músicos que interpretan el rock y otros que lo tocan. Toda persona que sabe tocar puede interpretar. Yo toco cumbia o pop comercial o puedo tocar folklore o tango si me lo piden, pero no soy eso. Desde hace rato se monopolizó la escena de una forma que, como la plantación de soja, quemó los campos. Cuesta sembrar algo nuevo, el terreno ya no es fértil.

-¿Cómo puede surgir una renovación en este contexto?
-Hay mucho artista interesante pero no puede desarrollarse como antes, en escenarios mejores y teniendo más fechas, por muchos motivos que no tienen que ver con lo musical. Cuando se habla de bandas nuevas, en general, son algunas que hace rato que están y cuyos integrantes tienen 30 años. O de grupos que tienen la suerte de tener una estructura que los hace visibles y bueno, se repiten en la escena, se ven más. En general a mí me gustan otras, no esas.

-Un año después de la edición de un disco en formato tradicional, que fue avalado y reconocido por el mercado, pasaste a un formato propio de estos tiempos de redes sociales, donde la difusión es más instantánea. ¿Cómo analizas este momento de la industria?
-Nunca termino de entender qué es la Industria discográfica, ya que mi disco en realidad fue nominado por los Grammy Latinos porque mi técnico lo presentó, lo vieron y gustó. Si él no lo mostraba, nadie se hubiera enterado. Me encantó la experiencia, lo disfruté y estoy agradecida, pero esa es la posta. Yo soy independiente porque no consigo nadie que me ayude a desarrollar mi carrera y me pago mis discos porque no logro que alguien quiera hacerlo. O sea, ¡la industria no me reconoce nada! (Risas) Fui autogestionada, conseguí un sponsor para los pasajes y para pagarme una persona que me represente y no ir sola. Nadie de la industria me dijo nada ni me lo ofreció. Hacerlo es fácil con las herramientas de hoy, requiere organización y ganas. Pero podes tener el mejor disco que, si nadie se entera, el pobre se queda ahí sin ser escuchado.

-¿Qué planes tenés para la segunda mitad del año?
-La vida es generosa conmigo y me convocan bastante. Aparte de lo de Natalia Oreiro, que me llevó a compartir, con una gran banda, escenarios en lugares impensados, como Rusia, y de estar en el programa Rock del País, invitada por alguien que adoro como el Bebe Contepomi; estoy por tocar con Draco Rosa, en su show de Rock al Parque, donde festeja el vigésimo aniversario de su gran disco Vagabundo. Lonnie Hillyer será su bajista también, así que terminamos el show y salimos para su estudio de Puerto Rico. A Colombia, también, iré con mi disco, para ver si puedo tocar alguna vez allá; ese es mi deseo principal en la vida: llevar mi música por el mundo.

*Jueves 22 en Club V, Corrientes 5008. Junto a Cam Beszkin. A las 21:30.

 

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