"Aunque nunca fuimos muy populares, para muchos somos de culto"

La operación retorno comenzó hace apenas unos meses. En realidad, en su concepción original no era más que una idea, efímera y remota. Lejana. Pocos o casi nadie creía posible el regreso a los escenarios de Mala Suerte, banda punk rock, que editó tres discos de estudio -La máxima emoción, Sinfonía nocturna y La herencia de los náufragos-, tocó con Ramones y que tuvo su apogeo en los ’90. Pese a todo, apareció la luz al final del camino.

Dos fueron los motivos que impulsaron “la reunión histórica”, y que se concretará el sábado 8 en el Teatro Vorterix, donde además se venderá un box set con la trilogía de discos remasterizados. En principio, la cuestión del tiempo, ya que este año se cumplen 20 de la separación de la banda. Por otra parte, también se dio la vuelta del guitarrista Gabriel Irisarri, quien actualmente está viviendo en Irlanda del Norte. “Nos dimos cuenta de que para muchos somos una banda de culto, aunque nunca fuimos muy populares en aquella época”, reconoce el cantante Alejandro Fassi sobre el regreso de Mala Suerte, que obviamente presentará su formación original, con Ariel Kesler en bajo, Gustavo Jurio en teclados y Cachorro Raggio en guitarra. “Estamos sorprendidos por la cantidad de gente que nos demostró cariño”.

Los primeros ensayos (que hicieron sin Irisarri, debido a que llegó hace un par de días), recuerda Fassi, lo sorprendieron, por cómo sonaban las canciones. “Pese a que intentamos preservar la frescura de aquellos años, resultó imposible no imprimirle nuestra impronta actual”, admite y agrega: “Después de tantos años y tantas experiencias, es inevitable”. Asimismo, apunta que le costó cantar esas canciones, las cuales en su gran mayoría compuso a los 16, 17. “No reniego, pero pasó tanto tiempo que me sentí extraño”, comenta. “Me tuve que poner en el personaje e interpretarlas”.

A lo largo de la charla, la cuestión de la juventud se filtrará en reiteradas ocasiones. Como cuando recuerda la mítica presentación que compartieron con Ramones, en Obras. “Si bien eran nuestros referentes, no tomábamos conciencia de lo que significaba”, dice Fassi. Con la misma soltura y honestidad, también sostiene que la separación ocurrió por temas de la edad. “Cada uno tuvo necesidades diferentes, no hubo ni peleas ni nada”, cuenta y explica que por eso surgió una tremenda energía a la hora de ensayar. “Estos meses vienen siendo algo mágico”, reflexiona.

-Si tuvieras que señalar los puntos más altos de la banda, ¿cuáles serían?

-El show de los Ramones sería uno; eran nuestros héroes. También podría marcar la salida del corte “Cuando el sol se va”, esa oda a la cerveza que tuvo cierta difusión y nos hizo llegar a un montón de gente. El tercer disco, La Herencia de los náufragos (1995), fue otro punto alto, porque resultó un quiebre para nosotros, porque incursionamos en el punk rock celta. Sin darnos cuenta, fuimos pioneros en ese género.

-Sobre llegar a más gente, tocaron en La TV Ataca, de Mario Pergolini, y Feliz Domingo, de Silvio Solán, en una época donde presentarse en esos ámbitos era todavía importante. ¿Cómo recordás esas situaciones?

-Como algo muy bizarro. Lo que pasa es que no nos cuestionábamos tanto como deberíamos. De alguna forma también reivindicábamos cuestiones de la filosofía punk, que pasan por reírse de cierta rigidez convencional. Eran las campañas de prensa que utilizaban en ese momento. En el caso de La TV Ataca, tocamos en vivo, porque las condiciones técnicas lo ameritaban. Mientras que en Feliz Domingo, realizamos playback. Era lo que destilaba y eran varias la bandas que lo hicieron, como Divididos. Así que no nos sentíamos tan solo en ese aspecto. Además, hacer playback en Feliz Domingo no nos parecía tan terrible. 

*Sábado 8 en el Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455. Junto a Zona 84 y Más Calaveras. A las 19.