Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Rolando Castello Junior

"Cuando uno está haciendo historia, no se da cuenta de la magnitud"

Cronista: Fernanda Miguel | Fotos: Anabella Reggiani

28 de Enero, 2017

"Cuando uno está haciendo historia, no se da cuenta de la magnitud"

El músico llegó a nuestro país para celebrar sus 50 años de trayectoria con grandes artistas invitados, pero antes nos hace un breve repaso de cómo fueron sus primeros tiempos y también su visión de la actualidad.

Cuando se es niño, la capacidad de sorpresa está intacta y siempre hay algo o alguien que sacude la mente y de alguna forma determina qué es lo que se quiere ser de adulto. Algunos se quedan en el camino, otros como Rolando Castello Junior lo llevan para toda su vida. Cuando tenía 13 años, estaba viendo un programa de televisión de Roberto Carlos, que se transmitía los domingos a la tarde en su Brasil natal. Un día de esos, presentó a los Beat Boys, un grupo de argentinos que se había radicado en allá y tocaban temas de The Beatles. Ese día hicieron “Day Tripper”, una canción que hasta ese momento no conocía, porque todavía faltaban muchos años para la masividad de Internet. “Ese riff me voló la cabeza”, recuerda Rolando y agrega: “Ahí empecé con la batería y de hecho me metí en una escuela para estudiar este instrumento”.

 A los 17 años se fue un tiempo a México y de alguna forma ese fue el click para entender que esa era la profesión de su vida. “Me profesionalicé ahí, porque fue la primera vez que toqué y me di cuenta que se ganaba plata también”, comenta entre risas. Allí formó parte de varias bandas, entre ellas el TRI, aunque un par de años después, decidió volver a Brasil.

-Luego del regreso, fuiste parte de bandas relacionadas al rock. Nosotros tenemos un concepto de tu país más relacionado al carnaval, la samba, etc. ¿Cómo es, y cómo era, hacer rock en Brasil?

-Bastante difícil, porque tenés todas contras, nada a favor en relación al rock. Aunque en los años 80 hubo una explosión de rock en Brasil, pero yo no diría que fue más bien pop. Pero en los 70, aunque era más difícil, por otro lado, tenías mucho público. Sin televisión o sin radio, la gente iba a los recitales. Había pocas bandas grandes y buenas, de las cuales tuve el privilegio de tocar en dos, Made in Brazil y Patrulla del Espacio. También vivíamos el ambiente de la dictadura, lo que era bastante molesto, porque los chicos de pelo largo tenían una connotación con la droga y esas cosas. Ahora, en los 2000, hay muchas bandas, el rock es algo normal en Brasil. De todas formas, para las bandas nuevas, aunque hay un circuito under pero es un segmento muy chico.  

-Tiempo después, te encontraste con Pappo y Alejandro Medina. ¿Cómo fueron esos primeros encuentros?

-A Medina lo conocí en el 74, en Río, porque que él estaba tocando ahí. Después lo vi varias veces en Sao Pablo, ya que se fue a vivir ahí, donde yo también vivía. Un día del 76, vino a casa y me dijo que estaba con Pappo en una finca, a casi 70 kilómetros de la capital, eso me parecía imposible. Yo era fan tanto de él como de Pappo; de hecho el primer disco que conocí de Pappo fue cuando volví de México, el Volumen III (NdR: disco de Pappo‘s Blues), que una amiga me lo hizo escuchar. Así que después del primer tema me volví fanático,  no sólo de Pappo, sino de Pomo y de Machi, de las canciones del disco, todo muy bien grabado. Por otro lado, a Medina lo había escuchado en el disco de Billy Bond y La Pesada, el de la oreja (Vol. 2) y  por la canción “La Maldita máquina de matar”, que me pegó muy fuerte. Ese primer día que estuvimos los tres juntos, tocamos, sonó bien y seguimos adelante en lo que después fue Aeroblus.

-Mencionabas la dictadura en Brasil, y Aeroblus también fue en plena dictadura argentina...

