"Lo logrado hasta el momento nos habla de un presente sólido"

Con poco más de tres años de vida, DUM (siglas que resumen Damos Unidos Más) supo hacerse de un nombre en la poblada escena del new metal argentino, faena por demás complicada en estos días a causa de la abultada oferta que existe (¡gracias a Dios!). Producto de ese esfuerzo por sobresalir, publicaron en ese ínterin un EP (que contó con la colaboración de Andrés Giménez, de A.N.I.M.A.L.) y un LP, Ser (2016), que el año pasado presentaron en The Roxy Live, y que contra todos los pronósticos colmaron, marcando un hito en la carrera de esta joven agrupación.

“Uno siempre aspira a mucho, pero en el 2014 hubo un quiebre en el rumbo que decidimos tomar, cuando presentamos el adelanto del disco en un Asbury completo, casi 400 personas luego de un trabajo de gira por radios y acústicos”, cuenta Juan Balvin, cantante del cuarteto que completan Federico Ghidella, en guitarra, Diego Bono, en bajo, y Lucas Silvestri, en batería. “El regalo de la gente que vino un día de tormenta a cantar las canciones fue una inyección anímica tremenda y si ya estábamos motivados, eso nos dio mucha más fuerza”, recuerda sobre el punto de inflexión en la carrera del grupo. “Desde que empezamos no paramos de trabajar y creo que todo lo logrado hasta ahora responde a eso, trabajo constante incansable que permanece hasta el día de hoy”.

-Todo el trabajo fue abriendo puertas, evidentemente.

-Sí, y una de ellas fue la de Andrés en el adelanto del LP, con su experiencia y consejos nos aportó muchísimo en el laburo que ya estaba prácticamente producido y terminado por nosotros. Fue el toque final a un laburo que potenció nuestra esencia y así lo vimos cuando en 2016 grabamos los otros seis temas que conformaron Ser. Percibimos una misma línea y estilo. Para toda banda valorar el camino es fundamental porque cada paso que das es lo que te va moldeando para el presente y para lo que venga.

-Luego de todo lo vivido hasta el momento, ¿cómo recordás el origen del grupo?

-Con mucho cariño. Nuestros ensayos eran en la vieja sala de A.N.I.M.A.L., en Ituzaingó. Ahí empezó todo, la mayor parte de las canciones fueron compuestas y arregladas en ese lugar mítico. Ahora que tenemos sala propia vemos cuánto crecimos a nivel sonido y en calidad. Hubo un tiempo en que ensayábamos casi todos los días; recuerdo que vivía en el centro y para ir hasta allá me tomaba el subte hasta once, después el tren a Castelar, luego el 269 por María Paz, que me dejaba a diez cuadras. No había excusa, había que ensayar sí o sí.

-Por lo que se ve, son conscientes de que aún les falta mucho por recorrer.

-Tal cual, pero lo logrado hasta el momento nos habla de un presente sólido, el cual tiene que ver también directamente con el vínculo personal entre el grupo humano. Esa es la clave de la constancia y dicen los que saben que después de todo y al final del camino lo que queda es la familia, que es lo que tratamos de cuidar.

-Además de integrar el tracklist, Ser es el nombre del disco y la canción que eligieron como corte. ¿Por qué?

-Sencillamente, porque abarca la mayor parte de los matices de DUM: contiene varios de los estadíos de nuestra musicalidad y además encontramos en ella el núcleo del concepto filosófico de todo el disco en esa letra.

-¿Qué implica "ser" para ustedes?

-Genuinidad, evolución, reinvención constante. En la búsqueda del concepto artístico nos encontramos trazando una línea entre lo que pensamos, decimos y vivimos, Ser es eso, ser como uno es y eso representa el disco. A la hora de interpretar en vivo, hay algo real que se transmite y se retroalimenta con la gente porque de alguna forma se crea un sentido de pertenencia.     

-Luego de todo lo que consiguieron, ¿cuál imaginan que será el siguiente gran paso de la banda?

-De acuerdo a la realidad que nos toca vivir, será poder tocar, tocar y tocar. Al disco le queda un largo camino por delante y estamos eso. Pero concretamente tenemos ganas de llevar nuestra música afuera. Falta mucho por recorrer y reconocer eso de verdad es una batalla ganada al ego que mata el arte.