"De la oscuridad también salen buenas cosas"

Desde su origen en 2006 La Chusma se ha caracterizado siempre por ser un espacio de encuentro entre amigos, y también de militancia, social y artística, en el cual se puede repensar lo establecido para modificarlo. Los años, las vivencias y los discos principalmente, han reforzado el discurso de la banda, que cambió en su forma, en el cómo dicen las cosas, pero no en su contenido. Retroceder nunca, rendirse jamás.

Es martes por la tarde en Almagro (o Caballito, depende), y cuatro de los cinco integrantes del grupo se enlistan para la foto de rigor. De fondo, un mural poco iluminado observa una tras otras las tomas que se realizan. Sólo falta Lelo, el baterista, quien llegaría minutos después. “Te lo perdiste”, le dicen sus compañeros, aunque este no parece inmutarse. La química entre ellos es innegable.  

Sentados uno al lado del otro, el quinteto habla largo y tendido sobre su arranque, que ocurrió dos años después de Cromañón. La tragedia, como a muchos otros conjuntos, los atravesó de manera directa e indirecta, y los obligó a reinventarse, agudizar el ingenio, ya que lo único que querían era tocar.  “Venimos desde hace mucho tiempo y vimos pasar bastante cosas”, sostiene Cholo, cantante y frontman. Pero asegura: “De la oscuridad también salen buenas cosas”.

El otro tema que se cuela en la charla es la salida de su nuevo material: tres EPs, con la misma cantidad de canciones, que terminan por conformar un sólo álbum, aunque no en el sentido tradicional. En lo macro, es una empresa por demás ambiciosa, mucho más para La Chusma, un colectivo artístico autogestionado. Aunque, claro está, no piensan en lo económico, porque hacen lo que quieren, aunque la mayoría de las veces salgan perdiendo en lo monetario.

En lo micro, se trata de entregas atípicas, que reflejan las diferentes inquietudes y facetas de la banda. La trilogía, entonces, abrió con Nalai, que ahonda en los caminos del reggae, dancehall, reggaeton y rap, y que además cuenta con la participación de Malena D´Alessio, en “Amiga”; La Tribu del Hip Hop, en “La ciencia es religión”; y Gaspar Om, en “Buscale”. La salida del trabajo coincidió con la primera fecha que hicieron en el año, en abril. Por sus características, confiesan, implicó otro tipo de preparación y ensayos. Por ejemplo, en vivo tuvieron que recurrir a la utilización de pistas, situación a la que se tuvieron que amoldar con algo de esfuerzo.  

En lo inmediato, planean publicar el segundo EP de la saga, Mapu, el cual anticipan tendrá un sonido mucho más rockero que su antecesor. Seguros de lo que viene haciendo, el grupo se despide con la promesa de finalizar la trilogía con UJ, disco que apelará a la identidad más acústica y despojada de los músicos. Hasta entonces, sólo queda resistir con aguante.