-Formamos la banda en el peor momento posible, porque el golpe fue en marzo del 76 y nosotros habremos venido a Argentina para agosto, no sé la fecha precisa, pero poco tiempo después del golpe. Fue la fase más terrible, fue una carnicería, un exterminio. Era muy feo vivir en Argentina. Ese fue uno de los motivos por los cuales en algún momento decidí quedarme en Brasil y no volver a tocar acá con los chicos, porque la cosa estaba bastante fea, a nivel represión y también a nivel económico, estaba todo para el orto. Comprabas una coca a 40 pesos, el sábado estaba 50 y el lunes 80. Un delirio vivir acá. Ahora, a la distancia, de lejos, hablamos tranquilamente sobre el asunto, pero era muy terrible vivir en esa época.

-Volviendo a Aeroblues, la banda no duró más que un año. ¿Pensas que pudo haber seguido más o fue el tiempo justo?

-Cuando oye lo que tocábamos y lo que hicimos, sé que estuvo bueno, que debería haber más. Teníamos algunos otros temas, que no entraron en el disco, bastante buenos. Tengo algo grabado de la época. Me hubiera gustado que dure más tiempo. Sin falsa modestia, pero cuando uno está haciendo la historia, no se da cuenta de la magnitud que puede alcanzar. Como Aeroblus, por ejemplo. Hubiera sido lindo seguir, pero realmente no era un buen momento, no conseguimos sortear todas esas cosas. Además, Pappo se había casado y yo vivía en su casa, en su habitación con él. Entonces, como iba a venir con la señora, se hizo un poco raro quedarme ahí también. Además, yo sentía la falta de mi familia. Uno siente la falta de su casa, de su gente, entonces, fueron cositas que se juntaron. Fui de vacaciones a Brasil y los cuatro días recibo una invitación para tocar con Arnaldo Baptista, quien armó la Patrulla. La elección fue bastante difícil, son estilos muy distintos. Arnaldo toca piano acústico, entonces salí de una cosa de guitarras eléctricas al mango, para el piano que tenía, aunque era bastante polenta, pero era otra onda. Pero me vino bien, porque no fue cambiar Aeroblus por otro Aeroblus, sería imposible incluso. Fue por una cosa bastante distinta, fue un cambio total en mi vida, volver a casa, y hacer una música menos densa, aunque tenía muy buena calidad las canciones, pero era algo más melódica.

-Un tiempo después, hiciste tu propio sello, Vinil Urbano, ¿qué te llevó a tomar esta decisión?

-Desde que empezamos con Patrulla teníamos mucha dificultad para editar los discos. También si llevabas tu laburo a una discográfica, te decían lo que tenías que hacer, entonces, por una cuestión de libertad creativa, hicimos el sellos. Somos los precursores del disco independiente en Brasil, por lo menos a nivel rock. Ahora hacemos las producciones independientes, pero negocio con sellos pequeños que son también independientes, porque hoy cambió mucho el mercado, y alguien tiene que distribuir el disco. Antes no, vendías por correo, en los recitales y ahora todo eso cambió.

-En 50 años de trayectoria, viviste diversas etapas, viste pasar muchas bandas, ¿en qué lugar, musicalmente hablando, crees que estamos parados tanto en Argentina como en Brasil?

-Hoy en día estamos parados al borde del abismo, porque lamentablemente desde hace años la situación económica de ambos países es bastante mala. Esto afecta mucho al mercado. Además, veo que hay muchas bandas, muchos medios, mucha tecnología, pero no veo cómo los chicos van a poder tener una banda como La Renga, por ejemplo, o como fue Soda StereoPappo‘s Blues, es muy difícil porque es un mercado que se agrandó achicando.

-¿Qué expectativas tenés para el show en La Trastienda?

-Las expectativas son las mejores posibles, porque a nivel musical este proyecto se cierra acá, en Buenos Aires. Antes realicé dos recitales en Sao Pablo y otro en Curitiba, que son ciudades que tienen que ver con mi producción artística. A estos shows los estamos grabando y tengo muchas ansias por el resultado del documento que va a salir. Con La Trastienda en sí, la verdad es que estoy un poco nervioso, hay muchas canciones, hay que ensayar con mucha gente y aparece el cansancio, porque la verdad es que yo no soy ningún jovencito (risas).

*Foto: Gentileza prensa/Leandro Almeida.

*Sábado 28 en La Trastienda Samsung, Balcarce 460. A las 21. 

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