Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Victoria Real

"El silencio es mi lugar de creación"

Cronista: Lucía Fernández | Fotos: Gentileza prensa

07 de Abril, 2017

"El silencio es mi lugar de creación"

Conversamos con Victoria Caregnato sobre su proyecto solista y el disco que lanzó a finales del año pasado, una obra con la que espera encontrar y transmitir la tan anhelada paz.

Victoria Real es el proyecto musical de Victoria Caregnato, algo tan singular como su propia historia. Música para sanar máquinas rotas (2016), su primer álbum solista, contiene diez canciones con una estructura poco convencional de matices, música experimental y cortas, pero suficientes para armar una obra muy interesante. 

-Pasaste de un dúo, Tía Luisa, a Victoria Real. ¿A qué se debió el cambio?
-Creo que el nivel de compromiso de cada integrante en un proyecto determina los roles, es el motor y no siempre se tiene el mismo empuje para hacer algo. Reconocí que estaba sola, con ese motor encendido a toda revolución, así que nació Victoria Real.

-¿Cómo surgió la idea de viajar a París y tomar cursos dictados por Robert Fripp, guitarrista de King Crimson?
-Fue la vida la que me llevo ahí. Viajé a París por motivos personales, como un escape de lo que me rodeaba, que me hacía mal. Una gran amiga me dio esa posibilidad y me fui con una maleta, 200 dólares y sin hablar francés. No sabía quién era, ni lo que quería hacer de mi vida. Mientras aprendía francés y trabajaba de Fille au pair, alquilaba en La Cite des Arts y conocí a un músico sueco, que me llevo a los cursos con Robert y ahí encontré mi lugar en el mundo. No paré de hacer cursos durante siete años seguidos.

-¿En qué medida esta experiencia influyó en este nuevo proyecto?
-Supongo que muchísimo. Lo que más agradezco es haberme dado las herramientas para que pueda descubrirme.

-¿Cómo fue el proceso de composición y materialización de Música para sanar máquinas rotas?
-Estaba en un momento donde me había vaciado por completo, en el que había soltado todo. En Barcelona dejé un placard lleno de ropa y diez años de vida europea. Era momento de comenzar de nuevo. Demasiados cursos, demasiada energía en todo lo que hacía. Además, tenía dos proyectos musicales y un laburo para sobrevivir, me desgasté, llegué a punto caramelo y necesité desprenderme de todo, otra vez. Y lo hice. Salté al vacío. El destino me devolvió a Argentina, a las sierras, donde viví en carpa hasta que hicimos con mi compañero una casa de barro. Mientras tanto, venía componiendo, siempre lo hice. Tanto que en Barcelona tuve que dejar mi banda, The Eclectics, con todo el repertorio armado. Había quedado algo pendiente para mí. La necesidad se terminó de materializar en las sierras, con Música para sanar máquinas rotas.

-¿Cuáles son las influencias que intervienen en este disco?
-Aunque la genuino no existe (por lo menos no de manera absoluta), intento dejar que salga lo que hay en mi interior, no parecerme a nada ni a nadie, aunque sin querer pueda llegar a coincidir. Yo parto desde el silencio, ese es mi lugar de creación. Una vez me dijeron: ‘‘Se parece a St. Vincent”. No tenía idea de lo que hacía esa banda. No obstante, existe una necesidad general en encontrar parecidos. Y el oído humano se acostumbra mucho, se familiariza; de hecho, la práctica musical se basa en eso. Otros me confesaron: "Es raro lo que hacen pero está bueno". Supongo que la influencia está en lo que sale de mí, y en parte eso está mezclado por toda la música que he escuchado, que me ha movilizado en la vida. Ocurre a un nivel inconsciente. 

-¿Cuál es el mensaje que intentas trasmitir a través de la música?
-El disco fue creado desde un lugar muy cuidado, con mucha meditación porque quería plasmar algo que diera paz. Aunque primero hice las canciones para mí, para que me dieran esa tranquilidad, y así fue. Me sacaron de momentos de oscuridad, cada una apareció cuando más la necesitaba. Con el poco presupuesto y la nula experiencia en producción que tenía, busqué hacer algo con calidad, que saliera del alma, que lo pudiera compartir y que le brindará algo al otro también. Siempre fui muy introvertida, y las reuniones sociales no son mi fuerte, por eso quería comunicarme con el mundo de otra manera, más real para mí).

-¿Además de sanar, que otra intención tiene para vos la música? 
-Creo que en la música está lo divino, lo perfecto, el amor, lo sagrado, el compromiso, la disciplina, etc. Intentar hacer música en serio es querer conectar con todo eso. Es un camino. Es buscar afinarse uno mismo todo el tiempo porque solemos vivir desafinados, desentonados y desarmonizados, mucho más que las cuerdas.

 

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